"No Me Sueltes" Richard Camacho.

Celos.

Sí, me encantaba que él se ponga celoso porque eso indicaba que no todo iba bien con su novia, que tampoco le interesaba mucho su relación y que yo le importaba.
Salí del baño con una sonrisa gigante, volví a mi mesa y me senté en mi lugar, junto a Christopher. Él me sonrió y me dijo:
- ¿Todo bien bella? Tardaste mucho ahí dentro.
Me di cuenta que Richard nos estaba mirando y le respondí:
- Sí, todo bien, no pasa nada. - y le acaricié el pelo, todo a propósito. Chris me sonrió, y sí, sé que lo estaba usando pero esa era la única forma de saber si yo le importaba o no a Richard.

Terminamos de cenar y en el bar en dónde estábamos pusieron música, salsa, a mí me apacionaba bailar, Christopher me invitó a bailar, yo accedí. Richard salió atrás nuestro con Leslie y se pusieron a bailar también.
Estaba bailando salsa lo más feliz con mi pareja , de baile, pero pareja, él no se movía mal y me llevaba al ritmo de la música, yo lo seguía. Terminamos de bailar la canción y nos fuimos a sentar, Richard otra vez atrás nuestro, dejó a su novia sentada y me agarró la mano para ir a bailar. Yo fui.

Mientras bailabamos Richard me decía que no le gusta mi amistad con Chris, tampoco que él me dijera "bella" porque normalmente lo decía cuando quería ligarse a una chica, yo le dije:
- No está mal que me quiera ligar, sí él está soltero y yo también, no le veo el problema.
Me miró seriamente y me dijo:
- ¿A tí te gusta Chris?.
No sabía que responderle, si le decía que sí quizás no se interesaba más en mí, si le decía que no él le iba a decir a Christopher y mis planes de darle celos se me iban a echar a la basura, le dije lo primero que se me ocurrió:
- Puede que sí, puede que no, no sé, pero la paso bien con él.
Richard se quedó mirándome porque él tenía en mente que Chris no me atraía en lo las mínimo. Se acercó a mí y me dijo que lo siguiera. Lo seguí, me llevó al pasillo que daba a la cocina del bar y me dijo:
- Tú me gustas pero no sé qué hacer.
AL FIN RICHARD ME DECÍA LO QUE SENTÍA EN ESE MOMENTO, le sonreí y le dije:
- No te apures en tomar una decisión, si necesitas tiempo yo te lo voy a dar, no quiero presionarte pero tampoco voy a ser la segunda.

Él me sonrió, me tomó de la cintura y me besó, me besó como nadie nunca lo había hecho, como si no hubiera nadie al rededor nuestro, como si fuéramos solo nosotros dos. Y no, no todas nos imaginamos que nuestro primer beso con la persona que nos trae locas sería en el pasillo de un bar, con mucho olor a comida y 30 grados de calor, pero ese beso lo hacía todo especial, no importaba tanto el lugar, ni el olor, ni el calor, importabamos nosotros, solo nosotros.