Capítulo 25

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Pov Alec

















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Terminé la llamada al buzón de voz al tiempo que rodaba los ojos.

Definitivamente cuando quería, Magnus era la persona más insistente que había y bueno... cuando yo quería, podía ser un mierdecilla, lo sabía y en este momento lo demostraba con creces. En la universidad siempre que Magnus trataba de acercarse a mí, yo sin ningún disimulo salía corriendo lejos de él, sin importarme el montón de miradas extrañas que los demás en los pasillos nos lanzaban. Nunca contesta su teléfono, ignoraba las cartas que me dejaba en el casillero -todo mi bote de basura estaba lleno de ellas y es que hasta molestas se había vuelto. Aunque en el fondo la culpa me carcomía, sí, Magnus había sido un idiota completo, sí, mi padre lo había apoyado a él -tampoco le había vuelto a hablar y me había ido a vivir con Isabelle y Simon, era un tanto incómodo pero mi hermana me había ofrecido su apoyo, como siempre -sí, Underhill también había sido un imbécil -y él nunca tendría perdón, al idiota lo había echado completamente de mi vida y muy sabiamente él se había rendido.

¿Por qué Magnus no podía ser como él? ¿Por qué no podía darse cuenta que me había herido y que no quería volverlo?

La respuesta era fácil, porque a pesar de mi enojo, a pesar de que ya no confiara en él, sabía que Magnus me amaba, Underhill quizás nunca lo había hecho, no en verdad, Magnus sí, habían pasado ya seis meses y él seguía detrás de mí... y aquello me enamoraba más de él, también me dolía, porque no quería salir lastimado, de nuevo lo había amado y me había decepcionado, no quería que aquello volviera a pasar, había decidido construir una coraza en mi corazón, había decidido cerrarle las puertas al amor.

¿Por qué Magnus tenía que volver y destruir todo aquello que me había esforzado tanto tiempo en construir? Fácil, porque yo lo amaba... pero no confiaba en él, quizás nunca lo volvería a hacer. Es muy triste como la confianza tardaba tanto tiempo en construirse y sólo un segundo en destruirse, me habían decepcionado personas que habían comido en mi misma mesa, qué dormían bajo el mismo techo que yo. ¿Cómo iba a confiar en alguien más? No, simplemente no podía y no lo haría, por más que amara a Magnus lo nuestro había acabado.

Perdido en la oscuridad (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora