Capítulo 6

5.8K 338 9
                                    

_______estaba agotada, débil, aunque, al parecer, quería más. Sobre todo al saber que iba a azotarla... Ah, sí, la sola idea la encendía por dentro como los fuegos artificiales de fin de año: era puro fuego y luz.
Gimió débilmente mientras Jimin le daba la vuelta con facilidad, como si fuera una muñeca de trapo en sus tersas manos. Le puso una almohada debajo del vientre y la colocó encima.
-Ábrete para mí, _______. Muy bien, así.
Él la ayudo a separar las piernas. Estaba preparada para el aunque ya había llegado al orgasmo varias veces. Tanta, de hecho, que los climax se fundian en uno solo. Eran un único momento de sensación infinita e intensa que la aturdian una pizca.
Pero esto sería algo muy distinto.
«Por fin.»
Le acarició el trasero, los muslos y le rozó el sexo. ______ reparó en que no sabia si la azotaria o la penetraria primero y eso lo hacía todo más excitante. También la ponía bien nerviosa pero en el buen sentido, no podía pensar cln claridad.
-_______, escúchame. Respira hondo. Así; una buena bocanada de aire y luego suéltalo. Bien. Va, otra vez.
Su voz era tranquilizadora y eso la ayudo a calmarse. Era tan suave y profunda que casi podria dormir con ella de fondo. Sus manos la recorrían entera y calentaban su piel y su sexo.
Le masajeaba la tersa piel del trasero y los muslos con manos firmes; tan firme como el tono de su voz.
-Quiero que te estés quieta. Pase lo que pase -le dijo.
¿Percibió un deje de amenaza en sus palabras? No obstante, le resultaba encantador.
Emocionante. Inspiró hondo y volvió a espirar. Temblaba solo de pensar en lo que la esperaba.
-Ahora te voy a azotar -le dijo en voz baja. Y antes de que tuviera tiempo de asimilarlo, bajo la mano y le dio un fuerte
Cachete.
-¡Oh!
-¿Te he sorprendido? Eso es exactamente lo que quiero; que no sepas cuándo será, que a guardes impaciente y lo resistas luego.
Volvió a azotarla -un cachete que resonó en el aire incluso- y aunque sintió una punzada de dolor, el placer fue mayor, como una corriente eléctrica que le surcara la piel.
-Respira, _______. Sigue respirando.
Ella hizo lo que le pedía sin cuestionarlo siquiera. No quería cuestionar le ni desafiarle.

Otro azote; esta vez más duro. Ella se limitó a inspirar y a esperar a que el escozor se convirtiera en placer.
-Qué hermosa -murmuró Jimin, que empezó a acariciarle el trasero, los muslos e introdujo la mano entre estos-.
Y estas mojada... eres muy hermosa.
Le metió los dedos tan repentinamente que se sobresaltó.
-Ah, no te muevas. Buena chica.
Pero ella apenas podía controlarse; el palcer era demasiado intenso. Todo era demasiado nuevo. El dolor y el placer se mezclaban en su cuerpo de una forma con la que solo había fantaseado. Y algo le pasaba dentro de la cabeza; algo en lo que no quería pensar. Era como si se soltara, como si le tuviera ya cierta confianza.
Sus manos se le antojaban muy suaves mientras la exploraban, y sus carisias la apaciguaban. Cuando se agachó y la besó en la parte baja de la e ah palda se le puso la piel de gallina y se estremeció.
-Eres tan receptiva... -comentó él con un hilo de voz-. Es increíble para alguien que no había hecho estas cosas.
Jimin bajo la mano con tanta fuerza y tan de repente que volvió a pegar un respingo. No pudo evitarlo.
-¡Oh!
El se río y _______ persivio en su risa que estaba agusto con ella, y eso la conmovió.
-¿como estás? ¿Bien?
-Si. Bien. Quiero... Quiero más.
-Yo también. Te quiero a tí. No te muevas.
Le puso la mano en los muslos y le separó las piernas un poco más. Se colocó detrás rozandolá
Con las caderas y con la entrepierna apoyada en su sexo. Se hubiera arrimado a él.
Se moría de ganas de hacerlo, pero se sentía inmovilizada por el deseo de Jimin de que no se moviera. Por su deseo hacia él.
Él se le acercó y le introdujo el pene. Fue solo la punta pero el placer le dio una sacudida.
-Oh, me gusta...
-Shhh -Le espetó él.
Jimin permaneció quieto un momento y luego la penetró del todo. así, de repente, la embistió con fuerza.
-Ahhh, Joder, Jimin!
-Qué bueno. Menuda sensación.
Ambos jadeaban. Entonces el empezó a moverse; dentro, fuera, dentro, fuera. Era una gozada notar su grueso pene.
Dolía un poco porque era muy grande pero, a su vez, eso intensificaba el placer. Con una mano seguía sujetandola por la parte baja de la espalda, y a ella le encantaba. E hecho, le gustaba todo.
Él se introdujo con más fuerza y ella se sentía indefensa, débil, aunque en su interior se librara una batalla y la embargara el deseo, acercándose una vez más al borde del abismo.
Le dio otra palmada que estuvo a punto de conseguir que se corriera.
-¡Ah, Jimin!
Entonces empezó a azotarla con fuerza en una serie de pequeñas palamadas que iban al ritmo que marcaban sus caderas. La penetraba y la azotaba a la vez. Iba a estallar.
-Jimin... Por favor...
-¿Por favor qué? -pregunto entre jadeos con una voz ronca.
-Por favor... No pares.
-No lo haré...
La embistió una vez más; su pene le proporcionaba un placer increíble. Los azotes le quemaban pero le encantaba. Lo necesitaba.
Un embate más, una palmada másy ella se sumió en ese trémulo y oscuro lugar. Veía destellos dd luz y el placer invadió todo su cuerpo. Y cuando sintió que su sexo se encogía en una agonía exquisita, notó que Jimin se ponía tenso.
-Joder _______ ... me corro...
Presionó un poco más y se apoyó en su espalda. A ella le gustaba muchísimo oír sus jadeos y gemidos; saber que se corría en su interior.
Cuando hubo terminado, Jimin cayó sobre ella y _______ notó su cálido aliento en la nuca. Seguía en tu me vida y algo aturdida; apenas lograba pensar con claridad y aún menos moverse.
Al cabo de unos minutos, el se movió, se hizo a un lado y la atrajo hacia sí. Le apoyó la cabeza sobre su pecho: notaba los latidos de su corazón el ma mejilla.
¿Había pasado de verdad?
Este había sido el mejor sexo de su vida, pero de lejos. Y en parte era por haber hecho realidad sus fantasías: follar con su amor platónico de la adolescencia y que la azotaran. Sin embargo, en parte también era por él.
Jimin.
«No te pongas sensiblera ahora.»
No, no lo haría. No durante mucho tiempo, si es que volvía a pasar. Lo había pagado muy caro en el pasado. Lo había pagado con su autoestima.
No estaba dispuesta a entregársela a ningún otro hombre. Pero su cuerpo... Bueno, eso era algo totalmente distinto. Eso le había gustado mucho más de lo que había imaginado nunca.
¿Y eso en qué lugar la dejaba a ella? Estaba demasiado cansada, exhausta, para pensar en eso. Para pensar en lo mucho que había confiado en Jimin y en lo mucho que le había permitido que le hiciera esas cosas. No lo entendía pero ahora lo único que quería era disfrutar del hecho de estar ahí, con el fuerte y cálido cuerpo de Jimin a su lado. Con su olor en la cabeza... y el olor a sexo.

~El límite del deseo~ (Jimin y tú) +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora