Capítulo 23

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Jimin caminaba delante de la larga hilera de ventanales en su sala de estar con la mirada fija en el oscuro cielo nocturno. Por una vez no llovía y las estrellas brillaban como puntitos de luz recortados en un fondo de terciopelo negro.
Esperaba a que _________ llegar a para estrenar la noche en el pleasure Dome. Le había dicho que tomara un taxi para ir a su casa. Estaba a punto de llegar y él casi no podía esperar más.

Era algo mas que la simple excitación que traía consigo la promesa de una noche en el club. Notaba un nudo en el estomago. Necesitaba tocarla y estar con ella.
«Para ya. Tranquilízate, colega.»

No quería pensar en ella de ese modo. De hecho, no quería pensar en ninguna mujer en esos términos. con esa necesidad tan primaria.
Siempre había conseguido mantener una cómoda distancia con las mujeres con las que salia. Lo hacia conscientemente, por elección propia. Tenía sus motivos y era consciente de ellos. Pero con _________, cada vez tenía menos elección. Estaba perdiendo el control. Aún le resultaba difícil de creer y aún más de aceptar.
¿Podía seguir viéndola y mantener a pesar de todo un poco de control, fuera de los papeles que interpretaban en sus actividades sexuales? Al menos en ese aspecto mantenía el control.
En su mayoría.
«Mierda.»
Tuvo que obligarse a parar, quedarse quieto y contemplar la bahía de Elliott, que se desplegaba ante sus ojos. Estaba demasiado oscuro para ver el agua pero las luces de los barcos allí amarrados se reflejaban en ella, fulgurantes. Eran unas vistas estupendas. Unas vistas de un millón de dólares. En esos escasos días claros, el horizonte parecía que se extendía hasta el infinito tras un agua brillante y resplandeciente. Y por la noche esa bella vista se tornaba una ristra de joyas por los barcos, que bordeaban la costa por un lado, y la ciudad de seattle, que se extendía por el otro. Sin embargo, en ese momento le importaba muy poco. Se dio la vuelta y se frotó la mandíbula.
«No pienses tanto, Joder.»

Tenia que recobrar la compostura, sobre todo esta noche. Era la primera vez que ________ visitaba un club de BDSM y podía ser demasiado apabullante. Tenia que estar en pleno uso de sus facultades.
«Céntrate en el club y en tu función como dominante.»
Se le daba bien desempeñar esa función; siempre había sido así, centrado y fuerte. Así era como tenia que estar esta noche porque había algo distinto en el hecho de llevar a ________ al pleasure Dome. En la idea misma de desnudarla y jugar con ella delante de la gente. Era increíblemente excitante. Tenia que dejar de pensar en lo que acechaba bajo la superficie de la emoción sexual y la excitación del juego de poder.

Inspiro hondo e hizo un esfuerzo para poner la mente en blanco y tranquilizarse. Llamaron al timbre y dio un respingo.
Ya había llegado.
«________.»
Abrió la puerta.
Estaba tan hermosa. Llevaba el cabello largo suelto y por los hombros, que estaban desnudos porque llevaba un vestido blanco de cuero de estilo corsé. Se había pintado los labios de rojo carmín, lo que le excitó al instante: esa boca de vampiresa en su rostro hermoso tenia un aire de inocencia.
Joder.
-¿Jimin?
-¿Qué? Lo siento.-No se había dado cuenta de que la tenia ahí plantada en el pasillo mientras la miraba-. Pasa.
Le cogió la mano y la hizo entrar en apartamento. Se quedó allí, mirándola una vez más, como si quisiera asimilarla entera.
El vestido era corto y dejaba al descubierto gran parte de sus firmes muslos entre el dobladillo y la parte superior de las botas negras de tacón. Sus piernas se le antojaban interminables cuando llevaba tacones. Ya lo eran hasta cuando iba descalza, incluso, pero las botas le quedaban estupendamente. Impecables.

Estaba callada ante él, con los brazos caídos a los lados. Veía cómo empezaba a entregarse y a acceder al subespacio, ese lugar neblinoso en su mente en el que el sumiso se entregaba por completo. Y la llevaría más allá antes de que acabara la noche.
Noto un temblor en su miembro al pensarlo. Lo mejor sería llegar al club lo antes posible. Si se quedaban en el apartamento mucho tiempo más, le arrancaría ese vestidito que llevaba y se la follaría ahí mismo, en el suelo del pasillo. Con esas botas negras que tanto le ponían...
Parpadeó al regresar a la realidad y se dio cuenta que ________ estaba esperando a que hiciera algo con la gabardina en una mano. Él se la cogió y se la puso encima de los hombros. Entonces cogió su chaqueta de cuero y se la puso también.

-¿Estás lista, ________?
-Si. Lista, excitada y algo nerviosa. Ya sabia que lo estaría pero esto es... No sé, estoy un poco abrumada. No sé exactamente qué esperar.
-Es lo más normal del mundo. - Era la misma sensación que tenía él esa noche-. Todo irá bien, te lo prometo. Y si hay algo que te resulte extremadamente insoportable, si empiezas a entrar en pánico, dímelo y nos vamos. Nunca obligaría a nadie a estar en el mundillo del club. No obstante, no te llevaría si no estuviera convencido de que puedes soportarlo. Creo que te encantará.
Ella asintió y una breve sonrisa se asomó en su bello rostro.

-Yo también. Y estoy lista, en serio.
-Buena chica. Vámonos, entonces.
Una vez fuera paró un taxi. No estaba seguro de si estaría demasiado agitado al final de la noche. Tal vez demasiada adrenalina, demasiadas endorfinas. Creía que no seria una buena idea conducir en ese estado.
En el corto trayecto hasta el club, ________ estuvo callada, aunque se apoyaba en él, y su cuerpo emanaba un calor agradable a través del vestido y la gabardina. Cuando le puso la mano en el muslo, ardía.
Qué piel más cálida y sedosa. Sin embargo, lo que venía a continuación era aún mejor.

~El límite del deseo~ (Jimin y tú) +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora