Capítulo 19

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Cuándo Jimin despertó, afuera todavía estába oscuro. Le echó una rápida ojeada al reloj y vió que eran las cinco de la madrugada. Todavía faltaba una hora y media para que tuviera que levantarse para ir al trabajo.
________ dormía a su lado. La luz que había dejado encendida en el recibidor todavía brillaba, con un punto mínimo de luminiscencia que llegaba a la zona del dormitorio del loft.
Suficiente, no obstante, para que, al cabo de unos segundos, pudiera distinguir los rasgos de ________ tenía las facciones finas con los pómulos marcados y curvos. La boca increíblemente sensual. Preciosa. Su pelo sedoso descansaba sobre la almohada. Le encantaba su textura y la forma como le marcaba el rostro cuando estába despierta. Le encantaba la despreocupación que transmitía así despeinada o cuando practicaban sexo.

Bajó la mirada y pudo distinguir las curvas sensuales de su cuerpo bajo la manta. Recordó cómo le hacia sentir su cuerpo bajo las manos.
Siempre había sido atlética, de cuerpo esbelto y tonificado; ya lo era en el instituto ahora tenía un toque de curvas, un poco más de redondeces que le conferian mayor feminidad. Y su cara era muy parecida, más hermosa tal vez, Pero ya entonces era bonita. Aun conservaba ese frescor, una piel inmaculada y suave como la de un bebé. Recorrió con un dedo el perfil de su barbilla, la mejilla y ella abrió los ojos de golpe.
-Hola. -La voz era algo ronca, impregnada aún de sueño y de un pequeño atisbo de deseo, pensó Jimin. O quizás era lo que quería creer él. Se le estaba volviendo a poner dura con solo mirarla. Una locura.
-Hola. Lamento despertarte. Solo... No lo sé. Quería tocarte.

No se podía creer que lo hubiera dicho en voz alta. Quizá todavía estaba embotado por el sueño. Pero ella sonrió y él vio cómo le brillaban los dientes en la habitación tenuemente iluminada.

-No pasa nada. Me gusta -contestó ella-. Que quieres tocarme que me hayas despertado. Y aún hay esa calma propia de primera hora del día que tanto me gusta.
-Si. Pero... -¿Qué quería decirle? No sabia que diablos le ocurría-. Solo te estaba mirando y pensando que estás igualita. Casi como cuando tenias dieciséis años.
-pues ahora no tengo precisamente dieciséis.
-Lo sé. Pero verte después de todos estos años es extraño. No sé mucho de lo que te ha ocurrido durante este tiempo. Solo lo básico: la universidad y cosas de tu carrera.
¿Por qué Parecía tan importante preguntarle sobre su vida? Quizá solo para ponerse al día. Pero eso no explicaba por qué lo necesitaba saber.
-No me ha ocurrido mucho más. -________ se quedo callada y se pasó la mano por su largo cabello-. Solo he vivido supongo, como todos los demás. La universidad y el trabajo. Amigos. Relaciones que no funcionaron.
-¿Y cómo crees que te ha afectado eso?
Se quedó pensativa un instante.
-Mi última relación fue un desastre. Creo que realmente... Me afecto muchísimo. Tampoco era que estuviera perdidamente enamorada de él; ahora de que ha pasado tiempo me doy cuenta de que no lo estaba. Creo que quizá... Había demasiado ego atrapado en esa relación. Era un tipo muy atractivo, un hombre de éxito. Sobre el papel, genial. Mis padres estaban encantados con él. O, al menos, con la idea que tenian de él, porque nunca tuvieron tiempo para conocerlo. Joder, no se porque te cuento todo esto.
-Porque te lo he preguntado -respondió tranquilamente-. Suelo ponerme filosófico a esta hora de la mañana, cuando todavía esta oscuro a fuera.
Jimin sabia que eso era una memez, una excusa la mar de patética.
Ella todo hacia un lado para mirarle.
-¿Pero... era eso lo que me preguntabas?
-Quiero saber todo lo que quieras contarme.
Era cierto. Lo quería.
-De acuerdo. -Ella se volvió a apartar el cabello, y se colocó un mechón detrás de la oreja, enseñando el hombro. Jimin le acarició la piel. Era superior a él.
-En concreto no sé porque te cuento exactamente esto -Dijo ella-. Quizá porque todavía no estoy lo bastante despierta. O porque afuera está oscuro, tal y como has dicho, y me siento... Segura.
-¿Quieres contarme más cosas? No tienes porque.
Ella asintió.
-Cuando Ryan rompió conmigo, me quedé destrozada. Pero más que nada porque fue un duro golpe para mi ego y mi autoestima. Estaba como en una especie de conmoción porque jamás había sido una de esas chicas, cuya imagen va ligada a un hombre. Al menos, nunca creí ser así. No obstante, él me juzgaba con dureza constantemente. Y quiero decir que, cuando descubrió que quería que me azotara, que quería que hiciera algo que estaba fuera del sexo normal con el que él estaba familiarizado, y supongo que cómodo, se acabó. Así de sencillo. Me costo un tiempo darme cuenta de que mi reacción a la ruptura no fue tanto por él como por...
Me recordaba a mis padres. Jamás daba la talla. Y el hecho de que me dejara por una cosa así me hizo sentir sucia, cuando eso jamás me pareció sucio. Nada sexual me había parecido mal antes, siempre que fuera entre dos adultos que lo
consintieran, ¿no?
-Pienso lo mismo. Es exactamente eso.
A Jimin le encantaba que entendiera eso, que estuvieran en la misma onda cuando se trataba de sexo pero, pensándolo bien, también había sospechado eso de ella, lo había presentido desde el inicio.
-Estaba muy enfadada - continuo explicando ________-. Con él y conmigo misma. Pero también estaba destrozada. Y, cuando miro atrás, creo que eso tuvo que ver más con todo el asunto de mis padres, con el hecho que siempre me habían juzgado y no me habían considerado lo bastante buena. Eso me hizo ser lo que soy bajo la apariencia externa de seguridad que construi y que me creí. No quiero parecerte una quejica ni que me tengas pena, pero así fue como crecí, en un estado constante de verme rechazada por ellos.
-No creo que seas quejica -le dijo él.
-Tengo veintinueve años, creo que debería haberlo superado ya. ¿Alguna vez te has sentido así, Jimin? Por favor, que no soy la única que te go una historia triste.
Jimin se encogió de hombros.
-Tuve muchos problemas con mi padre. Todavía los tengo. No tengo una auténtica conexión con él. Siempre ha sido muy duro y exigente, muy perfeccionista. No perdona ni una flaqueza. Ya sabes, mi madre jamás ha gozado de una buena salud y él la juzga por ello, creo, aunque nos lo haga saber a mi y a mi hermano. Ese hombre sabe hacer sentir culpables a los demás. Si no hacíamos los deberes u olvidabamos cortar el césped, cosas normales de chicos, se metía con nosotros. Teníamos que ser responsables porque según él habíamos decepcionado a nuestra madre. Y que Dios nos pillara confesados si alguna vez mostrabamos alguna grieta en nuestra armadura. incluso cuando teníamos cinco o seis años no nos permitía llorar si nos hacíamos daño. Me rompí el brazo al caer de una bici cuando tenia diez años y me limité a apretar los dientes mientras me estabilizaban la fractura. Todas las enfermeras me habían dicho que había sido muy valiente, pero no fue eso. No me atrevía a llorar, ni a quejarme.
Lo recordaba con suma claridad. El olor acre a productos químicos de la sala de urgencias. La mirada de su padre. Su madre de pie, junto a su padre, mirando por encima del hombro, con miedo a decir nada. Con miedo a consolar a su hijo. Un escalofrío de asco le recorrió todo el cuerpo. Lo reprimió como siempre hacia.
¿Por qué quería contarle a ________ todo aquello? No alcanzaba a saberlo. Lo único que sabía es que confiaba en ella como jamás había confiado en nadie, salvo en su hermano, Dylan, en mucho tiempo. Jamás había hablado de sus problemas familiares con Alec de forma detallada y eso que él era su mejor amigo.
Sus ojos se habían acostumbrado a la luz tenue y vio que _________ le miraba. No había compasión en su rostro, solo sinceridad.
-No veo amenudo a mis padres porque, para serte sincero, no los soporto -añadió él-. Me siento mal porque mi madre está tan... Apagada, como si mi padre le hubiera chupado la sangre y la energía. Siempre lo he odiado y eso no ha hecho más que empeorar con los años. Me jode no poderla proteger de él, pero es que ella no me lo permitiría, ni tampoco él.
-Lo siento, Jimin. -dijo ________, con voz suave.
-Mierda, no tendria que habértelo contado. No importa.
-Se pasó una mano por el cabello haciendolo hacia atrás y luego por su barbilla.
-Claro que importa. Las cosas que nos ocurren cuando crecemos nos convierten en quiénes somos, para bien o para mal. Y es evidente que te ha convertido en un hombre responsable.
-Si. quizá. Continuó luchando por ser responsable pero conozco mis límites.
Jimin no estaba tan horrorizado por confesarse como debería estarlo. Algo tenía que ver el hecho de que estuviera hablando con ________. Eso y la capa de oscuridad, que era como un manto protector. Como un refugio. Pero no estaba acostumbrado a eso.
-Jimin...
-¿Que ocurre?
-Acabo de notar que te has puesto Completamente tenso.
-Oye, ese es mi trabajo -dijo él, tratando de bromear para quitarle tensión al asunto, aunque sonaba algo forzado.
-No pretendo que te sinceres conmigo. No así. Pero... ¿qué más piensas?
No quería contárselo. Pero iba a hacerlo.
-Pienso en mis límites. En... Esa novia que tuve en la facultad.
-Algo he oido de eso - dijo ________ en un tono suave y bajo-. Que se mató en un accidente.
-Fue culpa mía.
-No lo entiendo.
-Fue culpa mía -repitió Jimin. Tenia la mandíbula tan tensa que le dolía. Pero estaba decidida a contarle el resto-. Tendría que haberla llevado a casa esa noche.
Había una fiesta y yo había estado estudiando... Cuando llegué, todo el mundo estaba borracho menos yo. Tendría que haberla llevado yo pero no quería irme. Dejé que la llevara una de sus amigas y las dos estaban más que un poco bebidas por la culpa de la cerveza. Y se enfadó porque dijo que yo no quería pasar tiempo con ella. Era verdad, no quería. Prefería divertirme con mis amigos.
-Jimin, eras un joven universitario. En esa época todos eramos un poco inconsistentes.
Él suspiró.
-Ahora sueno patético.
-¿Mas que yo? -dijo ella medio en broma, intentando animarle.

Mientras él hablaba ________ pensó que quizá estaba profundizando demasiado. que resultaba agradable, tumbada en su cama, con el alba iluminando el cielo de fuera con las cambiantes de nubes en tonos negros y grises. Fue agradable hasta que ella empezó a pensar demasiado en ello. Hasta que esa abertura, esa sinceridad mutua, les dio demasiado miedo a los dos. ________ se lo notaba a él y notaba también su propio miedo como algo que le irritaba en el fondo de la garganta.

Si pudieran congelar esa parte, dejar las cosas donde habían estado -un sexo alucinante entre dos viejos amigos-, entonces podría manejarlo bien.
-No tenemos por qué seguir hablando de todo esto -dijo Jimin.
-De acuerdo. Ningún problema. Cambiemos de tema.
Era evidente que él pensaba lo mismo que ella, que habían profundizado demasiado.
Lo cual era bueno. ¿O no?
La hizo rodar a un lado y se puso encima de ella.
-Se me ocurren pocas cosas mejores que hacer antes de ir hoy al trabajo -dijo él con la voz apasionada y llena de necesidad.
Al instante, ________ notó calor en el sexo y un deseo que le recorría el cuerpo al notarle
encima. Su olor era tan denso y oscuro como el cielo invernal. Entonces dejó depensar, se le cerró la mente como si hubieran tocado un interruptor. Daba gracias por ello.

Se abrió de piernas para él y, al cabo de un segundo, su pene duro estaba enfundado, listo para introducirse en ella. Jimin tenía las manos sobre sus senos y los labios carnosos sobre su cuello. La sensación se apoderó de ella cuando él arqueó las caderasy la penetró. Fue precioso, brusco y dulce, todo a la vez.
Y ella lo soltó todo, soltó los recuerdos viejos y amargos, tanto los propios como los de él. Soltó el miedo que le hacía martillear el corazón con preocupación por haberse permitido acercarse demasiado a él. Y se dejó perder en Jimin una vez más.

~El límite del deseo~ (Jimin y tú) +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora