Era de madrugada, no podía dormir porque una pregunta daba vueltas en mi cabeza:"¿Quien es el tal Sweetheart al cual Oliver le tiene tanto cariño?". Me di media vuelta para ver al fantasma, el cual estaba viendo al techo, y le toqué el hombro para llamar su atención.
—Tengo una duda que no me deja dormir —él asintió, alegando que me prestaba atención— Cuando salimos del café te referiste a alguien como "Sweetheart". ¿A quién? —él tomó la grabadora de la mesa de luz y presionó el botón, con un pequeño brillo en su ojo. Esta vez sonó como una grabación normal ya que se oía la conversación entre dos chicos. Una de Oliver y otra de un chico que, por la gravedad de su voz, no parecía muy mayor.
—"Awww... no seas así... es una grabación de nuestras voces, nada más"
—"Por ser tú, Olive, dejaré que grabes nuestra cita, ¡pero nada más!"
—"Len, Len, ¿algo que decir a los que escucharán esto?"
—"¡¡Púdranse todos!! ¡Si quieren a mi Oliver tendrán que pasar por mi cadáver!"
—"¿Pero y si yo le coqueteo a alguien...?"—"Supongo que tendremos que hacer cosas de mayores para que entiendas que no quiero dejarte ir"
—"¡Todavía somos niños Sweetheart! Pero si algún día, cuando tengamos dieciocho, me ofreces hacer esas cosas es... probable que me deje llevar... po-"
Él detuvo la grabación y me abrazó con una sonrisa casi invisible plasmada en su rostro, se veía muy tierno, su cabeza estaba escondida en mi pecho y su mano ahora acariciaba mi espalda. Una nueva duda invadió mi mente: "¿Por qué me llamó Sweetheart la otra vez?". Abrí mis ojos para ver al del fantasma una vez más y formulé mi pregunta. Esta vez no agarró su grabadora, sólo me abrazó fuertemente, el frío que emanaba de su cuerpo atacó el calor del mío, haciéndome sentir cómo si estuviera en un refrigerador. Su cabeza estaba apoyada en mi pecho, sus labios besando mi corazón, su mano derecha me acariciaba la espalda mientras la izquierda estaba en mi nuca y su pierna se encontraba entre las mías, enroscada en una de ellas. Su extraña posición me incomodaba, no sólo porque parecía un contorcionista sino porque su cuerpo estaba helado y su rodilla rozaba con mi parte íntima, generándome mucha molestia, le pedí amablemente que me soltara pero hizo caso omiso. Aumentó la fuerza de su agarre de modo que su fría rodilla presionaba mi entrepierna.
—O-Oliver... s-suéltame —él negó y me abrazó más fuerte— M-me siento muy... incómodo con tu rodilla entre m-mis piernas —nada— ¡He d-dicho que me sueltes...! —Lo empujé con todas mis fuerzas para que me soltara, él acabó en el borde de la cama y, como era de esperarse, cayó, se levantó furioso del suelo y tomó a Punto, se lo quité de las manos rápidamente para que no lo tuviera al mismo tiempo que le daba la espalda, él se fue enojado atravesando la pared, lo ignoré y me volví a acomodar en la cama fingiendo que no pasó nada pero no podía ignorar a mi escritorio flotando a medio metro del suelo, ni a mi ropa salir del armario para acabar en la alfombra y mucho menos el que terminara con la nariz tocando el techo. La cama comenzó a darse la vuelta lentamente, haciendo que las cosas a los pies cayeran seguidos de mi sábana, mi almohada y por poco yo, de no ser porque le grité disculpas al fantasma, el cual tenía una mirada llena de maldad. Él chasqueó los dedos y casi al instante todo volvió a la normalidad, a excepción de mi corazón el cual me iba a mil del susto, su frío cuerpo volvió a estar a mi izquierda y su mano sostenía la mía, pedía perdón con su mirada al mismo tiempo que acariciaba con su pulgar el dorso de mi mano, se veía inocente y puro comparado con el Oliver que había convertido mi habitación en una casa embrujada, lo que me tranquilizaba un poco, suspiré pesadamente y acepté sus disculpas. No quiero tener a un fantasma enojado de nuevo, sólo traen problemas.
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Ghost Love <<Olikase>> <<Flokase>>
Fiksi PenggemarFukase, un chico de 19 años de encontró a un rubio de alrededor de 17 sentado en un callejón sucio y oscuro, él le regaló su paraguas para que Oliver no se siguiera mojando, lo que dejó aturdido al chico. Lo que Fukase no sabía era que a quien se en...