Demangel [NaruSasu]

~De la desesperación a un nuevo encuentro~

Su mente estaba en tal estado de incredulidad por lo que estaba pasando, que las palabras comenzaban a juntarse en su garganta, pero ninguna salía de ella. Naruto se mantenía de pie un paso delante de la puerta, mirándolo con ojos enrojecidos y a la vez curiosos, seguramente por la igualdad que habrá contemplado entre él e Itachi. Éste último, solo se mantenía viéndolo con una ceja levantada incapaz de preguntar nada ante la situación tan poco común e incómoda que estaban viviendo.

— ¿Me vas a decir quién es ESTE? — preguntó Naruto elevando la voz y poniendo énfasis en la última palabra. Su mirada oscura se centró por un segundo en la espalda del desconocido fulminándolo. — ¿eh? ¿Quién es? — luego de no conseguir intimidar al sujeto se calmó. El hombre permanecía sentado con calma, dándole la espalda, como si no le importara nada.

— Cálmate Naruto. — dijo suspirando profundamente, para luego encararlo con algo de enfado. — Maldita sea, es mi hermano, ¡por el amor de dios! — Se llevó una de las manos a la frente para darse masajes en el lugar, cerrando los ojos e intentando controlarse. ¿Por qué demonios no podía simplemente permanecer en el cuarto? Siempre interrumpiendo, ¡y esta vez incluso desnudo! — ¡Ve a vestirte Naruto! — Ordenó seriamente. No tenía muy en claro que era lo que debía hacer, para ser sincero, lo que deseaba era salir corriendo y desaparecer por un tiempo, en algún lugar tranquilo, sin tantas emociones y sorpresas.

El rubio quedó un tiempo de pie, sin moverse, pero al comprender que había metido la pata, y hasta el fondo, se dio media vuelta para dirigirse al cuarto no sin antes buscar la mirada negra de Sasuke, no consiguiéndolo. Luego se sintió avergonzado. Se tiró en la cama y se tapó con las sabanas. Miró de reojo el libro antiguo, ese de páginas amarillas en donde estaba impreso su nombre y el de Sasuke. Por alguna razón, sentía que algo no andaba bien. De pronto el libro comenzó a encenderse, un aura de fuego empezó a cubrir la portada y toda la integridad del libro. Llamas que no quemaban lo que a su alrededor había. Naruto se acercó y estiró la mano para tomarlo, pero instintivamente la aparo con velocidad, el libro estaba verdaderamente caliente, ¡lo había quemado! ¡¿Cómo era eso posible?! Eso no debería pasar.

Las llamas comenzaron a formar un símbolo sobre la portada del vademécum. Naruto inmediatamente se tomó del estómago, ese mismo símbolo que se formaba por medio del aura fogosa, también comenzaba a marcar su cuerpo, allí donde él se agarraba, sintiendo un fuerte dolor. Como si lo estuvieran marcando con un metal a fuego ardiente. Reprimió un grito desgarrador.

— Hermano... — Sasuke no sabía cómo empezar, no encontraba forma alguna para empezar a hablar.

— Sera mejor me que vaya. — Dijo ante todo pronóstico Itachi, aliviando de alguna manera los hombros del menor. — Cuando estés listo puedes hablar conmigo. —Ante aquellas palabras, estiró uno de sus brazos y lo apoyó en la cabeza del azabache. Luego solo le sonrió amablemente.

Sasuke se dirigió a la puerta para abrirle a su hermano, cuando el teléfono del menor comenzó a sonar. Este lo ignoró. Luego de unos minutos, el aparato desistió. Volviendo a sonar con un tono distinto.

— ¿No atenderás? — Sasuke solo negó con la cabeza. Cuando Itachi se dispuso a salir, fue el turno de su celular, que comenzó a sonar insistentemente. A diferencia de su hermano, este si atendió el llamado.

— ¿Diga? - Sasuke miraba hacia todos lados, impaciente. Pero vio como el rostro de su hermano mayor tomaba un semblante serio - ¿Qué quieres decir? habla más despacio que sino no entiendo. ¿Qué sucedió con padre y madre? — El menor comenzó a preocuparse y la ansiedad comenzó a escarbar en su interior. Itachi solo colgó el aparato, sin decir ni una palabra más. Luego de mirar por unos segundos al suelo, enfocó su mirada en la negra de Sasuke — Nuestros padres están en el hospital gravemente heridos. Aparentemente, tuvieron un accidente automovilístico. — Mientras decía esto, comenzaba a colocarse la ropa de invierno, listo para salir directo al hospital.