Capítulo 35.

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-¿Magnus?

Sus ojos seguían hermosos pero aún no tenían ese brillo que perdió cuando murió Dian.

-Sabía que llegabas a la cuidad.

Me ayudó a levantarme.

-Magnus.

No podía decir nada más que eso, me sonroje.

-¿Qué haces aquí?, En el suelo te vas a enfermar- Se quitó su saco y me lo dio.-

-Gracias, pero...

-Sin peros.-

Me sonrió, seguía siendo hermosa su sonrisa.

-Gracias, creó que ya debería irme.

-Te llevaré a casa.

-No...

-Vamos, no es ninguna molestia.

Nos subimos al auto y prendió la calefacción.

-Y ¿Cómo has estado?

Me preguntó, esto es ridículo actuar como si nada hubiera pasado, como si no nos juramos amor eterno, como si nunca hubiéramos hecho el amor, besado, tocado...

-Bien...

-¿A dónde has ido?, Supe que te fuiste a Europa.

-Sí, ya sabes Francia, España, Portugal.

-Eso suena genial.

-Sí, y ¿tu?, ¿Cómo has estado?, te casas.

-Si... Fue algo inesperado, cuando estaba limpio ella apareció y nos llevamos bien, solo sucedió.

-Me alegro que estés bien.

Le dije con la sonrisa más falsa que pude.

-Gracias. - Me respondió confundido.- Pero te conocí y creó que esa sonrisa es muy falsa.

-¿Qué quieres que haga Magnus? En verdad estoy feliz de que saliste de los problemas que tuviste, pero porque cuando yo me fui arreglaste tu vida. ¡Quería ser parte de tu vida como antes!, te envíe esos vergonzosos correos, no me importo perder mi orgullo con tal de estar a tu lado y me rechazaste por Camille. Cuando me decían que no había nada entre ustedes... ella no estuvo cuando te encontré en esos horribles lugares y te tenía que curar las heridas, limpiarte, te hice tus tareas para que no reprobaras...

-¡¡Nadie te pidió que lo hicieras!!

-¡¡Lo hacía porque te amaba!!

-¡Alexander yo ya no era bueno para ti! no te merecía... te hice sufrir tanto.

-Si lo hiciste pero al menos pensé que habría la luz al final del túnel, que acabaríamos juntos y que iba a valer la pena todo ese sufrimiento.

-Alexander...

Habíamos llegado a mi casa.

-Gracias por traerme.

Me bajé del auto.

-¡Espera!

Me detuve sin voltear a verlo.

-Yo también te amaba.

Una lágrima salió y seguí caminando.
Al final de todo el enojo que tenía aún sentía amor.

-¡Alec!, ¡¿Por qué estas todo mojado?!

-Mamá, está lloviendo.

-Oh dios, ¡ve a bañarte antes de que te enfermes!

-Bien mamá.

En el pasillo me encontré a Izzy.

-Hermano, hay una sorpresa en tu cuarto.

-¿Qué?

Abrí la puerta, vi una cabellera rubia, el volteo.

-¡Hola Lightwood!

Me abrazó fuertemente sin importar que lo mojara.

-¡¡Sebas!!

Correspondí su abrazo.

-Me enteré que venias así que me escapé de la empresa de mi padre para verte.

-Debí decirte es...

-No es nada. Ahora estoy aquí contigo. ¡A que salir! me mojaste. Ve a bañarte, te vas a enfermar.

-Si.

-Si ¿a dónde?

-¡A donde sea!

Me metí a bañar.

Magnus Bane porque simplemente no te puedo superar.

Salí con Sebastián al cine después de bañarme como siempre me divertí mucho con él, lo extrañaba mucho pero con esto solo puedo comprobar que jamás lo veré como algo más, no sé si sea porque aún amo a Magnus o porque en verdad no lo puedo ver de otra forma.

Te lo prometí. (MALEC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora