Los pecados de nadie

Capítulo 8: Nerea

-Bien, ahora, preséntate.

-Teniente Nerea Yera Sáez. Unidad 107.

-Por favor, no tienes por qué utilizar ese tono aquí.

-¿Y qué tono debería utilizar?

-Tú simplemente relájate, aquí no eres un soldado.

-¿Y qué debería decir?

-¿Por qué no me cuentas tu historia?

-No es muy agradable...

-No te preocupes.

-Nací en Granada, España. Es una bonita ciudad... para ser española. Fui criada por mi madre Nácari, mi abuela y mis dos hermanos mayores. Mis padres están divorciados así que cuando cumplí seis años dejé de ver a mi padre, mi madre decía que era peligroso.

-¿Y lo era?

-Creo que ahora yo soy la peligrosa. Viví quince aburridos años mundanos, sin saber lo que era o lo que eran mis amigos.

-¿Tus amigos también eran especiales?

-Brujos del aquelarre Las Estrellas de la Tarde, el aquelarre de mi madre, salvo por Xavier. Él era... él es de Las Sombras de la Noche, lo enviaron a mi instituto para mantenerme vigilada, por si tenía alguna utilidad. Poco después de cumplir los quince me mudé a Japón por temas... personales, por así decirlo. Me entrené ahí y con diecisiete años fui traslada a Brasil. Mi primera misión en Mere. No lo hice mal así que me siguieron llamando hasta pasados unos meses, que me encomendaron a la unidad 107 para que la liderase.

-Muy joven para liderar toda una unidad. ¿Los miembros eran mayores que tú?

-Sí.

-¿Y te respetaron?

-Lo hacen.

-¿Cómo lo lograste?

-Hice que me respetaran.

-Ya veo. ¿Y tus estudios? Te fuiste de casa muy joven.

-Mi padre me obligó a seguir estudiando aún fuera del país, así que me apuntó a un instituto de Kobe. Esto me obligó aprender otro idioma aparte de mi lengua materna, lo cual me ayudó cuando quise introducirme en el mundo laboral.

-Has dicho que dejaste de ver a tu padre con seis años.

-Sí, así es.

-Nerea estas sesiones sirven para abrirte.

-Yo no las he pedido.

-Sabes que no tienes opción, ella lo ha ordenado.

-Lo sé.

-Por eso es mejor que me cuentes toda la historia. Sin saltarte nada.

-No me estoy saltando nada.

-¿De verdad? Porque creo que hubo algo para que te fueras al otro extremo del planeta y siendo tan, tan joven. Un detonante. Has hablado de unos amigos brujos.

-Si...

-¿Pasó algo entre vosotros?

-Sí.

-¿Te incomoda hablar de ello?

-Sí.

-¿Por qué?

-Porque no le he contado esto a nadie.

-¿Por qué?

-Porque la vida no es una especie de película continúa derramada sobre el planeta. La vida es una manera de reducir, de comprimir.