Capítulo Ocho.

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Elissa Nualart.

En el momento en el que comenzó la pelea, Mikel me sacó de ahí, a mí y a mis amigas. Tamara me miró con cara de horror preguntándose qué mierda estaba sucediendo. Yo tampoco sabía, lo único que sé es que él; Garrett, me ayudó a zafarme de ese imbécil y se lo agradezco muchísimo, de otro modo él hubiera hecho cosas horribles y asquerosas conmigo.

En cuanto salimos de la casa, Mikel nos acompaña hacia el auto de Kate. Todas se suben, menos yo.

—Váyanse a casa —dice, en un tono sereno, pero a mí me suena como a una orden.

Se gira y comienza a caminar. Debo detenerlo, debo decirle algo. Un agradecimiento, al menos. Aunque también, quiero decirle algo a él. A Garrett.

—Oye... Mikel —lo llamo y él de inmediato se vuelve hacía mí.

—¿Qué pasa, Elissa? —indaga.

«Mierda, ¿qué iba a decir?»

Me acerco más a él, para que las chicas no me escuchen.

—Eh... Bueno yo... —balbuceo y aclaro mi garganta—. Muchas gracias por... por esto.

Quiero golpearme por ser tan estúpida en un momento como este, pero se me ha secado el cerebro y no sé qué más decir.

Mikel me sonríe de lado y asiente.

—No agradezcas. Bueno, debo ir a ver a mis amigos para llevarlos a casa —concluye.

Se acerca a mí y me da un beso en la mejilla.

—Mikel... —digo antes de que se marche—. Dile a Garrett que también gracias. Por... por salvarme de ese tipo. Oh, y también dile que se lo compensaré. Por favor Mikel.

Sí, lo he dicho.

—Claro que sí, Elissa, yo se lo digo —dice con una sonrisa y después se despide con la mano.

Le regreso el gesto y me subo al auto de Kate.

—¡Nos vemos chicas! —grita y agita ambas manos.

—¡Gracias, Mikel! —clama Kate con una sonrisa que Mikel también le devuelve.

Veo a Mikel girarse de nuevo sobre sí y comienza a correr en dirección a la casa.

—Oye, Elissa. Qué bien escondido te lo tenías. ¿Por qué no nos presentaste antes a esos guapos? —comenta en broma Madison y todas voltean a verme.

«Oh, Dios.» Me siento como esas veces en clase; cuando participo y todos me miran atentamente.

—Bueno..., creo que los conocí gracias a que Kate me retó a besarme con uno de ellos —comunico y me es imposible no esbozar una sonrisa idiota.

—¡No lo puedo creer! Es verdad, el que te salvo es con el que te besaste. Qué envidia, Elissa —expresa Kate con una sonrisa pícara.

—A puesto a que le gustaste —dice Tam y eleva ambas cejas en un gesto juguetón.

Yo no lo creo así. Porque él es muy apuesto y obviamente debe tener muchísimas chicas en espera, y muy buenas; cómo a él seguramente le han de gustar.

—No sé ustedes, pero yo opino que debes compensar al otro chico caliente que te salvó de aquel imbécil, ¿no? —menciona Kate mirando a las chicas y todas responden un sí en respuesta.

Vaya, gracias.

—Sí, Elissa. Anda, ve a decirle que al menos vas a curarlo o alguna de esas mierdas —dice Britt.

Atracción Peligrosa. |PAUSADA|EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora