Habíamos llegado a la habitación, al llegar mi padre se encontraba adentro hablando junto con una enfermera, creo que estaba preguntando por mí, Adrián me dejo en el cuarto y mi padre se sorprendió al verme, tal vez haya sido porque él me estaba ayudando a caminar.
– ¿Qué paso Cristina? –Viene corriendo hacia mí –. ¿Te hiciste daño? ¿Te duele algo?
Después de tanto tiempo había olvidado que mi padre tiene una pequeña fobia hacia los chicos por ellos ataco con una mirada asesina a Adrián, el solo sonreía, sin embargo estaba un poco nervioso, no lo culpo mi padre siempre había sido así hasta que él se fue dejándome sola. Adrián simplemente me dejo y se retiró del cuarto, cuando salió del cuarto mi padre le había dicho "Gracias", el volteo y respondió con un "De nada" y siguió su camino aquel chico
Después de ello mi padre había traído consigo ropa mía, para que la usase.
Al salir del hospital, mi cuerpo estaba casi vendado por completo, mis piernas, las muñecas hasta el cuello y el rostro parecía demacrado, mi padre al ayudarme a subir a la camioneta me pidió que hiciera silencio por un momento, iba a realizar una llamada.
– ¿Hola? Estaré ahí en media hora, si, está conmigo –me pregunte si era ella pero recordé que no tenía ni celular, por lo que lo más probable era la esposa de mi padre –. Ella... no lo logro...
Esas cuatro palabras hicieron que en mi mente cruzasen miles de preguntas, ¿ella?, ¿aquella mujer?, ¿ella está muerta?, ¿Qué diablos sucedió?
El termino con la llamada y había empezado a conducir, cuando llegamos a la carretera por fin empezó a hablar.
–Cristina... tu madre... falleció – su voz era tan débil al decir esas simples palabras, en ese momento al escuchar eso, mientras mi mirada se perdía en la venta, sentí un alivio, no dije nada durante el camino, desde los espejos del auto pude ver que el derramaba algunas lágrimas en silencio pero yo siendo su hija no hice nada, no sentía nada, el enojo se fue al igual que la frustración que había arrastrado por dieciséis años, no debería sentirme así, la mujer que me dio la vida acababa de morir y yo siendo su hija no puedo derramar tan siquiera una lagrima al saberlo.
El auto se detuvo de repente, mi padre se estaciono en frente de una casa color marrón, con grandes ventanas y un hermoso floral en la entrada de la puerta, él abrió la puerta de mi lado, me ayudo a pararme y una mujer salió de la puerta, corrió hacia mí y me ayudo a entrar a aquella casa, mi padre volvió a entrar al coche, para estacionarlo adentro. Cuando entre a la casa puede ver que había una gran diferencia al departamento al que había vivido por tantos años, la casa estaba amueblada, en el departamento solo había un comedor y un sillón que seguía en forma, en cambio en este hogar se sentía con solo entrar algo de calidez...
Me quede parada en la entrada, desde las escaleras había dos pequeñas, una más alta que la otra, las dos parecían tener una diferencia de tres años, las dos sentadas desde las escaleras observándome, de pie a cabeza.
