Capítulo Diecisiete.

34 4 0
                                    

Garrett Dagger.

Soy un imbécil.

No puedo creer que por ser un jodido hijo de puta he desaprovechado eso que ocurrió hace unos minutos. Al escuchar el nombre de ese maldito... no pude evitar sentirme enojado. Supe que tenía razón, ella está saliendo con un chico, y, por la forma en la que la escuché hablar con él en su casa y hace rato... ella está interesada en él. Esto no debería importarme, pero lo hace.

Todo lo que sucedió hace rato... el beso... Todo esto es nuevo para mí, hace muchísimo tiempo que no siento esto y viene ella y lo cambia todo.

Y no sé si para bien o para mal.

Tampoco sé por qué mierda la he besado. En realidad, sí lo sé: quería hacerlo. Verdaderamente deseaba hacerlo. Quería sentir nuevamente sus labios contra los míos. Quería que ella me correspondiera el beso estando consciente.

Sólo por unos instantes me sentí... pleno. Pero todo se fue a la borda en cuanto rompimos el beso. No supe qué contestarle y como el maldito cobarde que soy, huí. La dejé sola, igual que la primera vez que discutimos.

Soy un idiota.



Me abro paso entre la gente y camino hacia la barra, me pido un trago y miro a mi alrededor tratando de encontrar a alguno de mis amigos, pero nadie aparece en mi campo de visión. De pronto mi vista choca contra un cuerpo sumamente familiar que va bajando las escaleras de la casa. Su rostro luce confundido, enojado y frustrado, no mira por donde va; hasta que choca contra un tipo que se le ha plantado en frente. Ella lo mira con el ceño fruncido, pero al momento lo reconoce y le sonríe con mucha facilidad. Comienzan a conversar y él le toma la mano.

Le ha tomado la puta mano.

No puedo verle la cara al imbécil, pero sé que vienen para la barra. Me pido mi último trago y me escondo en una de las paredes que no está alumbrada por las luces. Por fin puedo verlos más de cerca, pero al instante me arrepiento, porque el chico con el que ella se encuentra ahora es Matthew Anderson, el sobrino de Christian Fernández.

Casi escupo el último trago de mi vaso.

«Esto no está pasando.»

Él no debe saber por nada del mundo que Elissa y yo nos conocemos, o será capaz de decirle todo sobre mí y estaré acabado...




      *~*~*~*




—Vaya, por fin te apareces —le reclamo a Nathan. Mi amigo me sonríe y niega con la cabeza.

—Lo siento, hombre. Sólo estoy pasándomela bien con mi chica —me responde feliz. Jamás lo había visto así, y menos por una chica.

—Me alegra que seas un poco feliz, Nate —digo y le sonrío.

—Nunca me imaginé que podría sucederme algo como esto —comenta.

—Yo tampoco —susurro para mí.

—¿Qué has dicho? —me pregunta con el ceño fruncido.

Mierda.

—Nada... Yo... —comienzo, pero esto puede esperar, necesito decirle lo de Matthew ahora—. Tengo algo urgente que decirte.

Atracción Peligrosa. |PAUSADA|EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora