Durante clases puse atención a todo lo que decía el profesor sin embargo todos aquellos temas ya los había tomado, solía estudiar mucho, al saberlo por completo me lo pase todo el tiempo viendo desde la ventana. Timbraron, la clase había acabado y el profesor fue el primero en ir se, cuando cerró el salón, todos empezaron a susurrar, se podía escuchar lo que decían... "no les prestes atención" me repetía, no es que sea la primera vez que me sucede algo así, algunos se retiraban del salón y otros se quedaron.
Mientras miraba la ventana mi mente se encontraba en vacío pero en ocasiones me atacan una serie de recuerdos mayormente son respecto a ella... creo que soy la única psicópata en este mundo que se encuentra feliz de saber que su madre murió, lo sé, es algo estúpido pero lo único que quisiera saber es como sucedió eso, cada momento que intento recordar la cabeza me duele.
– ¡Hola! Es un gusto conocerte –otra tipa más, como siempre la coqueta y amable del salón, es un clásico –. ¿Cómo te llamas?
–Me llamo Cristina, ¿se te ofrece algo? –respondí con un tono tosco, tanto que ella se tomó a la defensiva tratando de intimidarme con sus palabras.
–Mira, chica nueva no trates de darme problemas o sino hare que lamas el piso –claramente me arte de su voz y de su capricho, tome la parte del cuello de su blusa purpura y le dije:
–Rétame –el salón o todas aquellas personas que se encontraban ahí, se quedaron en silencio, ni una palabra mencionaron –. Esto no se quedara así...
Se retiró del salón al igual que todos, a excepción de aquella tipa de al lado; hubo un silencio algo incómodo hasta que ella abrió la boca – ¿quieres una? –me muestra la bolsa de galletas que saco de su mochila, quise rechazarla pero como siempre mi fortuna esta de mi lado.
– ¿eso fue tu estomago? –Pregunta ella bullosamente, antes de rechazarla mi estómago rujió en frente de ella, no me negué y tome una galleta de chocolate –. Gracias.
–Me llamo Maira, es un gusto conocerte Cristina –alza su brazo hacia mí –. Lo mismo digo.
