Una carta

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20 de abril.
Cepeda se encontraba bajo de inspiración, quizá que ella se marchara le dejó más vacío que nunca.

Se levantó a por algo de beber para así intentar no pensar mucho en lo duro que es vivir sin ella. Vio un pequeño sobre doblado muchas veces en partes iguales en el cual ponía "para Luis".
Dudó en abrirlo, sabía que era de Aitana.

La intriga acompañada del dolor pudo con él y decidió leer las líneas que la catalana le había dejado antes de marcharse.

13 de marzo 2020
Luis Cepeda Fernández
Hola Luis. No sé muy bien por dónde empezar... quizá pienses que soy una inmadura, una cría y mil adjetivos más pero, necesitaba irme. Te prometo que volveré, cuando me sienta preparada volveré.
Principalmente quiero decirte que te echo de menos, que quiero que volver y que así todo sería mucho más fácil. Pero a veces hay que ser egoísta y yo necesitaba estar en mi hogar. La vida en Liverpool es muy diferente.

Sé que costó irme allí, que hicimos mil cosas para que fuera posible y hemos pasado 2 años llenos de felicidad, ilusión y amor. Pero a veces la tristeza y las ganas de volver invadían mi cuerpo.

No sé cuando leerás esto y no sé si lo leerás pero ya noto tu ausencia, sobretodo aquí dentro. Sabes que una parte de mí está ahí contigo, a kilómetros de mí. Sabes que sin ti todo pesa más, porque tú eras quien me apoyaba cuando era imposible hacerlo, quien confiaba en mí cuando yo no lo hacía, quien decía lo orgulloso que estaba de tenerme al lado... quien me hacía quererme un poco más. Gracias Luis, gracias por hacer todas estas cosas, por quererme tan bien y cuidarme, por haberme esperado y haber aguantado mil críticas y rumores. Gracias por haberme querido con todo lo que conllevaba eso.

Quizá esta carta no nos lleve a ningún lado, quizá no la leas o ni la deje para ti pero a veces me gusta expresarme a través de unas palabras porque esto no podría habértelo dicho en persona.

La sensación que tengo ahora es parecida a la que tuve cuando saliste de la academia. Vacío. Desorientación. Por dentro estoy en ruinas, en esas en las que mil personas se meten y ninguna puede arreglarlo, aunque la decisión de irme fue mía. Me siento perdida y rota, siento que sigues faltando. Hay días que necesito tu abrazo, necesito tus palabras... pero no estoy. Nunca estoy.

Pérdoname por hacerte esto, por favor. Te prometo que voy a volver a estar a tu lado y me da igual en la ciudad que estés, pero entiéndeme.

Luis, te quiero mucho y no quiero perderte. Lo siento.

Llámame cuando estés preparado, cuando sientas que me necesitas. Yo estaré aquí, como un día te prometí.

Las lágrimas invadían el rostro del gallego. Cada palabra que había leído le dolía, sentía pena y sobre todo furia. Luis no piensa llamar a Aitana. A pesar de que se muere por hacerlo.

Ella se fue, le dejó solo. Un día él llegó a casa, a la casa de los dos, y nada de lo que pertenecía a Aitana estaba ahí. Simplemente se marchó sin decir ni una palabra y eso Cepeda, nunca se lo perdonará. O quizás sí, pero él no piensa volver.

Le dio un trago a la fría cerveza. Cada sorbo le dolía más, le quemaba por dentro.
Dos. Tres. Así hasta beber 6 cervezas y acabar dormido en el sillón.

En su profundo sueño, su teléfono sonó. Luis nunca supo quién llamaba porque no contestó.

* * *
¡Holaaaa! Bueno, primero mil gracias por los comentarios en el capítulo final. Muchos me habéis pedido un epílogo y la idea que tenía era esta, ojalá os guste.

Podéis ya encontrar mi nueva historia "Principios", ¡muchas gracias por leerme! Ojalá la nueva historia tenga tan buena acogida como esta.

Siempre intento mejorar.

Nadie dijo que fuera fácil. Besiños.

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