Capítulo 3

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Estaba montada en un taxi junto a Cepeda. No sabía a donde me llevaba. No sabía que era todo esto. Pero sabía que me llevase a donde me llevase, iba a estar bien. Estaba con él.

Luis iba sumergido en sus pensamientos mientras yo le observaba. Su pelo casi siempre despeinado, la barba que hacía poco se había retocado, su nariz puntiaguda, la intensa y oscura mirada que poseía y su maravillosa sonrisa. Podía estar horas mirando cada rasgo suyo, porque siempre que le miraba descubría algo nuevo en él.

Me gustaba imaginar un gran futuro con él. Que bonito sería aprender juntos y saber si algo nos disgusta o nos apasiona, tenerle a mi lado cada mañana para cantarle, reír y llorar... Pero siempre juntos.

–¿En qué piensas? –preguntó mientras veía mi cara de boba.
–En el futuro –hice una pausa. Pero no hablé nada más. Futuro, a tu lado.

Sonrió de lado y me pegó a él. Nos abrazamos en el poco espacio que teníamos y entrelazamos las manos. Me derrití ante la imagen de nuestras manos juntas.

Los minutos pasaron como segundos (como siempre con él) y llegamos a aquel lugar. Era increíble.

...

Era la noche de la gala. Estábamos todos en maquillaje y peluquería y me habían puesto de nuevo aquel vestido rojo con el que canté "Issues".

Ayer pasé un día genial con Luis. Me dio una sorpresa, me llevó a una cabaña muy retirada con unas preciosas vistas. Allí había comida, una guitarra y un piano. Pasamos la mañana y parte de la tarde tocando y cantando, riéndonos y sobre todo felices. Nos hacíamos tan felices.

No hubo nada más allá de un abrazo. Simplemente lo pasamos bien haciendo lo que más nos gusta. Estar juntos.

Y ahora nos tocaba otra vez cantar, volver a dedicarle aquellas palabras tan bonitas, volver a decirle que no podía vivir sin él. Ni él sin mí.

–¡Estás espectacular! –me dijo Amaia gritando. Yo reí y me acerqué a darle un beso. Era tan genial. Me sentía afortunada por tener una amiga como ella, tan natural y sencilla. Siempre me había ayudado, y está al corriente  de todo lo que pasa en mi vida. Me apoya y sobre todo me entiende.

La gala iba pasando entre risas y recuerdos. Y llegó el momento. Nuestra canción.
Estaba nerviosa, no sabía bien que podía pasar. Aunque sabía perfectamente que todo saldría bien si era con él.

Las luces se apagaron, y el marco comenzó a lucir. Y canté. Mejor dicho, le canté. Todas las palabras que dije las sentía de verdad y todo era por Luis.

Llegó su parte, y pude notar sus nervios. Sentía que algo no iba bien. Pero él seguía cantando y yo emocionada porque me dedicara aquellas letras, hasta que lo dijo. Yo te quiero más. ¡Me quería más! ¿Me quería más? Lo había dicho delante de toda España, en directo y en televisión.

Yo solo podía sonreír por lo feliz que estaba, se había atrevido a "declararse". Y no pudo hacerlo mejor.

La canción finalizó y nuestras manos estaban entrelazadas. Fui a abrazarle como si fuese la última vez que lo iba a hacer.

–Te quiero Luis –le dije al oído mientras reía. Me dedicó una mirada que dijo más que muchas palabras... y pasó. Nuestros labios volvieron a chocar en la oscuridad del escenario. Fue un roce, una milésima de segundo, pero fue. Nada nos importó, simplemente nos queríamos y yo hubiese seguido así mucho más tiempo. Queriéndole.

El resto del tiempo transcurrió bastante rápido y se hizo ameno. Yo me moría de ganas por hablar con Luis y decirle todo lo que sentía. Por fin me sentía lo suficientemente valiente para sincerarme con él.
Al terminar, Cepeda se fue bastante acelerado a los camerinos y yo le seguí. Estaba emocionada.

Tranquila, Aitana.

–Aitana primero que todo, perdón. Ni siquiera sabía lo que decía, y no te pregunté si te importaba que lo dijera. Tengo la necesidad de que todo el mundo sepa que estoy enamorado de ti y que te quiero más. Mucho más de lo que ellos y tú crees, de verdad. Y segundo, necesito que me digas lo que sientes porque no puedo seguir así. Sabes que te voy a esperar, el tiempo que haga falta, que voy a hacer lo que sea por ti. Pero dime que al menos tengo alguna posibilidad, por muy mínima que sea... –pronunció. Yo no daba crédito. Venga va, sé valiente.
–Luis, no me importa que dijeras eso. No estoy enfadada, estoy emocionada. Porque me quieres y todo el mundo, y lo más importante, yo, lo sé; también sé que esto es difícil, que puede que no salga bien porque nos llevamos 10 años o por lo que puedan decir, pero a mí eso no me importa. Te quiero muchísimo y quiero estar contigo, tienes todas las posibilidades y oportunidades del mundo –respondí. Por fin le confesé todo. No podía creerlo. Y todo sobraba en ese momento. Nos unimos en un abrazo tan sincero y leal como nuestro amor. Y ahora por fin, empezaré a vivir.

* * *

¡Bueeeenass! Bueno, este capítulo se enrolla mucho más pero ahora empieza lo bueno. La relación de Aitana y Cepeda no será nada fácil. ¿Podrán vencer todos los obstáculos? Espero que os esté gustando, gracias por los comentarios y los votos y si queréis el siguiente solo debéis pedirlo.

Nadie dijo que fuera fácil. Besiños.

Almas gemelas | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora