-¿Cómo que no volvemos a Francia?
-Ada, eres de Londres. Naciste y te criaste aquí, tu sitio es este.
-Mi sitio está con vosotros. Con Jaime, Ethan y... tú.
-¿Y qué tiene de malo este lugar? Nosotros queremos quedarnos.
-Porque vosotros no sois los que queréis quedaros en realidad.
-Ada. No.
-¿Y por qué no, Reed? Has evitado el tema desde que llegamos.
-Ada.
-¿Es ella, verdad? Os está manipulando, a ambos. Encantó al Káiser y ahora a vosotros. Es una bruja.
-Los orígenes de los Cruor proceden de las brujas.
-¡Os está utilizando! ¿Acaso no lo ves?
-¡Ya basta, Ada! ¡No conoces su historia!
-¿Y tú sí?
-Jaime conoce la verdad.
-Jaime estuvo con ella mucho antes que con nosotros. Tal vez esté confabulado con ella.
-Eso no es verdad.
-¿Entonces por qué no te contó su historia? ¡Es peligrosa! ¡Artemisia Blackwood es peligrosa!
-No voy a obligar a nadie que me cuente su vida. Es su decisión y yo la sabré cuando ella esté preparada para contármela.
-¡Nunca te la contará! ¡Igual que Jaime! Ellos están juntos en esto.
-Se acabó, Ada. Vete.
-¿No te das cuenta? Yo soy la única que lo ve.
-¡Tú no ves nada!
-Me preocupo por ti, Reed, y siento cuando algo es peligroso.
-Deberías preocuparte más por ti, Ada.
Hubo un largo silencio.
-Te amo.
-...
-Desde el primer momento en que Ethan te trajo a Londres, desde el primer momento en que nuestros ojos se encontraron, desde ese instante te he amado.
-Ada...
-Te amo y por eso me preocupo por ti. Creí que sentarías la cabeza hace unos años y me pedirías matrimonio, pero ya veo cuán grande es el veneno que te ha inyectado ella con sus palabras.
-Ada, yo no puedo corresponderte. Estoy enamorado de Artemisia.
-Lo sé, lo supe aquella noche, en la coronación de Jonathan. Supe que te había perdido para siempre.
-Nadie ha perdido nada. Eres y serás siempre alguien importante en mi vida y lo que ocurre es que estás confusa. No comprendes del todo la situación y por eso culpas a Artemisia y a Jaime.
-Comprendo del todo la situación. Ese amor tonto y primaveral que sientes te está cegando.
-Ada.
-La conoces desde hace solo unas semanas y ya estás cegado. ¡Tú! ¡Qué peleaste en la Revolución! ¡Qué peleaste por la libertad del pueblo!
-Son casos distintos.
-No, no lo son. Ella te oprime y oprimirá a todo aquel que estorbe en su camino.
-Es mi compañera de pecados, Ada Augusta Byron, desde hace setenta y nueve años y lo seguirá siendo hasta el último de mis días. No consentiré que hables más así sobre ella en mi presencia, así que tuya es la decisión. O aplacas tus crueles palabras sobre mi compañera o no volverás a verme porque estarás enterrada bajo tierra, en una tumba sin nombre, comida por los insectos y los gusanos. Tu nombre se extinguirá y nadie te recordará.
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Los pecados de nadie
Fantastik¿Quién es el verdadero pecador? ¿La chica? Ella solo quiere justicia por los seres queridos que perdió. ¿El asesino? Él solo quiere vengar al amor de su vida. ¿La madre? Ella solo quiere seguir con las tradiciones de la familia. ¿La bastarda? Ella n...