Contrato con una mortal.® Parte II✔

[Capítulo 9]

Al final de mi jornada, subí al auto que me había regalado Estefan y me dirigí a casa. Debía prepararme para su cumpleaños.

Mientras conducía le marqué a Selena.

-Hola Mai.

-Hola Sele, ¿Cómo estás?

-Bien ¿Y tú?

-Bien, te llamaba para avisarte que decidí ir al cumpleaños de Estefan.

-Ay, querida, ya era hora de que aflojaras. -Dijo riendo.

-Te veo allá. -Digo mientras estaciono en un semáforo.

-De acuerdo. Yo voy a estar allá a las nueve, voy con alguien.

-¿Alguien? -pregunto instándola a seguir.

-Si, ya te vas a enterar con quien.

-Okay. -Contesto riendo.

Una vez en casa, dejé mis cosas sobre la mesa y me dirigí a mi closet. Comencé a buscar que ponerme. Mientras buscaba entre los posibles vestidos que podía llegar a usar, cuando me topé con una bolsa.Cuando la tomé, era el vestido que Estefan me había regalado. Lo tomé y los puse sobre la cama, busqué los zapatos que mejor combinaran y me entré a bañar.

Cuando salí, me puse mi ropa interior, una remera y un short.
Después de secarme el pelo, comencé a trenzarlo hacia un costado para terminar haciendo un rodete.
Me maquillé sólo un poco, tampoco quería parecer un mapache.

Cuando se hizo la hora, me cambié la ropa por el vestido. Una vez que estuve lista, tomé el sobre que hacía juego, mi móvil, las llaves y me puse en marcha.

Luego de conducir hacia la casa de Estefan, aparqué el auto y entré en el lugar.

Cuando llegué al jardín, localicé a un grupo de personas reunidas.
Al llegar al grupo, saludé a sus padres, los cuales se recibieron con una cálida bienvenida, pero Estefan no estaba allí.

Al poco tiempo llegaron Selena junto a Marcelo. -A ninguno de nosotros se nos pasó por alto ese punto.

Al cabo de un rato, comencé a buscar a Estefan que hasta el momento brillaba por su ausencia.

-Marcela ¿Y Estefan?, no lo veo por ningún lado.

-Debe de estar hablando con Devora. -¿Devora? Ahora entendía por que había dicho en varias oportunidades lo de "en plan de amigos".

Sin poder evitarlo comencé a sentir como me tensaba. Quizás no había sido tan buena idea haber venido. Lo mejor que podía hacer era irme ahora que verlo de la mano con otra mujer.
No puedo creer que le haya creído que no estaba con nadie.

Estaba por irme, cuando una voz me llamó por mi nombre.

-Maite. -Podía sentir como mi corazón se aceleraba.

Me giré para quedar de cara a él intentando contener las lágrimas.

-Estefan, yo... -Intento decir y sin poder evitarlo una lágrima rodó por mi mejilla- Debo irme.

Me giré y comencé a caminar, pero me detuvo.

-Espera, ¿Qué pasa? ¿Por qué te vas?

-No quiero interferir en tus planes con ella. -Digo mirando hacia la mujer que estaba al lado de Marcela.

-¿De qué estás hablando?

-De tu nueva novia.

-Espera, ¿Nueva novia? No entiendo de que estás hablando, explicarme por que no te entiendo.

-De Devora, de eso te estoy hablando. Marcela me dijo que estabas con ella. No puedo creer que me hayas hecho creer que estabas solo, pero no te preocupes yo ya me voy. Espero que sean felices.

-¡Ay no! No Maite, no, entendiste todo mal.

-¿Cómo? -Estaba realmente desorientada.

-Ven te lo explicaré.

Después de apartarnos del grupo, caminamos hasta la fuente, donde antes me gustaba pasar tiempo al aire libre.

-Devora no es mi novia, es mi nueva cuñada.

-¿Tu nueva cuñada?

-Si, mira a aquel grupo.

Cuando me giré, pude ver a Fernando de la mano con la mujer, esta exhibía un abultado vientre. Podía sentir como si un gran peso desaparecía.

-Maite, no te mentí cuando te dije que no estoy con nadie. Te dije que no me rendiría contigo y es lo que planeo hacer. Ahora ven te la presentaré.

Al llegar junto a su hermano, la mujer de nombre Devora nos recibió con una sonrisa cálida.

-Maite, te presento a Devora, ella es la esposa de Fernando.

-Encantada. -Digo sonriendo nerviosa mientras extiendo mi mano.

-Lo mismo digo. -Responde amablemente aceptando el saludo.

-Ellos se casaron hace siete meses y ya están esperando un hijo.

-Felicitaciones a ambos.

-Gracias Maite. -Responde para mi sorpresa un Fernando alegre y para nada parecido al que conocí cuando estaba con Samira.