Capítulo 10

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-Creí que papá te había dado una orden –espetó Jonathan frunciendo profundamente el ceño; yo resoplé.

- ¿De qué hablas?

-Que tú pandillero está esperándote afuera.

¡Maldición!

Había olvidado que Alec vendría a recogerme. Me revisé una vez más frente al espejo, me puse mis gafas oscuras y corrí hacia la salida, Jonathan me tomó del brazo cuando estaba bajando las escaleras del pórtico.

-No irás a ningún lado con ese idiota –espetó el hombre.

- ¡Déjame ir! –Gruñí removiéndome, pero Jonathan era más fuerte que yo.

-No lo harás, irás caminando.

-No puedes obligarme, Alexander me vino a recoger porque él sí es considerado.

-No me importa...

- ¡Suéltalo! –Soltó Alexander apareciendo junto a nosotros, Jonathan pegó un brinquito y me soltó de golpe como si mi brazo lo hubiera quemado.

-No te metas Lightwood...

-No me digas que hacer –el ojiazul avanzó peligrosamente hacia mi hermanastro y yo lo tomé de la cintura.

-Alexander nos vamos, se nos hará tarde.

- ¡No te irás con él! ¡No irás a ningún lado Magnus Bane! –Ordenó Jonathan–. Tengo órdenes de papá.

-Pues mira cómo me importa –espeté antes de tomar la mano de Alec y arrastrarlo hacia la moto; el ojiazul se resistió un momento y se giró para mirar a Jonathan.

-Por cierto, el que no irá a ningún lado eres tú –murmuró Alexander con frialdad antes de llevarme lejos de aquel lugar.

Tanto Jonathan como yo lo mirábamos sin entender sus palabras.

















































ȏ.̮ȏ





















































- ¡Eres un idiota! –Gruñó Jonathan cuando nos encontramos en el pasillo, me tomó el cuello de la camisa y con brusquedad me estrelló contra los casilleros; yo hice una mueca mientras que todos a nuestro alrededor se detenían para vernos con curiosidad. Yo me congelé y palidecí con el temor de que me atizara otro golpe.

- ¿Ahora yo que hice?

- ¡Que tú estúpido pandillero ha pinchado las llantas del auto de papá y tuve que venirme caminando!

Sin poder evitarlo me reí al entender que había querido decir Alec cuando nos habíamos ido de la casa, eso pareció enfurecer aún más a Jonathan, echó su puño para atrás tomando impulso para golpearme con fuerza en la cara. Cerré los ojos atemorizado pero el golpe nunca llegó, en cambió escuché un cuerpo chocarse con fuerza contra los casilleros... y esta vez no había sido yo. Abrí los ojos de golpe y me sorprendí al ver allí Jace Herondale acorralar a Jonathan contra unos casilleros.

-Vuelve a tocarlo –espetó el rubio de ojos color pardo–. Y te arrancaré las pelotas antes de hacértelas tragar ¿entiendes? –Musitó Jace, a lo cual mi hermanastro asintió con fervor luego de haber palidecido completamente, el rubio lo tiró con fuerza hacia el otro lado de los casilleros–. Ahora vete basura y tienes suerte de haberte encontrado conmigo y no con Alec –le soltó molesto, Jonathan me lanzó una última mirada de odio antes de salir corriendo del lugar. Jace se acomodó la ropa y el cabello; se giró hacia mí para verme notablemente preocupado–. ¿Estás bien?

Perdido en la oscuridad (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora