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Capítulo 27| Hay personas que llegan a salvarte

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Capítulo 27| Hay personas que llegan a salvarte.

Catalina Russell.

Desde que nos entramos a la autopista James no ha dicho ni media palabra. Íbamos sumergidos en un silencio para nada incomodo pero en el fondo le agradecí no hablar del tema de lo que paso porque estoy segura que alcanzo a oír algunas cosas que soltó Noah de su boca.

Disimuladamente giré mi rostro para poder mirarlo. Su oscuro pelo estaba peinado hacia atrás, había indicios de barba en su mandíbula y el arete negro que se había puesto hace más de dos meses ya no lo traía puesto. Las venas de sus manos se marcaban con fuerza contra el volante, sus ojos verdes estaban fijos hacia la autopista y unas marcas oscuras se marcaban debajo de sus ojos.

James para mí siempre ha parecido de esos chicos salido de esas publicidades que abundan en la ciudad. Atractivo, alto, atlético y con esa pizca de rebeldía que siempre ha sido caracterizado.

— Podrías dormir un poco.— Habló, sin apartar la mirada de en frente.— Aun nos queda una hora.

— No tengo sueño.— Murmuré.

Volvió a guardar silencio, me abracé a mí misma mirando por la ventana sumergiéndome en mis pensamientos o más bien en los recuerdos de anoche. Aprieto mis dedos fríos contra mi piel y cierro mis ojos intentando no pensar en él.

Pero...era imposible. Porque poco a poco los recuerdos iban llegando.

El olor de su perfume, que durante la noche había logrado impregnarse en mi piel. Su voz sonaba en mi interior repitiéndome lo mucho que él me quería, caricia tras caricia, orgasmo tras orgasmo, beso tras beso.

Su risa, sus manos a sujetando mi rostro besando con dulzura cada parte de este. El sutil aroma a sexo de nuestros cuerpos, hambrientos de uno y el otro, sus manos aferradas a mi espalda deseosa de más. Fue un momento en que fui otra, apasionada, atrevida y adictiva totalmente a los besos de Luke Lowell.

Cuando ya no pude más con los recuerdos me coloque los auriculares y los conecte a mi celular para escuchar música en un volumen prudente si es que James llegaba hablarme.

Hasta que un hubo un momento en que me quede profundamente dormida.

— Catalina.— Oí la voz de James.— Catalina, ya hemos llegado.

— ¿Uhmm?— Suspiré, él me quito uno de los auriculares y abrí mis ojos con pereza.— Lo siento.— Bostecé.

Ya estábamos dentro de la cochera, James apagó el motor. Me quité el cinturón y antes de que pudiera bajarme del auto mi hermano bajó los seguros para que yo no pudiese bajarme así que me acomodo nuevamente en el asiento y giro mi rostro hacia él.

— ¿Vas a contarme que es lo que paso?— Preguntó.

Suspiré.

— James.

Stay With Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora