Capítulo 11

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Ya volvía a quemar por dentro, con el sexo otra vez ardiente. Y podía ver el crudo deseo en la cara de Jimin.
-¿Has comido lo suficiente, ________?
-De momento. El tono de él cayó una octava.
-Entonces, ¿por qué no te meto en la ducha?
Él no esperó a que ella respondiera. Le cogió la mano, le pasó el brazo por la cintura y la llevó hasta el baño, una de las pocas habitaciones cerradas y
que ocupaba gran parte
de la pared trasera del loft.
Le quitó la parte superior del pijama y se quedó desnuda. Los pezones se le endurecieron por el aire fresco y la excitación mientras el estiraba el brazo dentro de la enorme cabina de ducha y abría el grifo. Jimin se quito los pantalones del pijama, abrió un cajón del moderno tocador de arce y sacó una sarta de preservativos.
-Oh, espero que vallas a utilizarlos -le dijo ella, con el sexo cada vez más húmedo.
Él sonrió, con esos blancos y fuertes enseñándole esa hermosa sonrisa y el deseo, patente en esa boca tan sensual que tenía.Ella bajó la mirada y descubrió que el estaba a punto, duro. Se estremeció.

-Voy a hacerte muchas cosas aquí dentro -respondió jimin mientras la atraía hacia él .
Se agachó para besarla; la boca de Jimin sabia a café caliente y jarabe de arce. Dulce y fuerte, como él. Ay, madre mía, ese hombre sabía besar. Tenía unos labios suaves, aunque exigentes. Su lengua se escabullia y se apoderaba de su boca. La hacia estremecer de deseo, con pequeños escalofríos que le recorrían todo el cuerpo. Su pecho era un plano duro de músculo contra sus pechos. Sus abdominales eran igualmente sólidos. Y su pene era un mango rígido apretando su estómago.
Jimin apartó su boca de la de _______ el tiempo justo para meterse en la ducha. Y entonces la envolvió una oleada de calor húmedo mientras caía el agua, aparentemente desde todos los sitios a la vez. Lo único que ella sabia era que estaban empapados, con sus cjerpos pegados. Ella se notaba la piel resbaladiza; percibía un aroma crítico y algo más oscuro... El almizcle que emanaba de él. Su jabón. Incluso su olor hacia que su cuerpo se calentara y que su sexo vibrara de necesidad.
Entonces, Jimin se apartó y la mantuvo a un brazo de distancia.

-Dios, así estás preciosa, _______ -le dijo-. Me encanta verte mojada y el agua resbalando por tu piel. La ducha es otro de mis fetiches. El agua en si. -Recorrió con un dedo el espacio entre sus pechos, hasta el centro de su vientre-. La piel mojada...
Debería haberte metido aquí con una de mks camisas blancas. Me encanta ver cómo el tejido Se va oscureciendo... -Le tocó la Punta de un pezón con la yema del dedo-. Pero eso también está bien; ver como te pones dura. Ver como el color rosa oscurece a medida que te vas excitando.
________ contuvo una larga respiración. Le encantaba oír como le decía esas cosas.
-Jimin...
-¿Que ocurre?
-venga...
Él se echó a reír, con una risa ronca y seductora.
-Venga, ¿qué?
-venga y tócame de verdad. Quiero notar tus manos encima de mi. Quiero sentir lo diferente que es en el agua.
Él volvió a reír, con una risa ronca.
-Increíblemente perfecto -murmuró mientras cogía ambos pechos en sus manos y recorría toda su piel.
-Oh, eso está bien... -_______ cerró los ojos, rindiéndose a esa sensación.
Era diferente. No era que jamás hubiera practicado sexo en la ducha. Pero jamás se había concentrado en esa habilidad. En la diferencia. Con ningún otro hombre.
Jimin hacia que viera las cosas de forma diferente. Que lo sintiera todo a traves de un prisma completamente nuevo. Y era alucinante.

-Si, me gusta -dijo él- mantén los ojos cerrados, _______. No ye muevas.
Se derritió con el tono autoritario de su voz, al oír como le decía lo que tenía que hacer.
Quizá Jimin tenía razón respecto a lo que todo aquello le provocaba en la cabeza. Pero no podía pensar en ello. El deseo era como una marea que la atravesaba dejándola empapada mientras el agua le caía sobre la piel.
-Quédate ahí, si... Y ábrete de piernas para mi. Buena chica.
Sintió un pequeño escalofrío.
«Buena chica.»
Ahora no podía pensar nada cuando notó un chorro de agua sobre su sexo.
-Oh...
-Estate quieta, _______ -volvió a decir él, y ella tuvo que hacer un gran esfuerzo para dejar de retorcerse.
Dejó que sus párpados se entreabrieran un segundo, vio cómo él se arrodillaba ante ella, con la alcachofa cromada y plateada de la ducha en la mano y una pastilla de jabón en la otra. Y cuando volvió a cerrar los ojos, la empezó a lavar. Jamás había experimentado nada como aquello. La enjabonó con una mano, con los ojos resbaladizos. Marivilloso. Le masajeaba los labios de la vagina hasta que ella creyó que iba a morir por el exceso de sensaciones. Se tuvo que morder el labio para no moverse. _______ respiraba entrecortadamente, jadeando sobre su pecho.
-Te gusta -dijo él-. puedo notar cómo se te hincha la piel al tocarte.
Le masajeó el clítoris y ella jadeó.
-¡Ahh!
-Ahhh, ______. No te muevas. No digas nada, hazlo por mi. Puedes hacerlo.
Entonces, apuntó el chorro de agua caliente sobre su clítoris y el placer que ella sintió fue como la seda: brillante, sinuoso y le recorría el cuerpo entero.
_______ aspiró fuertemente, contuvo el aliento mientras él apartaba el agua y volvía a la tarea con la mano resbaladiza.

-Abrelas más -le ordenó y ella lo hizo sin rechistar.
Se dio cuenta de que su mente viajaba a un sitio brumoso.
Que se vaciaba un poco. Se calmaba. Era como un suave zumbido en la cabeza.
-Bien, _______ -le dijo Jimin-. Y ahora quédate quieta.
De nuevo, el agua en el ápice de sus muslos, aunque esta vez más fuerte, con el golpeteo duro del ciclo de masaje apuntando directamente a su clítoris.
Tenía que cerrar las piernas, tenía que contener el clímax.
-¿Necesitas correrte? -le preguntó él.
-Si... ¡Ahora!
-Ahora no, _______. Aguantaté en este punto. Aguanta lo hasta que te diga que te corras.
-Dios mio...
Pero trago saliva y asintió. Se resistió contra la avalancha de sensaciones.
-piensa en todo lo que sientes. Separa todas las sensaciones -le ordenó con voz más suave-. El agua que cae encima. Mi voz. La textura del jabón. ¿Has sentido alguna vez algo tan resbaladizo? Yo creó que no. El Jabón y lo increíblemente mojado que tienes el coño. Increíble.
Intentó hacer lo que le mandaba. Mentalmente se tomó un momento para reconocer cada sensación por separado. Parecía que lo hacía crecer todo, que lo multiplicaba.
Aspiró fuertemente y retuvo el aire en los pulmones.
-Buena chica, _______. Eso es. Piensa en el placer que crece dentro de tí. Y retenlo. Aguanta para mi, _______.
-Si -susurró ella-. Si.
-Ah, ahí es exactamente donde te quiero.

~El límite del deseo~ (Jimin y tú) +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora