Me encontraba subiendo las escaleras para llegar al piso de Luis.
Aún no entendía por qué me recogió él y me ofreció venir aquí. Ni tampoco por qué acepté.
Estaba en su piso, en el que tantas noches pasé. Aquellos 25 metros cuadrados me dieron felicidad muchas veces.
Al entrar él me miró con una sonrisa, la cual no le devolví. En mi cabeza solo había confusión, y lo mejor era alejarme de aquel lugar.
–Luis, creo que no debería estar aquí. Necesito pensar, y si estoy contigo... no puedo aclarar nada –dije, él me miro perplejo–. Me voy.
–¿A dónde? Ni siquiera tienes un hotel, la mejor opción es quedarte aquí Aitana, y lo sabes. Acepta que te ayude una sola vez, acepta quedarte conmigo.
–Ya me buscaré la vida, Luis. Gracias por recogerme y ofrecerme que me quede –nos miramos unos segundos. Cogí la maleta y me fui de aquel piso.
Llamé a un taxi, y mientras esperaba estuve mirando instagram y otras redes.
Martina me dejó un mensaje.
¿Te ha gustado la sorpresa?
No, claro que no. O sí.
Ni yo misma sabía si quería estar con él o no. Me dolía su lejanía, me dolía no poder besarle como alguna vez hice. Pero me dolía su presencia y me dolía tenerle cerca. Irónico, lo sé.¿Por qué es tan difícil amar y ser amado?
Cuando pensaba en él, le echaba de menos. Echaba de menos nuestras risas, nuestras charlas hasta la madrugada y nuestros silencios que, en ojos ajenos podían parecer incómodos, pero para nosotros eran muy significativos; y de todo eso ya no quedaba nada. Solo el dolor que acompañaba a una ruptura, el dolor de perder a alguien que amas y el dolor de recordar a esa persona.
Pero, ¿acaso existe alguien capaz de olvidar y enterrar un sentimiento tan real? Ese sentimiento real de amor, lo que él me juró tantas veces sentir. Y de lo que yo estaba segura que seguíamos sintiendo.
Tenía su nombre grabado a fuego en lo más profundo de mí. Y eso dolía.
...
Ya eran las 18:00 y me encontraba con Martina en las oficinas de Universal. Tenía una reunión muy importante.
Tras pasar a la sala, me encontré con 5 hombres de unos 50 y pico de años. La mayoría eran altos y aparentaban tener una mísera vida.
Me senté junto a Martina y comenzaron a hablar. Comentaban sobre canciones, discos, viajes, entrevistas...
Decidí desaparecer en aquella conversación y ponerme a pensar en todo. Lo de esta mañana había sido un poco raro: me surgía un viaje a Madrid en el que Luis me recogía y me llevaba a su piso y ahora estaba sentada frente a ejecutores y productores importantes de Universal.
–¿Qué te parece, Aitana? –dijo Martina. Anda, que mi opinión cuenta.
–Eh... sí sí, está bien –fingí haberme enterado de la conversación. Ella me fulminó con la mirada.
–Un viaje a Los Ángeles, en un mes –sentenció. ¿¡Cómo!? ¡Me iba a ir a Los Ángeles!
No me había enterado de nada, pero Martina me explicó al salir de la reunión que allí iba a poder componer, grabar maquetas y tener ayuda de productores y compositores americanos. Estaría unas 3 semanas o como mucho un mes, e iría con algún familiar o amigo que yo quisiera.
Era una oportunidad muy importante en mi carrera y no podía rechazarla. Iba a hacer mi primer disco en Los Ángeles, ¡era increíble!
Pensé en decirle a Cepeda que me acompañara, pero creo que aún no era un buen momento.
–Bueno, mañana a las 10:30 nos veremos para firmar papeleo y tomar un café, ¿te parece? –preguntó Martina. Yo asentí y me despedí de ella. ¿Y a dónde coño voy ahora?
Si llamaba a Luis iba a ser patética y encima quedaría fatal.
Pero era demasiado tarde cuando marqué su teléfono.
–Dime Aitana –contestó al instante.
–M... me ¿recoges? –la voz me titubeaba.
–Claro –noté como sonreía–, ¿dónde estás?
Le dije donde me encontraba y en 10 minutos estaba ahí. Vestía jersey azul, un vaquero negro y una sonrisa impresionante.
Joder, me encantaba.
Al subir al coche le di las gracias y me disculpé por haberle hablado así y haberle tratado mal. Él no le dio importancia y fuimos a su piso.
En aquellos 25 metros cuadrados nos esperaban muy buenos días.
Me instalé como pude con ayuda de Luis y estuvimos el resto de tarde hablando, viendo la televisión... y los dos nos olvidamos de todos los problemas que teníamos.
Era increíble lo que me hacía sentir. Me hacía olvidar todo, sentía felicidad en cada poro de mi piel. Estaba cómoda, todo con él al lado se paraba.
Creábamos un mundo paralelo en el que solo él y yo existíamos. Y eso era precioso.
Le conté que iría a Los Ángeles en un mes a componer y grabar maquetas y se alegró mucho por mí y pudo notar mi ilusión. Me dijo que le encantaría acompañarme pero que sería difícil.
La tarde pasó rápida y llegó la hora de la cena.
Nos pusimos el pijama y pedimos pizza para cenar.
–Luis... gracias por dejar que me quede aquí, no me he portado nada bien.
–Sabes que siempre estaré para lo que necesites pequeña –sonó tan dulce que no pude evitar sonreír. Y a la vez sonó tan sincero.
Sé que nunca se irá. Nunca me dejará sola.
Le abracé como nunca lo había hecho. Con ganas, con amor, con un poco de dolor.
Podría quedarme así toda la vida porque ahí me sentía bien, estaba segura.
Al separarnos quedamos demasiado cerca. Tanto, que escuchaba su corazón latir y su respiración agitada chocaba contra mi cara.
Nos miramos, queriéndonos decir todo y a la vez sin decirnos nada.
Me besó. Le besé. Nos besamos.
Sentí el tacto de su barba en mi cara. Sus labios, algo cortados, queriéndose comer los míos. Su lengua buscaba jugar con la mía, yo acepté.
Tenía tantas ganas de esto. Necesitaba sentir otra vez un beso suyo.
Estuvimos un buen rato besándonos. Comiéndonos. Nos juntamos formando una sola persona y ahí entendí que le necesitaba. Y que renunciaría a lo que sea por estar con él.
* * *
¡Holiiii! Lo siento por no haber subido pero he estado ocupadísima.
Los siguientes capítulos serán más relajados pero la felicidad no durará mucho.
Por cierto, MIL GRACIAS, ya tengo 1K de lecturas. No olvidéis comentar y votar.
(Tengo la sensación de que todo pasa muy rápido pero no sé, decidme si os está gustando)
Nadie dijo que fuera fácil. Besiños.
ESTÁS LEYENDO
Almas gemelas | Aiteda
FanficAitana Ocaña y Luis Cepeda. Dice una antigua leyenda asiática que las almas gemelas son las dos mitades de un alma que se quebró y que se buscan a través del tiempo para volver a unirse para siempre. Otra historia oriental cuenta que las almas geme...