Después de tanto tiempo, Catalina vuelve a encontrarse con su primer amor, mismo que resultaba imposible debido a la gran diferencia de edad.
Por azares del destino,un día conoce a Noah y sus sentimientos se desorganizan por completo, ya que él la t...
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Capítulo 4| Y todo lo que me dijiste nunca lo cumpliste, mentiroso.
Y ahí estaba yo, parada como una idiota observándolo con una clara expresión de sorpresa pegada en mi cara (sabiendo que él tarde o temprano llegaría) yo no podía salir aun del shock de verlo nuevamente aquí después de tanto tiempo.
¿Por qué ha vuelto?
¿Por aquí?
¿Y dónde demonios esta su esposa?
— ¿Pastelito?— Mi padre bajo al pequeño de su regazo para ponerse de pie.— ¿Estas bien?
Por un momento, me sentí mal y no me quedo de otra que darme media vuelta y huir pasando rápidamente por el lado de Nina que venía con una bandeja con un jarrón de jugo y vasos.
Cogí las llaves de la casa y salgo por la puerta con el corazón apretado en el pecho. Reviso mis bolsillos sintiéndome tranquila al saber que había guardado mi celular ahí junto con algo de dinero.
Me dio un vuelco en el corazón cuando escuche pasos detrás de mí. Apreté los labios con tanta fuerza que llegaron a dolerme, de pronto, oí su voz detrás de mis espaldas que me hizo detener.
— Catalina.— Cierro los ojos por un segundo.— ¿No estas feliz de volver a verme?— Los vuelvo abrir.
Por un momento, pensé en huir y evitarnos esta conversación pero ¿de que serviría? Si lo vería todos los días de todas maneras.
" ¿No estas feliz de volver a verme?"
No, claro que no lo estaba.
Me giro hacia a él con los puños apretados, estaba a unos tres pasos delante de mí que por una fracción de segundos me puso completamente nerviosa. Y esperaba que no se haya dado cuenta de eso, sus ojos fue lo primero que vi al voltearme, él me observo fijamente de pies a cabeza hasta conectar con mi mirada y una pequeña sonrisa se desliza por sus labios a lo que mi corazón salta dentro de mi pecho.
Mierda.
<< Se dura...>>
— ¿Pareciera que estuviera feliz de verte, Kevin?— Mi pregunta lo saca de balance.— Pues no, no estoy parada contenta de que estés aquí. ¿Quién te crees que eres, para llegar a esta casa como si nada hubiese pasado?— Apretó con fuerza su mandíbula y yo continuo, acercándome a él.— Te recuerdo que te largaste sin la decencia de despedirte de las personas quienes te abrieron las puertas de su casa cuando no tenías ningún lugar en donde caerte muerto. Ni una sola llamada nos hiciste, te olvidaste de mí y de mi padre.— Su expresión cambio completamente a una seriedad que nunca había visto en él.— ¿Y crees, de verdad, que yo estoy feliz de verte después de eso?
Admito que, por un momento me arrepentí por haber soltado aquello tan bruscamente porque recuerdo lo difícil que fue para él alejarse de su familia. Pero no pude evitarlo, se lo merecía y no pienso retractarme de lo que dije.
