Capítulo 14: Artemisia

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-¿Cómo que no volvemos a Francia?

-Ada, eres de Londres. Naciste y te criaste aquí, tu sitio es este.

-Mi sitio está con vosotros. Con Jaime, Ethan y... tú.

-¿Y qué tiene de malo este lugar? Nosotros queremos quedarnos.

-Porque vosotros no sois los que queréis quedaros en realidad.

-Ada. No.

-¿Y por qué no, Reed? Has evitado el tema desde que llegamos.

-Ada.

-¿Es ella, verdad? Os está manipulando, a ambos. Encantó al Káiser y ahora a vosotros. Es una bruja.

-Los orígenes de los Cruor proceden de las brujas.

-¡Os está utilizando! ¿Acaso no lo ves?

-¡Ya basta, Ada! ¡No conoces su historia!

-¿Y tú sí?

-Jaime conoce la verdad.

-Jaime estuvo con ella mucho antes que con nosotros. Tal vez esté confabulado con ella.

-Eso no es verdad.

-¿Entonces por qué no te contó su historia? ¡Es peligrosa! ¡Artemisia Blackwood es peligrosa!

-No voy a obligar a nadie que me cuente su vida. Es su decisión y yo la sabré cuando ella esté preparada para contármela.

-¡Nunca te la contará! ¡Igual que Jaime! Ellos están juntos en esto.

-Se acabó, Ada. Vete.

-¿No te das cuenta? Yo soy la única que lo ve.

-¡Tú no ves nada!

-Me preocupo por ti, Reed, y siento cuando algo es peligroso.

-Deberías preocuparte más por ti, Ada.

Hubo un largo silencio.

-Te amo.

-...

-Desde el primer momento en que Ethan te trajo a Londres, desde el primer momento en que nuestros ojos se encontraron, desde ese instante te he amado.

-Ada...

-Te amo y por eso me preocupo por ti. Creí que sentarías la cabeza hace unos años y me pedirías matrimonio, pero ya veo cuán grande es el veneno que te ha inyectado ella con sus palabras.

-Ada, yo no puedo corresponderte. Estoy enamorado de Artemisia.

-Lo sé, lo supe aquella noche, en la coronación de Jonathan. Supe que te había perdido para siempre.

-Nadie ha perdido nada. Eres y serás siempre alguien importante en mi vida y lo que ocurre es que estás confusa. No comprendes del todo la situación y por eso culpas a Artemisia y a Jaime.

-Comprendo del todo la situación. Ese amor tonto y primaveral que sientes te está cegando.

-Ada.

-La conoces desde hace solo unas semanas y ya estás cegado. ¡Tú! ¡Qué peleaste en la Revolución! ¡Qué peleaste por la libertad del pueblo!

-Son casos distintos.

-No, no lo son. Ella te oprime y oprimirá a todo aquel que estorbe en su camino.

-Es mi compañera de pecados, Ada Augusta Byron, desde hace setenta y nueve años y lo seguirá siendo hasta el último de mis días. No consentiré que hables más así sobre ella en mi presencia, así que tuya es la decisión. O aplacas tus crueles palabras sobre mi compañera o no volverás a verme porque estarás enterrada bajo tierra, en una tumba sin nombre, comida por los insectos y los gusanos. Tu nombre se extinguirá y nadie te recordará.

Los pecados de nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora