Capítulo Dieciocho.

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Elissa Nualart.

No puedo creer lo que mis ojos han visto.

Él, besando a esa chica... y encima, ¡tocándole el maldito trasero!

Es un completo idiota. Pero yo lo sabía, la chica me lo dijo. Él no es hombre de una sola mujer, y ahora me consta. Ni siquiera sé por qué demonios siento algo en el pecho si él no me importa en absoluto...

Yo creí... creí por un estúpido momento que él sentía algo por mí, que por eso me había besado en la habitación. Pero me equivoqué, él sólo lo hace por diversión. Ya lo he entendido.

Él sólo busca diversión en las chicas, las chicas son un objeto sexual para él y yo no pienso ser parte de eso.

No puedo evitar sentir un pinchazo en el corazón.

Dejo de mirarlo y centro mi vista en Matt. Él se acerca a mí y me susurra al oído—: Eres una chica preciosa, ¿lo sabías?

De inmediato siento el calor apoderarse de mis mejillas. Le sonrío y niego con la cabeza.

—Estás diciendo tonterías, creo que deberías dejar de beber tanto —le pido. No quiero que nos vaya a ocurrir un accidente ahora que él va a llevarme de vuelta al departamento.

—¡No! —me grita y me sobresalto.

—Matt...

—No me digas qué hacer —suelta en un gruñido que me parece aterrador.

—¿Qué demonios te sucede? —le digo con enojo y entonces me mira con mucha intensidad.

—Sucede que vamos a divertirnos —dice en un tono malévolo que me provoca escalofríos.

Lo veo acercarse más de lo debido a mí. Él nunca había hecho algo como esto, él jamás me había hablado de este modo. Tal vez es culpa del alcohol o es su lado oscuro... No lo sé.

—No te acerques más a mí o...

—¿O qué? —me desafía.

—Matt... estás ebrio y dudo que quieras hacer esto... —musito—. T–Tú no eres así...

—Pero quiero estar contigo —dice en un grito imponente y me toma por los hombros. Mi corazón comienza a latirme demasiado rápido y el miedo comienza a filtrarse dentro de mí.

«Él no me haría daño... Él no...»

Comienza a acercarse a mí y me acorrala contra la pared, estampándome en ella. Sé lo que sigue, lo sé, así que atesto un rodillazo en su entrepierna, que lo hace caer de inmediato al suelo. Comienzo a correr a cualquier lugar, en busca de mis amigos. Las lágrimas se hacen presentes y no han dejado de caer sobre mis mejillas.

¿Por qué? Matt no es así...

«¡No trates de justificarlo!» Me grita mi conciencia y sé que tiene razón.

Saco mi celular de mis jeans y de inmediato marco al número de Tam, timbra cinco veces y después me manda a buzón. Intento con el de todos, y nada. Nadie me responde el jodido teléfono.

Ni siquiera el imbécil de Garrett.

Así que no me queda de otra más que salir de la fiesta y llamar a un taxi para que venga por mí. Esto me costará muchísimo, pero creo que es el precio que debo pagar por confiar en personas en las que no debía.

Seco por completo mis lágrimas y llamo al servicio de taxis. Después de colgar, me dicen que ya viene uno en camino. Así que, en lo que llega, vuelvo a intentar llamarles un par de veces más a mis amigos, pero nada. Completamente resignada, camino hacia la banqueta y me siento en ella a esperar el condenado taxi.

Atracción Peligrosa. |PAUSADA|EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora