Capítulo 5

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-Espera.
Se inclinó sobre la cama, apartó el edredón y la colocó bien entre las frías sábanas.
Luego se subió él también y se tumbó desnudo a su lado.
-Necesito estar dentro de ti, ______. Quiero follarte muy fuerte. ¿Crees que podrás resistirlo?
-Sí.
-Dime que lo quieres.
Joder, su cuerpo era como una seda ardiente al tacto. Tenía una piel suavísima y el pene muy duro, rozando sus muslos.
-Dímelo -le ordenó.
-Sí, podré resistirlo. Quiero que lo hagas fuerte. Me gusta muy fuerte.
-¿Fuerte? ¿O más fuerte aún?
-¿Más fuerte? -¿Por qué se le cortó la respiración cuando le preguntó eso? ¿Le estaba preguntando lo que creía?-.
¿Jimin?
Él la besó en el cuello con unos labios firmes a la par que suaves. La mordisqueó con los dientes, aunque el dolor fue placer. Jimin trazó una línea en sus labios con las yemas de los dedos y ella creyó oler él océano. Este hombre era una contradicción y eso le encantaba. Le fascinaba que la tocara en varios sitios a la vez en una sobrecarga sensorial.

-Me gusta el sexo algo fuerte-
Le dijo Jimin antes de volver a besarla en el cuello y luego en la mandíbula.
-Ah...
-¿Te he escandalizado?
-No. No hay muchas cosas que me escandalicen.
-¿Te gusta la idea _______? Porque a mi me parece que sí.
En cuanto lo he dicho, tu cuerpo se ha relajado.
-Joder jimin... Si me gusta. Es lo que quiero. Es precisamente lo que quiero.
Ahora fue él quien gimió.
-Ah, eres perfecta -dijo. Luego, al cabo de un momento añadió-: Me gusta fuerte.
Quiero penetrarte con fuerza. Morderte. Pellizcarte los pezones.
-Si...
¿En serio estaba diciendo esas cosas? Eran sus fantasías hechas realidad. Las que hicieron que su ex, Ryan, saliera por piernas. Él mismo que le dijo que estaba loca, que era una lunática. Pero, bueno, él era lo último en lo que qreria pensar en ese momento.
Jimin añadió en voz baja:
-Lo que quiero hacer de verdad es azotarte.
-¡Oh!
-Ahora si te he escandalizado.
-No. No ea eso.
-¿Y entonces?
-Es que... Eso ea lo que siempre he querido. Lo que deseaba.
Notó cómo Jimin sentía un escalofrío y se quedaba callado un buen rato antes de proseguir:
-Pues esto va a ser buenísimo. Te lo prometo, _______.

Fue ella quien tembló entonces, pero del deseo. Se notaba completamente empapada.
Deseosa y obnubilada. Y eso que aun no había ocurrido.
Pero estaba a punto de ocurrir.

Jimin la observaba detenidamente, pero lo único que veía en ella, que le notaba, era un deseo puro y descarnado. Su cuerpo ardía bajo el suyo: sus senos y la curva de su vientre. Tenía el sexo húmedo; a punto para acogerle. No había estado tan empalmado en la vida.
Quería que se corriera de nuevo. Una vez tras otra. Nada le excitaba más que ver a una mujer llegando al orgasmo y sentir esas pulsaciones en su interior. Oír los gemidos y los llantos de placer. Y aún más si se trataba de ella.
«_______.»
Tal vez fuera por los años que pasó encaprichado de ella. No lo sabía. Ahora le resultaba demasiado difícil pensar en eso, con ella ala lado. No, ahora tenía que tocarla, probar su piel, introducirse en ella y follarsela hasta que gritara...
Bajó la mano hasta su sexo y la hizo gemir. Estaba tan mojada que no podía soportarlo. Y, ay, el aroma de su flujo...
«otra vez.»
Si, conseguiría que se corriera otra vez.
Se abrió paso a su cuerpo, separándome los muslos con las manos. Ella se dejó hacer, no puso resistencia ni trató de controlar nada. Perfecto.
Se detuvo frente a su sexo expuesto y la miró bajo la tenue luz nebulosa de la luna que se filtraba entre las plateadas nubes junto con el leve fulgor dorado de las farolas.

-Me encanta lo hermosa que es una mujer -le dijo con la voz entrecortada-.
Absolutamente preciosa.
Se agachó, lamió la dulce abertura y le cautivó notar el temblor como respuesta. Le gustaba mucho practicar sexo oral con una mujer : le volvía loco saborear el deseo. Volvió a lamer más suavemente. Sabia que ahora estaba muy estimulada pero podía hacer que se corriera de nuevo si se esmeraba.
Conseguiría que volviera a llegar al orgasmo.
Le presiono el clítoris con la lengua, con la que trazaba movimientos circulares.
Mientras, ella tensaba los muslos y levantaba las caderas para acercar las a su boca hambrienta. Introdujo más la lengua y la extrajo después para lamer ese duro bultito del clítoris. Dentro y otra vez fuera; una y otra vez.
Oía su respiración entre jadeos y notaba cómo le tiraba del pelo. Cuando le introdujo dos dedos ella llego al orgasmo entre gritos. Todo su cuerpo temblaba. Le encantaba su sabor, caliente y dulce y con un punto agrio.
Al final, dejo de asirle los dedos con los músculos. No obstante, su interior seguía siendo suave, aterciopelado e increíblemente caliente.
Si no la penetraba pronto, perdería la cabeza.
Se incorporó y alargo el brazo para coger un preservativo de una cajita lacada que tenía en la mesita de noche. De rodillas, se lo coloco con cuidado. Ella le contemplaba; paseaba la mirada de su rostro a su pene y se relamia. Tenía los labios rojos e hinchados. A pesar que no la habia besado demasiado. Al menos, no tanto como querría.
¿Cuando había sentido esas ganas de besar una mujer?
«Follatelá, Joder. Penetralá y lo demás ya caerá por su propio peso.»
Tenía que controlarse un poco
Y controlarla a ella. Debía conseguir que le obedeiera.
Le agarró los muslos, incandole los dedos en la piel.
-¿Éstas preparada para mi, _______?
-Si, estoy lista.
-Dime que lo deseas.
Había dicho lo mismo a otras mujeres de modo que ¿por qué se le antojaba ahora como una especie de prueba?
-Te deseo. Quiero que... que me penetres. Que me folles y que me hagas... todas esas cosas de las que hablabas. Muérdeme, pellízcame...
-¿Y que te azote?
_______ se quedo callada un momento y él aguardo su respuesta como si el tiempo se hubiera detenido un instante.
Era demasiado importante, Joder.
Al final, ella contestó con un hilo de voz:
-Si, Jimin, quiero que me azotes. Nunca lo he hecho antes y es algo que siempre he querido. Siempre.
A Jimin se le escapó un gemido.
Esta chica sería perfecta. Ya había presentido que tenía tendencias sumisas. No solía equivocarse pero con ________ no estaba del todo seguro. Le desestabiliza un poco la fuerza de su atracción. El sexo hubiera estado bien sin todo lo demás, sin lo duro ni el intercambio de poder.
Pero ahora lo sabía. Ella le deseaba e iba a ser rematadamente perfecto. _______ seria perfecta.

~El límite del deseo~ (Jimin y tú) +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora