Capítulo 16

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El teléfono de Ana suena en la habitación y atraviesa mis tímpanos. Me despierto desubicada mientras ella habla. Intuyo que es Jadel, su novio.

Hago un gesto en señal de "hola" y me dirijo al baño. Allí, me lavo la cara para despejarme e intento peinarme un poco.

Al salir veo a Ana perfectamente arreglada y con una sonrisa de oreja a oreja.

–¿A dónde vas? –pregunto sentándome en mi cama.

–Amor, vamos a prepararle una sorpresa a Cepeda el día –medita un poco– 12 de mayo. Antes de que se vaya. Participas, ¿no?

Yo asiento y también me doy cuenta de que evita mi pregunta. Se marcha de la habitación y una vez más, pienso.
Se va a ir y debo aprovechar el tiempo que pase aquí. Pero me resulta difícil hacer como si nada hubiera pasado porque aunque evite pensarlo, me falló.

Unas manos aporrean la puerta mientras me visto, así que abro en sujetador lo más rápido posible.

–Vaya bienvenida ¿no? –dice Luis riendo mientras se adentra a mi cuarto. Yo sonrío flojamente y me coloco la camiseta.

–No es nada que no hayas visto –me siento a ponerme mis zapatillas–. ¿Querías algo?

Él pronuncia "verte" y noto que mis mejillas se sonrojan. Aún no ha aprendido que estas cosas me dan vergüenza. Le sonrío y me atrapa entre sus brazos, yo me dejo ser abrazada.

Termino de arreglarme y bajamos los dos a desayunar. En 1 hora debíamos ir al aeropuerto para volver a nuestras ciudades, así que otra vez estaremos tiempo sin vernos.

Unto el cruasán de mantequilla y Cepeda a mi lado sólo me observa. Giro la cabeza a la derecha para mirarle y nos quedamos unos segundos así. Mirándonos. Descubriendo un nuevo mundo.

Tras darle unos bocados a mi desayuno y terminar, Luis me ayuda con las maletas y nos encaminamos al aeropuerto. Cuando llegamos, hay bastantes fans esperándonos.

Yo me tomo fotos y hablo con algunos hasta que llega la hora de embarcar. Nos despedimos entre abrazos y yo sólo puedo darles las gracias por venir.

Cuando quiero abrir de nuevo los ojos estoy ya en Barcelona, y Luis conmigo.

–¿Dónde te vas a alojar? –pregunto agarrando las maletas.

–En Petit Mirador –responde él seguro de sí mismo.

–¡Pero si eso está al lado de Sant Climent! –le informo. Él sonríe y me explica que por eso va a ir a ese hotel, para estar cerca.

Salimos juntos del aeropuerto y nos abrazamos como despedida. Últimamente me siento mucho mejor cuando estoy con él. Me siento libre, como antes.

En el coche, mis padres y yo charlamos animadamente sobre los últimos conciertos y mi ataque de ansiedad.
A penas lo había recordado en este tiempo.

–¿Sabéis que Luis se va a vivir a Liverpool? –anuncio–. Y desde el beso, no estamos juntos. Pero tengo que aprovechar el tiempo.

Al llegar a casa mis padres opinan que lo mejor es que intente estar bien con él, ya que si no lo hago, cuando se vaya me arrepentiré durante mucho tiempo.

Me tumbo por fin en mi cama y Martina me llama. Llevo tiempo sin hablar con ella. Me informa de los próximos eventos. Mañana, a las 12:30 estaré con Ana en un programa catalán, y pasado en los 40 y en El Hormiguero.
Otro viaje a Madrid.

No tengo tiempo a penas para estar en casa y eso me entristece. Echo de menos tener una tarde libre, aunque cuando Cepeda se vaya todas las invertiré en ir a verle. Estoy segura.

Me pongo cómoda y segundos después suena el timbre. Mi madre abre y permite a Cepeda pasar a mi cuarto.

–Sí, nos hemos visto hace 5 minutos pero quiero estar contigo todo el tiempo posible –pronuncia nada más verme. Yo sonrío segura de mí misma y me lanzo a la cama. Cepeda me sigue con la mirada. Me repara más bien.

–¿Qué miras tanto? La belleza no se pega, Luis.

–¿Y la luz? –pregunta. Yo me quedo confusa hasta que por fin lo entiendo. Él siempre me dice que tengo luz, que brillo por cuenta propia. Yo nunca le creo, pero me resulta bonito que piense que soy un "ser de luz". Muchas veces me ha dicho que cuando canto, todo el mundo sobra. Que creo magia y brillo yo sola y sin ninguna intención de hacerlo.

Me cuesta creer que yo pueda hacer eso, me cuesta valorarme como debería. Luis me ayuda mucho con eso, siempre procura que yo vea lo que valgo. Él me hace sentir segura y me deja ser quien soy sin juicio ninguno.

Los dos nos acostamos en el colchón mirando al techo.

–¿Quieres ver una peli? –pregunto recostándome de lado.

–¿Vemos las galas de OT? –dice pronunciando con fueza la "t". Yo apruebo la idea y busco mi ordenador para poder ponerlas.

Las horas pasan y vemos las galas 0, 1, 2 y parte de la 3. Los recuerdos inundan mi mente, entristeciéndome. Ojalá pudiera volver ahí dentro, donde no sabía lo que la gente opinaba de mí. Donde podía ser yo sin que nada me importara.

Pero todo acaba, como nosotros.

En eso se resume la vida. En hacer actos para que lleguen a un final. Nacemos para después morirnos, ¿no?
No tenemos finalidad ninguna, simplemente pasarlo bien y no perder el tiempo porque sólo tenemos una vez para vivir.
Así que, debemos hacer lo que nos venga en gana. Festejar, tener sexo, probar el alcohol, viajar, hacernos tatuajes, dormir, comer... y sobre todo, disfrutar.

Con Luis todo es vida. Sólo tengo alegrías -mayoritariamente- y disfruto a su lado. Quizá era el amor, pero ahora debo hacer eso: aprovechar el tiempo.

Así que, allá voy.

* * *

¡Buenas nocheeees! Otro capítulo. Nuestro Cepi se va... y nos deja a la niña sola :(.

Pero bueno, queda 1 mes que Aitana deberá aprovechar.

Por cierto, ¡MIL GRACIAS POR LAS FELICITACIONES DE MI CUMPLE! Sois los mejores joé <3.

Nadie dijo que fuera fácil. Besiños.

Almas gemelas | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora