[Capítulo 3]

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Maratón 1/3

Al llegar al que era mi escritorio me atendió una chica.

-¿Si? ¿En qué puedo ayudarla? -preguntó una chica de unos treinta años.

-Soy Maite Green, el señor Alvarado me está esperando. -Sabía que estaba mintiendo, pero mi asunto era mucho más importante.

-A ver déjeme ver... No, no tengo a nadie aquí con ese nombre. -Respondió la mujer.

-Eso es por que le escribí a su celular.

-A ver... -Tomó el teléfono para llamar a su jefe cuando alguien a nuestro lado cararraspeó.

Ambas giramos por la cabeza y lo vimos allí parado, yo podía sentir como mi cuerpo se ponía tenso y mis piernas temblaban, en cambio la nueva secretaria parecía querer comérselo con los ojos.
Al ver esa actitud, me hizo pensar que quizás ellos tuvieron algo, pero no tenía tiempo que perder con suposiciones, además, debía terminar con esto de una vez.

-Avigail, está bien, yo la estaba esperando. Señorita Green, venga, pase por aquí. -Al verlo, pude notar sus enormes ojeras y su semblante triste, se parecía mucho al mio.

Una vez que se hizo a un lado, yo entré en el despacho dejando a una secretaria totalmente estupefacta.

Cerró la puerta trabándola. Ok, quizás no fue buena idea venir.

-Tome asiento, por favor. -Dijo sentándose atrás del escritorio.

Sentí que mi cuerpo hacía todo por inercia, me sentía en tensión y mis manos sudadas y frías.

-Bien, ¿Me dirá a que ha venido? -preguntó cortante.

-Pues... Vine por que recibí tu carta.

-¿Por eso sólo? -preguntó con total descinteres. O sea ¿vengo hasta acá dejando mi orgullo y mi dolor para que le importe nada? ¿Él es quien cometió el error y me trata fríamente? Definitivamente estaba perdiendo mi tiempo.

-Si, en ella dijiste que nos debíamos una charla, pero veo que estas muy ocupado, así que mejor me marcho.

Estaba poniéndome de pie cuando me frenó.

-Maite... Espera. -Dijo poniéndose de pie mientras yo me sentaba de nuevo- Lo... Lo que puse en esa carta, lo que escribí en esa carta es... Es la pura verdad, estoy totalmente arrepentido de como me comporté contigo, no me di cuenta hasta que ya te había perdido.

-Yo...

-No Maite, -me cortó- realmente te debo una disculpa, lastimé a la única persona que realmente se preocupó por mí. Fui un completo imbécil contigo. Si pudiese volver el tiempo atrás creerme que lo haría.

-Sin ese estúpido contrato yo no hubiese conocido a tu verdadero yo. -Contesté apartado la vista de él.

-Ojalá y puedas perdonarme por todo el dolor que te causé, lo que menos quise fue jugar con tus sentimientos. -Al decir esto me tomó de mis manos haciendo que volviese la vista a sus ojos, de los cuales habían caído varias lágrimas- El día que fuiste a nuestra casa y me encontraste con Jelena, realmente no sé que me pasó aquel día, hacía poco que me había dado cuenta que tenía sentimientos hacia ti y eso me hacía sentir frustrado y vulnerable, por que no podía decirte lo que ahora soy capaz de decir, me refiero, a que sabía que me importabas, aún me importas -Ok, ¿Está admitiendo que le importo? ¿Por qué se tardó tanto?- ,pero por miedo a salir lastimado no me di cuenta que lastimándote a ti me lastimaba a mí también, pues lo confirmé cuando te vi en brazos de aquel tipo, me molesté conmigo mismo al ver como te perdí por alguien que supo darte todo lo que yo no. Espero realmente que ustedes dos sean muy felices, pues tú más que nadie se lo merece.

-Pues yo... Yo y Daniel no somos más que amigos. Lo que viste en el bar no fue nada, no paso, ni va a pasar nada entre nosotros.

-¿En serio lo estas diciendo? -Dijo y pude ver como su rostro se iluminaba por la esperanza.

-En serio, solo bailamos aquel día. -Respondí tragando saliba- Ahora es mi turno. -Digo apartando de él mis manos y dejándolas caer en mi regazo.

-No digas nada Mai, solo perdóname y volvamos a ser como antes.

-Estefan, lo... -Tragué saliva armándome de valor y continué- Lo que vine a decirte es... Que tú y yo no podemos volver, al menos no por ahora. Siempre estará la duda de si vuelves a caer en tus aventuras con todas esas mujeres y jamás podremos tener confianza, de mi parte al menos.

-No, Maite, por favor... -Al decir esto, tomó mis manos una vez más, mientras lloraba igual a un niño. -Maite no nos hagas esto, te lo suplico, tú me importas.

-Yo solo... No puedo con esto. -Digo intentando zafarme, por dentro estaba desgarrada, quería decirle que sentía lo mismo que él, pero no me arriesgaría de nuevo a que me lastime.

Una vez que logré sacarme de su agarré, destrabé la puerta y salí a toda prisa, necesitaba llorar y no podría hacerlo hasta llegar al auto.

Una vez que estuve arriba, lo puse en marcha y manejé hasta algún parque. Al llegar allí, di rienda suelta a mi dolor.

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Hola bellas/os, feliz domingo. Bien para empezar, Contrato con un demonio llegó a los 1K, lo cual me hace sumamente feliz, por eso como habrán visto, decidí hacer una mini maratón.
Así que a seguir leyendo.

Contrato con una mortal.® Parte II✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora