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Sicheng tuvo una larga charla con Kun en la que intentó parecer serio y no reírse ante las suposiciones que había hecho el mayor sobre Yuta y él.

"Yo pensé que tu le odiabas  muerte y él parecía muy asustado... ¡me asusté tanto que pensé que hasta te irías de la compañía!" las palabras de su gege le sacaron unas risas mientras entraba al departamento. Era la una y media de la madrugada cuando abrió la puerta principal y no podía agradecer más haber llegado a casa.

Había sido un día agotador: práctica con NCT 127, después práctica con la nueva subunidad china, entrevistas con el grupo, más práctica... estaba agotado.

Cuando entró en la casa encontró la luz de la cocina encendida, probablemente era Haechan urgando en la despensa por algo de comida. Pasó directaemente a la sala de estar y se dejó caer en el sofá. Últimamente llegaba a casa muy tarde y echaba de menos a su familia. Él era muy feliz con los miembros, que no dejaban de mostrarle su amor hacia él, pero aún tenía otra familia en China.

No se dio cuenta de que lloraba hasta que sus lágrimas mojaron la tela del sofá. Él no era muy expresivo con sus emociones negativas, es más, ¡ni siquiera entendía por qué lloraba! 

Tal vez el estrés, la presión y el cansancio junto su nostalgia le hicieron lloriquear como un niño sin darse cuenta.

-Winko. - pegó un respingo en cuanto escuchó aquella voz llamándole. - Tranquilo, soy yo. - vio a Yuta con una taza entre sus manos y el pijama puesto. -Oye, ¿estás bien? - rápidamente se secó las lágrimas y se sorbió la nariz.

-Sí, sí, solo estoy cansado. - el mayor dejó la taza en la mesa delante suya y se sentó a su lado.

-¿Y por qué lloras? - tan directo como siempre. Al escucharle decir que lloraba quiso llorar aún más. 

-No sé. - dijo enterrando las manos en su rostro. Sintió el cuerpo de Yuta sobre el suyo en un abrazo. -¿Q-qué haces despierto?

-Tengo que conquistarte así que te preparé un té. - dijo sonriendo señalando la taza sobre la mesa. - Te ayudará a calmarte. - se la acercó y Sicheng comprobó que era su té favorito. Quiso llorar otra vez.

-Gr-acias. - tomó el recipiente y notó una cálida sensación. Sintió la mirada del japonés sobre él. - Estoy cansado y estresado, - tomó un sorbo de la bebida. - ni sé porqué he empezado a llorar. - rió amargamente. - Y... he pensado en mi familia... - desvió su mirada del suelo a los ojos de Yuta reprimiendo las lágrimas. Yuta sonrió triste y alzó su mano para acariciarle el cabello.

-No pasa nada. Hemos hablado mucho de esto, - y era cierto. - es normal. Llora, desahógate, Sicheng. - lo atrajó hacia sí y se quedaron acurrucados mientras Sicheng terminaba su taza de té. 

El menor se sintió afortunado. Teniendo a su lado a alguien que se preocupaba así por él y que le cuidaba le hizo sentirse menos triste.

Dejó la taza y hundió su rosto en el pecho del mayor. Notó como este se tensaba pero pasaba su mano por su espalda.

-Gracias. - dijo en un susurro mientras se tumbaban en el sofá. 

La respiración tranquila de Yuta le hizo relajarse cerrando los ojos, casi durmiéndose. Quería disfrutar de aquella sensación.

-¿Qué demonios hacéis? - ambos pegaron un salto cuando un somnoliento Taeyong apareció en ropa interior frotándose los ojos observándoles con una expresión confusa.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2018 ⏰

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