Capítulo 27

649 89 95
                                    

Dime... realmente, ¿que necesidad había de volver a complicar las cosas?

~~~

Como en todas mis mañanas, me encontré a Sai en la cocina, preparando de nuevo el desayuno. La verdad es que más que la mujer de un exitoso empresario, parecía una criada.

Eso sí, aunque odiaba su presencia, no se podía negar que esa mujer tenía un extraño talento para realizar cualquier tipo de comida. Yo, por otro lado, me contentaba con el simple hecho de no quemar mis tostadas.

Mientras que con tranquilidad comenzaba a degustar uno de sus caseros croissants, ella se sentó en la silla de enfrente con extraña inquietud. Preferí ignorarlo y seguir concentrándome en acabar de comer para poder huir de aquella incómoda y silenciosa situación.

Pero entonces, pasó. A Sai le dio una punzada de interés por mi vida.

— ¿Qué tal has dormido? — Me preguntó con una sonrisa.

— Genial. — contesté dirigiendo mi vista hacia la ventana, evitando cualquier contacto visual con ella.

Era por este tipo de situaciones sin sentido por el que solía desayunar en mi cuarto.

— ¿Y…tu cita? ¿Estuvo bien?

¿Qué?

Y de repente, mi mente se bloqueó. Blanco, totalmente en blanco; así me había quedado.

Me tragué el trozo de croissant que anteriormente había mordido y dirigí mi mirada hacia Sai de forma recelosa, con mi ceño levemente fruncido.

— ¿Cita?

— Sí, ¿no tuviste una cita ayer? Llegaste más tarde de lo normal a casa.

— Sí, bueno, ¡pero…

— Y no fue con Yuma, ¿me equivoco?

No pude dejar de observar aquellos ojos, aquella peculiar y mordaz mirada envuelta en inocentes destellos de felicidad, haciéndome recordar a alguien.

¿Acaso esta mujer tiene alguna relación sanguínea con Yuma?

Dejé lo que me quedaba de desayuno sobre la mesa. De repente había perdido el apetito.

— No, no te equivocas. — contesté secamente. — Yuma ya no pinta nada en mi vida.

— Vaya…— Suspiró — eso no le va a gustar mucho a tu padre, ¿no crees, cielo?

¿“Cielo”?

Fruncí aún más el ceño.

— Por si aún no te has dado cuenta, me da igual lo que él opine. No recuerdo que mi padre tuviera en cuenta mi opinión cuando decidió casarse contigo.

— Rin, esto es algo completamente distinto. — Parecía intentar mantener la calma, no salirse de su “guion”.

— ¿Completamente distinto? — Pregunté perpleja. — Me enteré siete puto meses después de que mi padre se había vuelto a casar con la que parecía ser el segundo amor de su vida. Ni siquiera…— mis palabras salían de forma ahogada. — ni siquiera fui invitada a la boda de mi propio padre, ¿Cómo crees que me iba a sentir eso? ¡Oh, espera! No tenéis ni idea porque ni siquiera os molestasteis en preguntármelo.

— Te estás desviando del tema. Para empezar, esa no era nuestra intención. — Se excusó, manteniendo la voz serena, manteniendo una pose neutral. — Tu padre jamás quiso herirte.

— ¿Sabes? Me encantaría oír eso en boca de él.

Una simple llamada, un simple mensaje, una puñetera carta ¡Algo! Lo que fuese me habría bastado. Incluso con un “Hola Rin te he dejado dinero para el almuerzo en la cómoda, por cierto, mañana me caso”. Por el amor de Dios, ¡era su hija! ¿Tanto costaba haberme dicho que había vuelto a encontrar el amor? ¿Tan difícil era?

Hazme sentir viva | RinxLen [EN PROCESO DE EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora