Después de tanto tiempo, Catalina vuelve a encontrarse con su primer amor, mismo que resultaba imposible debido a la gran diferencia de edad.
Por azares del destino,un día conoce a Noah y sus sentimientos se desorganizan por completo, ya que él la t...
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Capítulo 1| Se me hizo tan fácil quererte.
Dos años atrás.
Me desperté a las 07:25 am como de costumbre, me quedo cinco minutos más en la cama para despertar del todo. Entonces apoyé mis pies sobre la alfombra y con pasos torpes me encamine hacia el baño, tenía que darme un baño y prepararme para ir a mi trabajo.
Me metí a la ducha y decido no tardar tanto como las últimas veces. Minutos después salgo de la ducha y caminé de vuelta a mi habitación, envuelta en una toalla me dirigí hacia mi armario escogiendo algo fresco para esta calurosa mañana.
Escogí ponerme una camiseta corta de rayas, con unos pantalones ajustados con un botón de cintura alta de color negro y botas militares con cordones de color blanco. Mi cabello corto caía hasta las alturas de mis hombros y opte por dejarlo suelto esta vez. Tampoco me esfuerzo en maquillarme, solo un poco de labial en los labios y delineador en los ojos.
Cuando estoy lista ordeno mi mochila y bajo a desayunar con mi padre, lo único que logro prepararme es un bol con cereal y leche, me siento al lado de papá quien leía el periódico.
— Aun no entiendo por qué trabajas en esa cafetería.— Dice, sin apartar la vista del periódico.
Y aquí vamos otra vez.
— Papá, sabes que no me gusta pedirte dinero y la verdad me gusta trabajar ahí.— Le digo.
Nina coloca frente a mí un plato con fresas recién cortadas y me pide que las coma. Le doy las gracias y mi animo a comerlas acompañada de mi bol con cereal y leche.
— Deberías concéntrate en tus estudios, pastelito.— Ruedo los ojos.— Es tu segundo año, debes esforzarte mucho.
No me gusta ese apodo.
— Me está yendo de maravilla en mis clases, así que no te preocupes por eso.— Le digo con orgullo.— Bueno ya me voy.— Me limpio la boca y me levanto.— Te amo.
— Pero no has terminado de...
Le doy un beso en la mejilla y me apresuro a lavarme los dientes, después me coloco mi mochila y me despido desde la entrada del comedor de mi padre y Nina.
Al salir de casa me apoyo contra la puerta y reviso mi celular con la esperanza de que Austin me haya escrito, pero no encuentro nada, solo veo nuestra foto de fondo de pantalla.
Bajo las escaleras de la entrada y abro la reja para salir e irme a mi trabajo de medio tiempo al café que por fortuna queda a una cuadra de la universidad.
Pero no dejo de pensar en Austin.
¿Debería escribirle yo?
¿O será mejor llamarlo?
— ¡Cata!— Exclamó una voz femenina a mi derecha.
Me giro y me encuentro a Lyna andando a toda velocidad en su linda bicicleta con canasto delantero y su casco de flores sobre la cabeza.
