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Su hyung se encontraba sin camiseta y sin pantalones, un bóxer oscuro era lo único que cubría su cuerpo desnudo.
Un tranquilo chico se había encontrado con aquella escena al entrar en su habitación con la boca llena de patatas fritas y una bolsa de estas en la mano. Cuando sus ojos chocaron con aquella vista se atragantó escupiendo lo que tenía en la boca.

-¡COF COF! ¡AH! - continuó tosiendo, algún trozo de patata se fue por el sitio erróneo. - A-a-gUA -le gritó al japonés que tenía delante con los ojos muy abiertos. Al instante reaccionó agarrando una botella de agua que había en el escritorio y pasándosela al rubio que tosía descontroladamente.

Tiempo después, cuando se calmó, se sentó en el suelo, agotado.

-¿Ya? - preguntó el mayor agachándose a la altura de su amigo, acariciando su cabeza.

-Pensaba que no salía vivo... - suspiró sonoramente. - Qué susto. - se quedaron en silencio unos instantes hasta que la risa del castaño sobresaltó a Sicheng.

- ¿De qué te ríes? ¡Casi me muero!

-L-lo siento - intentó detenerse, pero le fue imposible.

A Sicheng no le hacía ni pizca de gracia, ¡casi moría por una patata frita...! Y ahora Yuta parecía que se iba a morir de la risa.

-Indignante... - empujó a Yuta haciéndolo caer al suelo.

-¡Ay! ¡Oye!

-¡No te rías de mí!

-Es que estás todo rojo... - sonrió y se levantó abrazándole haciendo que ambos cayeran al suelo.

-¡Ah! ¡Hyung!

-¿Qué? - si el oído de Sicheng no le mentía, acababa de hablar en un tono bastante provocativo. Sus rostros estaban demasiado cerca.

Una parte del menor quería acortar la distancia entre ambos, pero tenía miedo de arruinar todo. Su amistad, al grupo, su carrera... era nada más y nada menos que besar a un chico, aunque no era uno cualquiera: era su querido hombre de montaña que aclamaba a todas horas lo lindo que era y lo mucho que lo quería. Nada fuera de lo normal... hasta saber que al chico que le mimaba tanto le gustaba otro chico.

Le había dolido, en el fondo quería ser él, aunque no lo admitiría.

Estaba confuso, eso era todo.

Seguro.

Pero todo se descompuso cuando Yuta se acercaba más y su sonrisa disminuía.
Sicheng le apartó rápido riendo falsamente.

-¡Hyung, eres un empalagoso! - terminó riendo antes de levantarse del suelo. - Será mejor que limpie este desastre. Voy a por un cepillo o algo. - salió de la habitación intentando aparentar tranquilidad.

Se encerró en el baño con una desagradable presión en el pecho.

Quería que Yuta le besase y eso supondría graves problemas.
Mientras, el japonés se arrepentía de lo que había hecho. No hacía más que espantarle y no parecía captar las indirectas tan directas que le mandaba, o eso parecía. Sin embargo, él seguía siendo igual de dulce y comprensivo con él.

Se daba vergüenza, se estaba aprovechando de la debilidad de su amigo. Una debilidad que le daba falsas esperanzas y le volvía loco.

It's your fault! ➣ yuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora