Capítulo 10

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–¿Y al final dónde estuviste ayer? –pregunta al otro lado del teléfono.

–Salí por ahí con unos amigos de la infancia... ya sabes, para ponernos al día –miento. No sé por qué hago esto, de verdad. Me parece raro comportarme así con él, pero lo de Dani tampoco es nada importante.

Son las 10:35. A las 12:30 empieza la firma en Barcelona y allí veré a Luis.

Le cuelgo rápidamente para terminar de arreglarme y salir cuanto antes al Corte Inglés.

En el coche veo a muchísimas personas haciendo cola y aún quedan 2 horas para que la firma empiece. Sonrío al ver tanta gente que me admira o que le gusta lo que hago.

Al llegar a la sala privada del Corte Inglés, veo a Luis. De pie, algo serio.

No me esperaba para nada que estuviese aquí.

Lleva unas botas negras, un vaquero negro y un jersey gris claro.

Me acerco a saludarle con un beso muy corto y un abrazo. Él sigue serio, solo ante mi contacto sonríe un poco.

–¿Qué te pasa? –pregunto, colocándome el flequillo nerviosa.

–No es lugar ni momento para hablar de eso, ya hablaremos –suelta bastante seco, ni siquera me mira.

Mi cara se convierte en un poema y me alejo lo más rápido que puedo de él.
No sé porqué se comporta así conmigo, pero ahora mismo solo necesito irme de aquí.

...

Eran las 17:16 cuando termino de firmar a todo el mundo y salgo de allí. Supongo que estará Luis esperándome para explicarme qué le pasa y llevarme a casa.

Llego a la sala y solo está él ahí, ni siquiera están mis padres. Sigue igual de serio que esta mañana (o aún más si es que se puede).

–Aitana, sé que me has mentido. Sólo quiero saber por qué –pregunta, entrando al fondo de mis ojos con los suyos.

Me quedo en blanco. Ni yo misma sé porqué lo he hecho.

–No hay motivos, no lo sé... –digo, al borde del llanto. Su respuesta es una sonrisa sarcástica.

–No sé tú pero yo no miento por amor al arte, sino para ocultar algo o porque algo he hecho mal. Encima, sabes que odio que me mientan y más si eres tú... yo no me lo esperaba.

Le explico, y re-explico que no hay nada que ocultar pero como es evidente no resulta creíble. También creo que está exagerando.
Discutimos un par de minutos sobre la mentira que le conté. ¿Cómo se habrá enterado?

–No siempre nos tenemos que contar todo Luis.

–¿Perdón? Mira yo me voy, cuando pienses lo que estás diciendo hablamos –responde indignado mientras abandona la sala.

A Luis le molestan mucho las mentiras, y yo lo sé bien. Siempre le engañaron como quisieron y por eso las detesta. Ahora mismo solo siento que le he fallado y encima intento justificarme con que "no tenemos que contarnos todo" cuando siempre lo hacemos.

Salgo detrás de él y le agarro intentando que se quede. Mis ojos no se contienen y las lágrimas salen, recorriendo mi cara.
Él sólo me mira, decepcionado, triste.

¡Joder!

Seguimos unos segundos así hasta que se deshace del agarre y se va. Me quedo detrás y no sé qué hacer ni donde meterme. La he cagado, y mucho.

Llamo a mis padres para ir a casa. Se pasan todo el viaje preguntando si estoy bien, yo sólo asiento.

Cuando llego me encierro en mi habitación y llamo a Amaia. Le cuento todo lo que ha pasado.

–Bua Aitana... es que no sé que decirte, la has liado y no poco precisamente –se sincera.

–Lo sé Amaia, ¿qué hago ahora? ¿Le llamo?

–Deberías dejarle su espacio para que se tranquilice y podáis hablar.

Hago caso a Amaia y cuando colgamos no le llamo, aunque la tentación de hacerlo está ahí. Sólo puedo darle vueltas a que le he decepcionado aunque sea una tontería y seguramente entienda que lo hice para que no se enfadara, pero me gustaría saber cómo se ha enterado de que estuve con Dani ayer por la tarde y no con mis amigos.

Mi madre llama a la puerta y mis pensamientos se alejan. Pasa con un ramo de flores y me dice que hay una tarjeta (la cual no ha leído). Acaban de llegar a casa.

Hola Aitana. Un detalle para ti después de tu amabilidad y confianza. Ojalá nos veamos pronto por Madrid, un besazo.
- Dani J.

No me lo puedo creer.

Son unas flores bastante bonitas y amarillas, uno de mis colores favoritos.
Le dejo un mensaje dándole las gracias aunque ahora mismo preferiría no haber quedado con él.
Lo que me faltaba, unas flores suyas.

Mi teléfono suena. Es Luis.

Me extraño pero descuelgo muy rápido.

–Estoy en tu puerta, ¿me abres?

Voy corriendo a la puerta y allí le veo, parado, con el gesto algo enfadado y muy serio. Le hago una señal para que pase y tras saludar a mis padres entramos a mi cuarto.

Al entrar inspecciona todo con la mirada y aprueba lo que ve. Se sienta justo encima del ramo.

–¿Y esto? –dice, levantándose de la cama. Su cara podría hablar por él.

–Me acaban de llegar... son de un chico que conocí en Madrid –respondo mirando al suelo.

–El de ayer...

Asiento. Informo de que se llama Dani. Ni siquiera le hablé de él estando en Madrid.

Le pregunto cómo se ha enterado, y dice que a parte de que él subió a su instagram una foto, un viejo amigo de Luis nos vió paseando. Asiento intentando entender lo que me dice y me vuelvo a explicar.

–Luis lo hice para que no hubiera problemas, pero entre Dani y yo no ha pasado ni va a pasar nada. Yo te quiero a ti.

–Problemas no hubiésemos tenido si me lo hubieses dicho Aitana. Si él tiene buenas intenciones me lo contarías, pero no las tiene, ¿no?

Y ahí está mi pregunta. Y la suya. ¿Por qué es tan agradable? ¿Cuáles son sus intenciones conmigo?

–¡Eso son paranoias tuyas! No todos los chicos vienen con las mismas intenciones Cepeda, también hay personas que solo quieren ser simpáticas –respondo algo alterada.

Él sigue encerrado en sus pensamientos.
Sinceramente, no sé cómo acabará esto.

* * *

¡Holaaaaa! Bueno, otro capítulin. Dani trae problemas y más que quedan...

¿Os gusta? Dejadme votos y comentarios. Mil gracias.

Nadie dijo que fuera fácil. Besiños.

Almas gemelas | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora