Capítulo 10

4K 248 0
                                    

-No, no es verdad. Ellos son genios de verdad, mi padre y mi madre. No heredé el coeficiente de genio. Una enorme decepción para ellos. -Dejó el tenedor encima de la barra y se secó la boca con mucho cuidado.
-Debió de ser un entorno complicado en el que crecer. -Ella le miró. Quería ver si la Compadecía, pensó él. No lo hacia.
-Lo siento. No quería meter el dedo en la llaga.
-No, no pasa nada. No me importa contarlo. Tampoco es que lo haga a menudo, no es un tema del que suela hablar... Joder, no sé que quiero decir.
Jimin dejo el tenedor sobre la barra.
-________, anoche fue tu primera experiencia con el juego del dolor. A veces, eso puede abrir a una persona. Sucede con mucha frecuencia. Hoy quizá te sientas más vulnerable. Puede hacerte conectar con viejos problemas. Algunos llegan a hacerte llorar, incluso.
Ella sacudió la cabeza.
-Para mi no es así. No me siento mal ni asustada. Solo me siento... Aliviada. Liberada. Como si me hubiese desprendido por algo. Supongo que es el proceso de abrirse del que hablas. Me hace sentir más ligera. ¿Tiene algún sentido?
-Si, lo tiene. Me alegro de que te haga sentir bien. Porque eso significa que, seguramente, querrás volverlo a hacer. -Jimin le sonrió y ella le devolvió la sonrisa. Una sonrisa preciosa-. Pero si cambias de parecer, hasmeló saber.
-Lo haré.

_______ todavía no sabía por qué había empezado a hablar a Jimin de sus padres, de su infancia. No era propio de ella. No con un chico. Y, sobre todo, no después de Ryan. Abrirse con él había asustado. Era evidente que a Jimin le encantaba aquello por lo que Ryan la había juzgado. Sin embargo, la cuestión emocional era diferente. Era del tipo de cosas de las que hablaria con Sofia -Su mejor amiga-, pero no con un hombre.

-Jimin..., lo siento.
Dejó la taza encima de la barra.
-¿El qué?
-Haberte hablado de mi historia con mis padres. Mis problemas con ellos. Estoy segura de que era lo último que querías oír. Lo siento por ser tan infantil.
Él sonrió de una manera tan tierna y preciosa que ella quedo unos segundos contemplandole, él era tan apuesto.
-Me gusta que seas así.
-Pero no es propio de mí. No hace falta que mantengamos esta charla poscoital, esta conversación para conocernos mejor. Esto puede ser solo sexo. Me parece bien.
-De acuerdo. -parecía receloso, como si no lo acabara de creer.
-De verdad, Jimin.
Él asintió.
-De acuerdo, pero me parecía bien charlar. Al menos, firma parte del papel de un buen dominante. Aunque solamente sea unos cuantos azotes, nada demasiado duro. Me ayuda a saber como funciona tu cabeza.
Cómo podrías responder a diferentes cosas.
-Así pues, esto, lo que hacemos...
-El juego del BDSM -acabó la frase por ella.
-Si. ¿Una parte del juego es psicológica? ¿Es eso lo que dices?
-Una gran parte del juego es psicológico. -Masticó el último bocado de sus panqueques-. Piensa en ello. Esa sensación de liberación. De alivio. No te veía desde hacía años pero solo hablando contigo unos minutos veo que, seguramente, controlas mucho tu vida cotidiana. Eres segura y competente. Alguien que lo controla todo. La persona a los que los demás acuden para obtener un consejo o cuando hay que hacer algo. ¿Me equivoco?
-No. Es así.
-Entregarte a mi es una salida natural para tí. No solo entregarte a mi, sino al proceso. No hace falta que tomes ninguna decisión, ni que hagas nada. Solo tienes que relajarte y asimilarlo todo. Pareciera que lo entendías enseguida. Lo que me dice que, realmente, lo necesitabas.
-Quizá. -Hizo una pausa, en un intento de procesar toda esa información y cómo se aplicaba a ella-. Pero, en gran parte, también funciona porque tú estás muy implicado en todo esto. No me has juzgado ni por un segundo.
Él asintió.
-Cosa a la que nós devuelve a la psicología. -Hizo una nueva pausa y bajó el tono de voz-.
¿Por qué es importante que no te juzguen, _______?
Se quedó helada. No quería hablar con él de este tema. De la vergüenza que le había quedado tras su relación con Ryan. La vergüenza que tan a menudo había sentido mientras crecía con esos padres tan brillantes y triunfadores.
«jamás era lo bastante buena.»
Salvo que, en ese momento, con él, se sentía lo bastante buena. Por primera vez. Eran demasiadas cosas que asimilar. Y eso era sexo casual. Tenía que dejar de pensar en ello de forma tan seria. Él lo había llamado "juego". Eso era lo único que era.

-Muy bien -dijo él al cabo de un minuto-. No tienes por qué contestarme. Tengo tendencia a exigir siempre. Pero puedo cambiar.
Jimin le sonrió y ella tuvo la sensación de que lo hacía para que ella se sintiera más comoda.
-Eres un hombre amable, Jimin.
Era cierto. Era un buen hombre. Uno de los mejores que había conocido. Le había conocido en el instituto. Pero ahora parecía todavía mejor.
-Salvo cuando soy malo -dijo burlonamente.
-A decir verdad, no eres malo. Solo... Un poco malvado.
-Pero te gusta.
Jimin estiró el brazo y le acarició la muñeca con los dedos, la levanto y le dio un beso tierno. Le mordió la carne, lo justo para que ella notara sus dientes afilados.
-Si -respondió ella, intentando disimular sin éxito el repentino temblor de lujuria en su voz.




~El límite del deseo~ (Jimin y tú) +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora