Capítulo 35

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Cuando ____________ se despertó era tarde. Lo deducía por el ángulo del sol fuera de las ventanas. Todavía estaba medio adormilada y le vibraba todo el cuerpo. Y también el cerebro.

Se giró y descubrió a Jimin mirándola.

—Hola. —Su voz era baja y algo ronca.

—Hola.

No estaba segura de cómo se debería sentir. De lo que había ocurrido la noche anterior. De cómo se había sentido después. Algo había ocurrido entre ellos. Otra vez. Las cosas habían pasado a un nivel completamente diferente. No solo en el club, sino allí, en la cama, en plena noche. Lo recordaba como una especie de sueño maravilloso. Excepto que había ocurrido de verdad. Lo había notado. Había percibido un cambio más profundo en él y en el modo como la había tocado.

Había sido tan, tan dulce. Tan tierno. Allí había habido emoción de verdad y ____________ sabía que no era la única que sentía eso. Se había sentido... completamente abierto con ella, por primera vez. Pero ahora, en gran parte estaba... insegura. Sobre cómo se sentía de verdad.

Ojalá pudiera creer lo que había notado en él. Ojalá pudiera confiar en eso.

—___________, ¿estás bien? —preguntó Jimin.

—Oh, estoy... Sí, estoy bien.

Se apoyó en un codo. ____________ reparó en lo despeinado que iba. Le daba un aire un poco infantil.

—No parece que estés bien.

Ella se encogió de hombros y tiró la sábana hacia arriba para cubrirse más el pecho.

—Estoy... —Se quedó callada, se mordió el labio y, entonces, le miró a los ojos—. Jimin, me da la impresión de que algo ha vuelto a cambiar.

—Sí —dijo él sin alterarse.

—¿Sí?

—Para mí también.

—Así pues, ¿qué significa eso?

Se quedó mudo unos largos segundos durante los cuales _____________ contuvo la respiración. Creía que no podría respirar hasta que se lo hubiera contado. Aunque una parte de ella tuviera miedo de saberlo.

Exhaló un largo suspiro.

—Significa, para mí, al menos, que yo... tengo sentimientos con los que no sé qué hacer. Y creo que tú también.

_____________ se mordió más fuerte el labio.

—Yo... —¿Por qué el corazón le latía con tanta fuerza? Quería contarle exactamente cómo se sentía, pero no podía hacerlo—. En cierto sentido, a mí me pasa lo mismo y me cuesta mucho asumirlo.

—Así pues, volvemos a estar en la misma onda —dijo él, con esas cejas oscuras unidas en un gesto interrogativo, aunque había dicho esas palabras de forma muy decidida.

Le sorprendió que él esperara que ella le dijera algo que se lo confirmara. Pero decírselo aún le parecía demasiado arriesgado. No pensaba ser la que le dijera primero que le quería.

Así pues, ¿dónde les dejaba eso, si él no se lo decía? ¿O si no podía reconocerlo? ¿Si, quizá, no era eso lo que él sentía, ni por asomo?

Ahora, el corazón le martilleaba en el pecho, repiqueteándole dolorosamente en las costillas. Notaba cómo el miedo se apoderaba de ella, como una especie de sustancia tóxica. Veneno. Y convertía el miedo en pánico.

Tenía que salir.

Se sentó en la cama tan deprisa que, durante un instante, se sintió mareada. Entonces, volvió a apartar las sábanas y dejó las piernas balanceándose en el otro lado.

~El límite del deseo~ (Jimin y tú) +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora