[Capítulo 35]

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Estaba dormitando, cuando siento que unas manos me jalan de la silla y me sacan de la habitación, en vez de detenernos en la sala como al primera vez, nos dirigimos directamente a la salida donde tres coches nos esperaban.

Al salir al exterior, debí cubrirme la vista ya que llevaba días sin ver la luz del sol.

-Anda, camina. -Me dijo el encargado de custodiarme- No tengo todo el día.

-¿A donde me llevan? No por favor... -Les suplico, pero es inutil- Por favor no, haré lo que pidan, pero dejenme ir. -Puedo sentir como las lágrimas comienzan a rodar por mis mejillas.

Antes de subir al auto, Jelena se acercó a mi y sin decir una palabra, lo miró al grandullón y este me dio vuelta la cara de una cachetada, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera al suelo con la mejilla palpitando del dolor.

-Estúpida, eso te lo mereces por que tú noviecito anda buscándote como loco. No cree hayas huido. -Dice descargando su ira en mí y pegándome una vez más pero esta vez en mi vientre.

-Qui... Quizás si...Quizás si pudiera hablar con él y convencerlo de que lo abandoné tú puedas volver a él. -Digo intentando ganar tiempo para recuperarme.

-No creí ser capaz de decirlo nunca, pero estoy de acuerdo contigo. Rodolf, el móvil, daselo. -Ordena la mujer- Te sugiero que no cometas ninguna estupidez.

Luego de que me tiendan el móvil, marco el número de Estefan. Contestan al tercer tono.

-¿Estefan? -Intento ocultar la desesperación de mi voz.

-¡¿Maite?! Cariño ¿Dónde estás? -En la voz siento la desesperación.

-Estefan necesito decirte algo. -Digo intentando sin éxito contener las lágrimas.

-Dime donde estás, todos estamos desesperados, ¿Estás con tu hermana? Tus padres están muy angustiados- ¿Cómo aún la tienen cautiva igual que a mi? Debía hacer algo pronto.

-Si, ella está conmigo. Lo que voy a decirte no te va a gustar, pero no puedo soportarlo más.

-¿Qué quieres decir? -pregunta confundido.

-Estefan, lo nuestro se terminó, No puedo convivir con el recuerdo de Jelena, ella es la que provocó todo esto. -Hago énfasis en esto último rogando por que entienda la indirecta.

-Por favor no nos hagas esto. Te amo mi amor, no me abandones. -Dice llorando y por dentro puedo sentir como ambos corazones se destrozan, el de él por lo que le acabo de hacer y el mío por haberlo hecho.

Después de que me arrebataran el móvil y cortaran, me subieron al auto y pude ver como a mi hermana la subían al auto de atrás.

Comenzamos a deslizarnos por la ruta y después de una hora más o menos llegamos a una estancia abandonada.

Nos bajaron y luego de ingresar a la casa, la cual estaba igual de sucia que la anterior, nos llevaron a una habitación al fondo de la casa. Cuando entramos pude ver que había una cama. Me dejaron allí y aseguraron la puerta con llave. La única ventana que había allí tenía barrotes.

Me senté en la cama y dejé que las lágrimas y el dolor se exteriorizaran, solo podía rogar por que Estefan hubiera entendido la indirecta que le dije y viniera pronto a rescatarnos, no se cuanto más pueda resistir mi hermana a todo esto, lo poco que pude ver es que ella esta demasiado frágil, ambas hemos perdido demasiado peso.

Cada día que pasaba, perdía más y más las esperanzas, ojalá no hubiese seguido la estúpida idea de no avisar. Ahora lo había arruinado todo, nadie nos encontraría ahora y por lo visto la maldita de Jelena no tenía intenciones de dejarnos libre, al menos no con vida. Por suerte los últimos días no había ido o al menos eso creo por que todo el tiempo me la pasaba pegada a la puerta a ver si escuchaba la desagradable voz.

Ahora me encuentro, acostada en la cama en posición fetal, lamentándome por milésima lo imbécil que fui por no haberle avisado a Estefan desde el primer momento lo que estaba ocurriendo, tal vez él me hubiera ayudado con esto, pero todo se había resumido a miedo. Miedo de perder a mi hermana, miedo de perder a mi mejor amiga. Cada minuto que pasaba me lamentaba haberla puesto en esta situación, si yo no hubiese firmado ese contrato hace un año atrás, no estaríamos en este apriete en este momento.

Mientras estaba metida en mi pena, a lo lejos se podían escuchar unas sirenas acercándose cada vez más.

Al principio pensé que era producto de mi imaginación, pero me lo terminó de confirmar cuando Rodolf, entró al cuarto y me obligó mediante empujones a salir del cuarto.

-Ven, la señorita Kózlov te quiere ver. -Dice él cerca de mi oreja produciendome repulsión.

-Maldita estúpida. -Escucho a Jelena acercándose a mí- ¿Qué le dijiste a Estefan?

-Nada. -Digo desesperada al sentir que Jelena me jala con fuerza del cabello.

-¡¿Qué le dijiste?! -Vuelve a repetir, pero gritando y samareándome.

-Nada. -Repito llorando por el dolor- Tú escuchaste... Tú estabas ahí. -Le digo medio gritando medio llorando.

-Por tú propio bien y el de tu mugrosa hermana más te vale no haber dicho nada, sino me las cobraré con ustedes dos.

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Hola gente bella, les dejo por acá el capítulo de hoy, casi que llegamos al final. ¿Será el fin del sufrimiento de Maite?

Contrato con una mortal.® Parte II✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora