Capítulo 15

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Empezó a escribir que no era una buena idea que todo el bufete supiera que ya se conocían después de haberse comportado como si no se hubieran visto desde el instituto, añadiendo que, de todos modos, estaba segura de que los socios querrían almorzar con él para celebrar su primer día y que, seguramente, tampoco deberían almorzar juntos nunca. Entonces, apretó una tecla para borrar lo escrito y empezó de nuevo. Se limitó a escribir que no creía que fuera una buena idea y que deberían hablar mas tarde.
¿Demasiado corto? Pero Jimin era un hombre; generalmente, prefería ir al grano, en lugar dd tener una conversación larga, interminable. Y tampoco era que se fuera a sentir dolido. ________ estaba segura de que para él también había sido solo sexo. Sobre todo, tras lo que él le había contado sobre su estilo de vida pervertido. Seguramente Jimin se sentiría aliviado por poder librarse de ella sin necesidad de tener «La charla» con una mujer llorona diciendo que las cosas no funcionaban.
Sin darse cuenta estaba frunciendo el ceño.
No quería que el se sintiera aliviado.
«Imposible.»
No iba a pasar nada mas entre ella y Jimin. Era lo mejor. De todos modos, tarde o temprano, habría terminado.
Pero estaba completamente segura de que iba a echar de menos el sexo. El sexo fantástico que era la satisfacción de todas las fantasías turbias que ella siempre había tenido, con el tipo con quien las tenia desde el instituto... Y que habían resultado ser mejores de lo que ella jamás se había atrevido a imaginar.
Se mordió el labio y clicó «Enviar».

Jimin estaba en su nuevo despacho, mirando la pantalla del ordenador.
¿Realmente, le acababa de decir que no?
Encontrar a _______ en el bufete y descubrir que su nuevo trabajo era en el bufete donde ella trabajaba le había cogido por sorpresa. Pero para él, había sido una sorpresa agradable. El único problema había sido intentar que no se notara que su mente se había llenado enseguida de fantasías en las que ella se inclinaba sobre su escritorio...
De acuerdo, trabajar con una mujer con la que se acostaba podía complicar las cosas. Pero hasta entonces ella le había parecido una mujer lógica. No era el tipo de mujer que se implicara totalmente de una forma emocional, aunque eso no significaba que fuera fría.
Sin embargo, notaba en ella una independencia parecida a la suya. Estaba seguro de que _______ podría arreglárselas para que las cosas fueran informales entre ellos. Jimin todavía pensaba que ella podría.
Habían practicado el sexo durante todo el fin de semana. En la cama, en la ducha, sobre la alfombra de la salita... La había azotado, la había pellizcado, la había follado tan fuerte que tenía la pelvis dolorida. Y todo aquello le había encantado. Jamás se había mostrado necesitada, jamás le había pedido nada más. Él había sido quien había sugerido que estuvieran en contacto, que se vieran esa semana. Así pues, ¿qué le ocurría ahora?
Debía de ser por culpa del trabajo. Pero siempre que ambos estuvieran de acuerdo en nada más que un poco de sexo entre amigos -de acuerdo, más que un poco-, no tenía que haber ningún problema. Podían ser discretos. Aquello incluso podía contribuir a mantener las cosas interesantes.
Muy interesantes...
Prácticamente deseaba que _______ fuera su secretaria, en lugar de otra abogada del bufete. Otra de sus pequeñas fantasías en las que se interpretaban papeles que ya había representado antes. Pero debía admitir que también había algo atractivo en el poder del cargo de ella. Siempre había preferido una mujer con cerebro. Alguien a quien viera de igual a igual en todos los sentidos. Someterla en el dormitorio era incluso más satisfactorio con ese tipo de mujer. Superar su fuerza. Ese era el auténtico juego de poder con el que se había topado.
_______ era fuerte. Lo había percibido enseguida.
Ahora quería verla en su despacho, desnuda, tumbada en su regazo...
Sonrió mientras tecleaba:

Inaceptable. En el Nijo Sushi a la una. Tengo muchas ganas. J.

Le dio a «Enviar» y se echó hacia atrás, satisfecho consigo mismo.

Quizá _______ era fuerte, pero él también había visto su lado sumiso. Y sabía cómo responder a eso, aunque ella no quisiera. Ahora lo único que tenía que hacer era esperar la hora del almuerzo, cuando la pudiera ver. Hablar con ella.
Era un poco ridículo que él hiciera semejante esfuerzo con esa mujer. Pero ese tipo de sexo no aparecía todos los días. Caliente, primitivo y... algo fácil entre ellos.
«No lo compliques, colega.»
Se frotó la barbilla.
No tenía que ser complicado. Muy bien, trabajaban juntos.
¿Y qué?
«¿Qué ocurre cuando se ha acabado y tienes que verte todos los días?»
Pero no quería pensar en eso. No podía. En lo único que podía pensar era en ver a _______, en comerse a besos esa boca que lo volvía loco. Quizás allí mismo, en el restaurante mientras tomaban sushi y té.
Ya se ocuparía del resto a medida que pasaran las cosas. De momento, todo iba bien. Tenía un nuevo trabajo fantástico, nuevos jefes a los que parecía gustar, ________ Mathews a pocas puertas de distancia. Y aún tenía el olor de ella impregnado en el cuerpo, a pesar de la ducha matinal.
«Genial.»
Oh, sí, le gustaría trabajar allí. Y a _______ le gustaría que trabajara allí. Él se encargaría de que fuera así.

~El límite del deseo~ (Jimin y tú) +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora