Capítulo 9

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La locura...no es una maldición, es un don que solo unos pocos tenemos

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— ¿Len Tomizawa? —nombró la enfermera.

— Yo —alzándome con cierta pereza, me dirigí a la consulta que me correspondía, entrando y sentándome directamente en una de las sillas.

— ¿Cómo te encuentras? —ella, tras cerrar la puerta, se acomodó de igual forma frente a su enorme escritorio, hojeando a la vez un considerable montón de fichas— Supongo que me volverás a responder con un "todavía soy capaz de respirar", ¿me equivoco?

— La verdad es que esta vez pretendía optar por una respuesta más simple, algo así como: "bien, gracias".

Sonrió.

— Ya tenemos los resultados de tu analítica y he de decir que no están nada mal —las dejó sobre un archivador— ¿Estás siguiendo los ejercicios?

— Lo intento.

— ¿Estás realizando las actividades de relajación que te recomendé?

— Sí, y he descubierto que cortar bonsáis no es lo mío —vacilé—. Y que odio los bonsáis.

Huisei suspiró, manteniendo aquella simpática sonrisa. (Siempre estaba sonriente y alegre, intentando animarme, dándome siempre esperanzas. No me podía quejar, había tenido suerte de que me tocara a una doctora como ella y no al cascarrabias de la consulta de al lado.)

— Ve quitándote la camisa, quiero ver si el medicamento ha surgido efecto.

Me levanté y, quitándome la chaqueta y la susodicha camisa, procedí a sentarme en la camilla. Ella se dirigió hacia mí, poniéndose sus gafas para observar con detenimiento las manchas rojizas marcadas en mi piel. Ser tan pálido facilitaba la tarea de reconocerlas.

— Mmm...el lupus no ha avanzado desde la última vez...y las manchas permanecen estables — las palpó con cuidado—. ¿Te duele?

— No —me miró con recelo—. Puede —alzó sus cejas, sabiendo que mentía—. ¿Un poco...? — suspiré —. Sí.

— Len —me regañó—, ya dijimos que has de ser totalmente sincero en los análisis. Si te duele, lo dices. Eso podría ayudarnos a descubrir algo nuevo.

— Ya, ya...

— Eso no ha sonado muy con... Oye —se alarmó—, la mancha de la cintura se ha extendido. —lo miró de forma analítica— y...esto parece ser un moratón...¿te has dado algún golpe?

— Sí, —golpes por parte de tres imbéciles— me caí de la cama y me golpeé con la cómoda —mentí, sonriendo y rascándome la nuca, esperando que se lo creyera.

— Len —volvió a pronunciar en aquel tono de reprimenda—, sabes que tienes que ser muy cuidadoso, aún eres joven y lo último que quiero es verte internado en un hospital por culpa de cualquier tontería —frunció levemente el ceño—. Recuerda: nada de esforzarse en exceso, nada de drogas, alcohol, fármacos desconocidos, recuerda ponerte la crema y nada de...

— Exposición excesiva al Sol —la interrumpí, volviendo a vestirme—. Tendré cuidado, prometido —Huisei se peinó el pelo hacía en un gesto cansado, mirándome con recelo, queriendo creer en mis palabras.

Fue de nuevo hasta su mesa y me entregó una hoja.

— ¿Más medicamentos? —pregunté.

— Más medicamentos.

Hazme sentir viva | RinxLen [EN PROCESO DE EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora