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Un año después.

Tengo la vista puesta en el techo de mi habitación, mis ojos sin cansancio aun y con la falta de sueño a la que ya estoy acostumbrado. La alarma comienza a sonar y como siempre la dejo seguir su curso, para la tercera vez que suena, me pongo de pie para dirigirme a la ducha y tomo mi tiempo en esta, el agua relaja mis músculos, cierro mis ojos para borrar los pensamientos que se acumulan en mi cabeza y solo disfrutar del agua recorriendo mi piel.

Bajo a la cocina con mi ya habitual lentitud, no tengo prisa, antes de llegar, alcanzo a escuchar la conversación que Malia y papa están teniendo, sobre mí, claro.

—Crees que estará bien? —dice papa quien lleva viéndome como si pudiera romperme desde aquel día.

—Si—dice Malia sin sonar segura— eso espero

—Ya ha pasado tiempo...

—Pero Heat- —antes de que Malia termine de mencionarla me adentro a la habitación logrando que noten mi presencia y guarden silencio.

Ambos permanecen en silencio sin mirarme, yo continúo mi camino hacia la alacena para tomar un plato y el cereal como si no hubiese escuchado nada. Permanezco de pie recargado en el sink mirando mi cereal, no los veo pero puedo sentir sus miradas sobre mí.

—Estás listo para tu primer día? —dice con nervio en su voz

—Mhhm

Hoy es el primer día de universidad y realmente no estoy emocionado, me sigo preguntando porque termine entrando después de todo.

—Yo si estoy muy emocionada —Malia habla con tan entusiasmó que me irrita—nuevas caras, nuevos amigos...

Dejo de escucharla. Nuevas caras, nuevos amigos, pero no ella. Dejo el cereal sin terminar sobre el sink, tomo mi mochila y me encamino hacia la puerta.

—Me voy, si quieres que te lleve... —digo mirando a Malia.

Ella me mira con ojos abiertos pero al instante se pone de pie y yo salgo hacia el auto. Permanezco con la vista en el volante cuando Malia viene a prisa y sube al auto, pone su cinturón y lo tomo como una señal. Enciendo el auto y arranco en dirección a la universidad.

El camino va en completo silencio, puedo sentir la tensión en Malia, sé que se muere por hablar conmigo pero no tiene el valor, como todos, no saben que decir, y yo lo prefiero así. Sinceramente me duele que nuestra relación ya no sea la misma, hemos compartido toda nuestra vida juntos, he cuidado de ella desde siempre y mucho más desde que mama murió, no había día donde no habláramos, donde pasara su rato antes de dormir en mi habitación para hablar de lo que sea le haya pasado en su día, pero ahora rara vez hablamos y es mi culpa, pero prefiero la soledad a las miradas de compasión, a que me vean como el triste chico que perdió a su novia en un accidente de auto. Prefiero alejarme de todos a recibir lastima de la gente.

Cuando estaciono en el primer lugar libre y el motor se apaga, Malia me mira por unos momentos y cuando toma el valor, habla.

—Nos vemos a la salida? —pregunta con temor.

—Si

Asiente al mismo tiempo que aprieta sus labios en una línea, toma su mochila y abre la puerta del auto.

—Que tengas un buen primer día —dice y me da una leve sonrisa.

Antes de que pueda contestarle ella baja del auto y la veo caminar con la mirada baja y no puedo evitar sentirme culpable por ello.

Siento que las clases se van demasiado lentas, presentaciones, bienvenidas y las mismas tonterías por clase, quizá debí quedarme en casa. Scott me ha mandado un mensaje para que nos veamos. Scott mi mejor amigo de toda la vida, la única persona que no me pide hablar de lo que paso, quien no me mira con lastima y con quien puedo fingir que todo está bien.

Love again.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora