Mi pesadilla pelirroja [Fanfic CDM] [Castiel x Sucrette]

Capítulo 19

< Christy >

En cuanto me quiero dar cuenta, estoy subida en el escenario, con un micrófono entre las manos y frente a cientos de personas mirándonos impacientes a que comience la actuación.

Cielos... ya me estoy arrepintiendo. ¿Por qué tuve que aceptar? Con lo bien que estaba yo sirviendo mesas, tan tranquila, sin llamar la atención...

Yo ya sabía que el amor a veces dolía, pero nadie me había dicho que también avergonzaba hasta tal punto de tener que cantar -sin tener ni idea- delante de toda esta gente, incluidos los ojeadores.

-A la de tres empiezo con los primeros acordes. -Me informa el pelirrojo en un susurro, haciendo que mis pulsaciones comiencen a vibrar tan fuerte que hasta tengo miedo de que se escuche a través del micrófono.

Asiento levemente con la cabeza y sin dejar que me de tiempo a mentalizarme, empieza a tocar. ¡Me había dicho a la de tres, maldita sea! Cierro los ojos con fuerza y me dejo llevar por la música, imaginándome que estamos solos en mi cuarto, como la otra noche. Puede que de esa manera no me sienta tan presionada, pero tampoco espero demasiado, no es que tenga una gran imaginación... Cuando veo que ya llega mi momento, empiezo a cantar, y para mi sorpresa no suena tan mal como esperaba. Los acordes de Castiel me tranquilizan y consigo llevar un buen ritmo durante los aproximadamente tres minutos que dura la canción. Siento como los ojeadores van apuntando pequeñas palabras en sus libretas, y temo por lo que pueda ser, no soportaría ver la cara de disgusto de Castiel si le dijeran que no les ha impresionado o simplemente no era lo que buscaban.

Una vez que termina la canción, los clientes se ponen en pie y empiezan a aplaudir y silbar emocionados. Eso me hace sonreír, y me giro hacia Castiel. Lleva dibujada en sus labios una sonrisa de satisfacción que jamás le había visto, cosa que me hace todavía más feliz. Pero cuando me giro de nuevo hacia los asientos de los ojeadores, veo que ellos ni se han inmutado, por no decir que ni siquiera están en pie. Y eso me preocupa enormemente.

-¡Habéis estado geniales! -Nos felicita Priya una vez bajamos del escenario, abrazándonos a ambos por el cuello. Murmuro un breve gracias y echo un vistazo a Frank, aún aplaude secándose una lágrimilla de los ojos.

¡Qué tierno!

-¿Está llorando, jefe? -Pregunta Castiel, palmeando su espalda. Frank niega excesivamente rápido con la cabeza y sorbe su nariz encarando al pelirrojo con las manos sobre sus caderas.

-¿Pero qué estás diciendo, niño? -Pregunta, fingiendo una risa irónica. -Yo nunca lloro, ¡nunca! -Recalca, apuntándole con su dedo. -Eso es de nenas y de... de...

Ignoro su último comentario, porque sé que no lo dice en serio y le abrazo. Noto como empieza a sollozar en mi hombro con fuerza, acariciando mi cabeza. 

-¡Está bien! ¡Estaba llorando! -Admite, y murmuramos un '¿no me digas?', a la vez que reímos. -Es que habéis estado geniales, vuestra conexión es brutal. Estoy orgulloso de mis pequeños...

En cuanto escucho sus palabras, me fuerzo por que una lagrimílla no se resbale por mi mejilla. Frank siempre ha sido como un segundo padre para mí, en ocasiones hasta un primero. Él fue el primero que me dio trabajo y me trató como una hija, al igual que Priya. Pocas veces encuentras un trato como el de él en un trabajo normal, y era marvilloso.

-Disculpen, -Un carraspeo se escucha a nuestra espalda, y nos separamos percatándonos de que se trata de los dos ojeadores. Ambos van vestidos con traje y corbata, haciendo que luzcan todavía más intimidantes de lo que son ya. -¿Podemos hablar con Castiel Blair?

Castiel se remueve a mi lado y asiente, acto seguido me echa una mirada y distingo terror en sus ojos grises. Le sonrío con todo el apoyo del mundo y aprieto su hombro susurrándole que todo irá bien. Me dedica una última sonrisa de lado y se reúne con los hombres a unos largos pasos de distancia entre nosotros.