Capítulo 25

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Si dejas a una persona sola y desnuda en medio del Polo Norte, ¿Enserio crees que sobreviviría?

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Ocho de la noche de un sábado. Me encuentro tras una esquina, escondida de un desconocido. Bien, Miku, vamos bien, vamos bien. Sigue así y nunca lograrás tus objetivos en la vida.

Noté como los nervios empezaban a invadir sin consentimiento cada parte de mi cuerpo.

¿Me habrá visto? ¿Debería volver otro día? A lo mejor no era realmente él, ni siquiera sé si...

- ¿Puedo ayudarla señorita? - Mi cuerpo se quedó paralizado en cuanto identifiqué aquella voz. Con movimientos nerviosos, me giré hacía a él para poder observarlo.

De edad desconocida, alto, semblante relajado, pelo azulado y bien peinado, expresión tranquila, vestimenta informal, con las llaves de aquel prostíbulo en la mano. Algo me decía que debía de ser él; tampoco me quedaban muchas opciones.

- ¿Tú...- comencé vacilante - eres Shion Kaito?

- El mismo, - Sonrió. - ¿Quién pregunta?

- Hatsune Miku. - Contesté más calmada, haciendo una leve reverencia con la cabeza.

Respiré hondo, dejando de lado mi inquietud.

- Es muy joven, - comentó, analizándome con la mirada. - ¿Qué le trae por aquí? ¿A caso busca empleo? - Sonrió de lado. - La verdad es que es innegable que de seguro atraería a bastantes clientes...- Empezó a divagar. Por otro lado, yo ya notaba como, a cada palabra que aquel individuo soltaba, mi rostro se iba tiñendo de un color cada vez más rojizo.

- ¡NO! ¡No busco ningún empleo! - O por lo menos no en este lugar. Respondí enseguida, evitando que siguiera diciendo sandeces.

... Rin, no me creo que suelas ir a este tipo de sitios.

- Ahm, - parecía algo desilusionado. - pues lo siento pero no abrimos hasta las nueve y...

- ¡Soy amiga de Rin Kagamine! - Solté con tal de ir al grano y evitar que mis niveles de vergüenza aumentaran aún más. Noté como, ante mis palabras, su expresión no tardó ni un segundo en cambiar. - Y...bueno, necesito hablar contigo.

- ¿Le ha pasado algo a Rin? - Su pregunta hizo que una extraña sensación despertara en mi interior.

Su mirada, la mirada de aquel tipo, esos ojos llenos de preocupación me mandaban un bonito y, a la vez, lastimero mensaje: Rin, en realidad, no estaba sola.

Y, si había alguien que pudiera ayudarme a entenderla, ese era Shion Kaito.

- No, no le ha pasado nada. - Dije con tal de tranquilizarlo. - Es solo que yo...- Desvié la vista. - necesito ayuda.

Realmente pensé que se negaría o buscaría una excusa con tal de librarse, pero en vez de eso, su expresión se relajó, dibujando una amable sonrisa en ella.

- Por supuesto, ¿Qué tal si hablamos dentro?

- ¿Dentro? - Pregunté algo dudosa. - ¿Te refieres a...dentro de...ahí?

- Sí, ahí, en ese local. No hay nadie y estaremos más cómodos. - Su tono escondía cierta socarronería que detecté al instante. Él sabía que me resultaba incómodo. Y es que, ¿Cómo no iba a resultarme incómodo? En mi vida había pisado un prostíbulo y tampoco es que tuviera planeado hacerlo, y menos aún si lo hacía a solas con alguien al cual no conocía. Él empezó a caminar hacía la puerta, indicándome que le siguiera.

Hazme sentir viva | RinxLen [EN PROCESO DE EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora