"No Me Sueltes" Richard Camacho.

Conociéndonos.

Todo comenzó con un "despiértate, tienes que ir a trabajar" esa mañana de invierno en donde solo se oía el caer de la lluvia, en dónde pensaba solamente en seguir durmiendo acurrucada en mi cama, con mi cabeza apoyada en la almohada. Timbró el despertador, eran las 7:30 de la mañana y yo sólo quería seguir acostada, pero lamentablemente (para mí) no podía porque hoy era el gran día en el que el canal de radio en la que trabajo iba a ser un completo caos pues iría CNCO de promoción y yo siendo una de las productoras tenía que estar ahí como cada día de mi vida.
Desayunando leía toda la programación del día de hoy, tenía que hacer esto, tenía que hacer lo otro, mundo de trabajo por hacer. Busque las llaves de mi casa, por heladera, mesas, cocina, zapatos, y por todas los lugares que ustedes pueden imaginarse ¿Y que creen? No las encontré, me volví loca buscándolas porque se me hacía tarde para ir al trabajo me dije a mi misma:
- Tranquila ya las encontrarás, respira lentamente.
Y ahí se me prendió el foquito y recordé en dónde las había dejado, el lugar más obvio y tonto en el que no las busqué, el llavero que estaba colgado en mi pared, me eché una carcajada inmensa, tomé las llaves y partí rumbo a la radio. Cuando llegué (y como ya lo imaginaba) era todo un caos, que fans por aquí y por allá, que gritos, que mis compañeros corriendo como locos, yo me senté en el sillón y me tomé un café del cual estaba horrible por cierto pero necesitaba despertarme porque todavía estaba medio dormida; en eso llega mi compañero de trabajo, se llama Samuel, el venía con 5 chicos, los cuales 1 me llamó la atención, sí chicas, eran los chicos de CNCO.
- Buenos días, me llamo Tania.
Cada uno de ellos se presentó muy amablemente diciéndome sus nombres. Uno en especial me sonrió y me dijo:
- Buenos días, yo soy Richard, mucho gusto.
En ese momento pensé en la hermosa sonrisa que el llevaba y mostraba en ese momento, me quedé mirándolo como una tonta.