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Estaban cara a cara y encerrados. Era imposible huir de sus problemas.

Yuta posó ambas manos en los hombros de Sicheng.

-Yo... - se sentía más nervioso que nunca, iba a explotar. Seguramente Sicheng le odiaba y él seguía echándole la culpa, ¿por qué? En parte, porque era un maldito egoísta. - Sicheng, s-seguramente te habrás dado cuenta...

-¿De qué? - el japonés agachó la cabeza.

-No te hagas el tonto, lo sabes. - hizo una pausa. - Sabes... - lo miró a los ojos. En frente de él se encontraba un amigo que no quería perder, - por qué te besé. - pero ya había cometido demasiados errores y no lo veía precisamente como a un amigo. 

-¿Lo sé?

-Perfectamente. Más que nadie. - su mirada se perdió en una caja de galletas. Su respiración entrecortada sorprendió al menor.

-¿Por qué no me lo dices? - Sicheng quería una dulce venganza, pero iba a explotar de los nervios.

-Sicheng, no... - Yuta sintió unas manos temblorosas, suaves y frías alrededor de su rostro . Su mirada se clavó en la del otro. 

-Dímelo de una maldita vez. - el rostro del japonés era un poema. Aunque la cara del chino parecía un tomate.

No hubo respuesta por su parte, pero Sicheng la necesitaba.

-Dímelo de una vez, por favor.

-M-me gustas. Mucho. - el rubio le abrazó. Yuta comenzó a llorar. - Lo siento, probablemente te de as-sco ahora mismo...

-¡No! ¡Retira eso! - ahora el menor lo sujetaba por los hombros a él. - Eso no es verdad, no pasa nada por amar a alguien, - lo sacudía violentamente de delante a atrás. - aunque sea yo. - rió haciendo sonreír a Yuta.

Sicheng se acercó a él y le besó en la mejilla. Era un gesto afectivo de un amigo, un hermano, aunque aquella percepción estaba cambiando.

Separó sus labios y observó los labios del contrario. Su nariz rozó la de Yuta, hacía cosquillas, pero se sentía bien. Por alguna extraña razón se sentía feliz.

Se juntaron en un tímido beso inesperado.

Winwin le estaba besando. Aquella situación que imaginó más de una vez estaba ocurriendo. Estaba demasiado sorprendido, pero no dudó en corresponderle.

Movió sus labios contra los del menor. Se separaron lentamente con miedo a mirarse a los ojos.

-Esto... ¿está bien?

-Créeme que no. - el castaño entrelazó sus manos. - Pero es por tu culpa por ser tan guapo. - sonrió y volvió a besarle. Winwin se sonrojó con intensidad. 

Solían decirle que era lindo, pero nadie se lo había dicho de la forma en que Yuta lo dijo. 

Yuta deslizó sus manos por los costados del menor hasta sus caderas. Sicheng los arrastró hasta la pared, reduciendo la distancia que los separaba. 

Sicheng aquella vez no quería que se separara, aunque tampoco parecía dispuesto a ello, pues sus labios comenzaron a acostumbrarse a los del mayor.

Se detuvieron para coger aire. 

-No... pares. - dijo el rubio en un susurro. Aquellas palabras desencadenaron lo inevitable. 

Al poco tiempo sus labios se movían desesperados, sus lenguas bailaban al compás. 

Ambos se sintieron avergonzados en un principio, pero la vergüenza se derritió con el calor que aumentaba en el estrecho cuarto. 

Torpes besos y suspiros inundaban la estancia. Las manos del menor subieron hasta el cabello castaño de Yuta y lo sujetó mientras se separaba y tomaba aire. Los labios del mayor se deslizaron por su cuello lentamente, dejando marcas mientras sus suspiros cada vez subían de tono.

-Te quiero. - dijo contra su cuello. - Te quiero. - volvió a atacar sus labios mientras pasaba las manos por su espalda baja. 

Apretó sus nalgas haciendo que Winwin pegara un respingo e hiciera un ridículo sonido contra su boca.

-Ah, Yut... - ambos se deslizaron bajando por la pared entre cartones de leche, refrescos y paquetes de galletas. 

El japonés se situó sobre el rubio mientras sus manos bajaban por el agitado pecho del menor.

Besó sus mejillas, su nariz, su oreja, sus labios. Lo estrujó entre sus brazos, tantas veces había querido abrazarle de aquella manera tan íntima...

-Hyung... - Sicheng agarró su mano y se incorporó para atacar el cuello del castaño. Acabó sentado sobre el regazo del mayor mientras Yuta sujetaba sus manos cariñosamente. 

Lo hacía con amor, le estaba dando su cariño, pero Sicheng... 

-¿Desde cuando te g-gusto? 

-Desde que te conocí. - el japonés lo besó dulcemente en los labios. 

Sicheng sentía que no merecía todo aquel cariño. Su hyung le daba demasiado y el no tenía más que ofrecer que un leve enamoramiento por él desde hacía unas semanas.

Posó su rostro en el cuello del mayor mientras este dejaba castos besos y mordía su clavícula 

-Te quiero. - Yuta simplemente disfrutaría de aquel momento aunque el otro no le amase, aunque lo hiciera por pena, era algo que asumía. Sicheng era demasiado inocente. Yuta ya no podía tener el corazón más roto, así que intentaría mantenerlo vivo con falsas esperanzas. 

Le quitó la camiseta a Sicheng y la tiró al suelo. Pasó las manos por su pecho desnudo mientras le besaba por todas partes. 

-Ah... 

-Sicheng... - este observó a su hyung mientras lo colocaba en el suelo y se situaba entre sus piernas. El rubio tiró de la camiseta de Yuta y la mandó lejos. El mayor pasó una mano por el abdomen del menor hasta su entrepierna. Acarició por encima de la tela vaquera y desabrochó el primer botón mientras observaba a Sicheng, que se tapaba el rostro con el brazo. 

-¿Estás seguro? - dijo en un susurro cerca de sus labios.

-Sí. Hazlo ya. - dijo en su idioma natal.

¿Iban a ir hasta el final? ¿Dónde había quedado el inocente Sicheng? ¿Y el inocente Yuta que daba besos en la oreja del otro? 

Yuta dejó un camino de besos hasta su entrepierna. 

Tenía miedo, aquel no era su tierno chico. El japonés levantó la mirada y observó al rubio reprimiendo sollozos.

-¡Sicheng! - se lanzó para abrazarlo. - Lo siento, lo siento, lo siento. - apoyó su cabeza en el pecho del nombrado. Se quedaron un tiempo así, abrazados en el frío suelo rodeados de comida. 

-Hyung. - el nombrado levantó la cabeza. Sus miradas chocaron.

-Lo siento, soy un imbécil. - se alejó de él y se colocó contra la puerta que chocó con su espalda. -¡Ah! ¿Qué...? 

Kun observó a ambos semidesnudos, despeinados y sonrojados. 

La puerta se cerró de un portazo.

-¿Qué pasa...? - Jungwoo lo observó confundido.

-Nada, siguen enfadados.

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Yo creo que hubiese sido mejor que se hubiesen comido unos frijoles ahí en la despensa y hubiesen hablado del nuevo lightstick...

It's your fault! ➣ yuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora