Apagó su celular y lo puso a cargar, para hacer más rápida la carga. Por otra parte, tomó su mochila y empezó a guardar una serie de cosas que les serían útiles aquella noche; botellas con agua, linternas con pilas completas, cámaras por las dudas y demás objetos que quizá necesitarían.
Terminaron de ponerse su ropa, algo cómoda para sentirse bien en el trayecto, mucho abrigos y paraguas por si desafortunadamente se largaba a llover en el medio de la noche.
-¿Vamos? -preguntó Melanie algo nerviosa-.
Eva asintió y salieron del departamento, obviamente cerrando la puerta con seguro. Caminaron hacia el auto, se subieron, se colocaron los cinturones de seguridad y partieron a su destino; el bosque.
Era de noche y era la idea. Melanie pensaba que el hecho de los árboles, quizá era solo en la noche entonces propuso ir a ese horario para asegurar sus dudas.
Llegaron en fin. Eva se veía algo incómoda, nerviosa y con miedo. Hace bastante había dejado de tocar el tema y por una apuesta tuvo que volver a aquello que tanto la confundía. Caminaron lentamente diciéndose susurros entre ellas y quedaron al fin en frente del bosque.
-¿Ves? -preguntó sin ningún nerviosismo Melanie, al contrario, tenía una gran sonrisa dibujada en su cara- no mentía cuando decía que los árboles que en el día no están, en la noche se hacen presentes.
Eva asintió rendida y caminaron adentrándose en el bosque, más oscuro que en otras ocasiones. La luna ya no alumbraba absolutamente nada en comparación a la otra vez. El viento estaba calmado y el frío era soportable.
Solo se veía la luz de las linternas moviéndose para todos lados alumbrando. Caminaban a la par de las caídas de las hojas al suelo. El poco viento común, mínimamente lograba despeinar sus cabellos. Llegaron a un extremo del bosque en donde algo les pareció extraño.
Se encontraron frente un sobre color marrón claro, estaba sellado con una sustancia roja que se asemejaba a sangre. Se miraron, fruncieron sus ceños casi al mismo tiempo y no adelantaron ni un paso más.
-¿Vas, o voy? -preguntó Eva-.
-Vamos las dos -respondió su amiga tomando la mano de la contraria, se sonrieron para calmar su miedo y adelantaron solo un paso, quedando más cerca del sobre-.
Adelantaron uno más.
Dos más.
Y finalmente el sobre terminó en las blancas manos de Melanie, que estaba nerviosa, confundida, asustada pero por sobre todo... feliz. Ni ella sabía el por qué.
Melanie estuvo a punto de abrir el sobre pero su amiga la detuvo repentinamente, impidiendo su acción.
-¿Qué tienes? -preguntó Melanie frunciendo su ceño-.
-No estoy segura...
-¿Tienes miedo? ¿o ya estás segura de que yo siempre tuve razón en lo que decía?.
-No discutamos ahora. A parte aún falta lo de esa luz rara. No todo está probado.
-Lo de los árboles ya te lo probé. Y esto... ni yo sé que significa porque no lo viví antes. Déjame abrirlo -dijo sintiendo una mano que se posó sobre la de ella prohibiendo que abriera aquél objeto- déjame -se quejó safandose del agarre de la otra- lo abriré de todos modos, Eva.
La opuesta se rindió finalmente dejando a su amiga hacer lo que quisiera, no tenía el control, no podía ni podría detenerla.
Rompió el sobre ya que no podía abrirlo de la manera correcta por la forma en la que estaba sellado. Sacó un papel con marcos dorados, sus letras que conformaban palabras eran de un color brilloso y potente.
"Están a un paso. Sólo uno. No tengan pánico. No lo tengan. Sólo uno.
Esto se quemará.
Ahora"
Y aquella carta escrita con palabras y frases bastantes siniestras, se quemó luego de haber sido leída, la misma advertencia.
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"MITAD HADA MITAD VAMPIRESA"
Fantasy"Desde que me topé con ese humano, comenzaron a suceder cosas extrañas, cosas en mi vida empezaron a ponerse raras". -Sukuyan. .05-06-1517.