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Me quede encerrada en el cuarto en casi todo el día, sentía escalofríos, no sé qué me hizo mal pero intente vomitar mas ya que creí que mi malestar provenía de algún alimento, Snowy se quedó conmigo, me quede sentada en una de las paredes, encima de mí se encontraba una ventana que me ayudaba a calmar ese molestar, pensar con el hecho de que me hundo en ese cielo, causa en mí una especie de tranquilidad.

–Bueno, debo hacer las tareas no debo de quedarme aquí –dije mientras agarraba las fuerzas que podía para poder parar me sin embargo de un momento a otro me sentía bien, proseguí con continuar con los trabajos y el día continuaba, cada segundo, minuto, hora, sentía que pasaban lento, sentí eso desde el momento en el que Adrián dormía y no despertaba, el tiempo pasaba tan lento para mí, sin embargo yo continuaba haciendo la tarea más bien ya la había terminado...

– ¿Qué hora es? –miro el reloj y apenas son las 8:00 p.m. –. ¡debería caminar un rato?, dudo que me dejen a esta hora, mejor duermo temprano.

Hablaba en voz alta creyendo que mi propio gato me entendería pero de alguna manera a un por más tonto que suene sentía que realmente me entendía aquel felino esponjoso; guarde mis cosas, y me acosté sin tomar me una ducha, el in no se aproximaba y podía sentirlo, me enrolle en una sábana gigante en la que Snowy se acomodó junto conmigo. Intente dormir aunque no podía, la imagen de Adrián tirado regresaba a mi mente, trate de cambiar esa imagen pero la que me aparecía después era la del junto con Maira, todo lo que intentaba no funcionaba, no podía dormir ni un segundo, no me dejaba, deshice el rollo humano y me pare de la cama, esperaba que un vaso de agua me ayudara o sino una taza de leche caliente. Había salido del cuarto, apenas eran las 8:30 p.m. y no sabía si seguían despiertos o dormidos, supuse que las niñas ya se encontraban durmiendo, al bajar cuidadosamente las escaleras hasta llegar a la cocina, todo estaba a oscuras, desde arriba se podían ver que la cocina era el único lugar con las luces prendidas, baje aunque supe que no era la única despierta, se escuchaba la voz de Evelyn y mi padre hablando, no quise interrumpir pero se podía escuchar claramente sus voces.

–Este viernes es la cita de Cristina con el doctor y creo que no podré ir –decía el –. No te preocupes cariño, yo la llevo después de dejar a las niñas, no tardaremos mucho, ella se encuentra mucho mejor que cuando la encontraron aquel día...

–Todavía no puedo asimilar la idea que ella, su madre, intento hacer tal cosa hacia su hija es algo imperdonable... pero que Cristina haya.

– ¡ES SUFICIENTE! No hablemos más de ese tema, Cristina se encuentra mejor ahora y eso es lo importante, si tan solo hubiese peleado por su custodia en aquel tiempo nunca hubiese pasado eso, todo es mi culpa...

–No es tu culpa, nadie hubiese sabido que aquella hermosa mujer que alguna vez admire... terminara en eso! Bueno! mejor te preparo la comida que hice, estoy orgullosa del guiso que hice, me salió delicioso.

–Yo juzgare eso –dijo mi padre entre una pequeña risa.

SIN PALABRASWhere stories live. Discover now