Capítulo 21

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Llego acompañada de Luis a casa de Aurora, una de sus tías. A ella no la conozco.

Nos abren la puerta dos pequeñas muy rubias y con una sonrisa nada fingida en la cara. Se lanzan a Luis gritando primo y a mí me miran expectantes.

–¿Esta es tu novia primo? –pregunta una de las dos, él asiente–. Pues es muy guapa.

Y se lanza a mis brazos igual que ha hecho con él.

Además de los padres de las pequeñas, hay 3 personas más.

–Mira Aitana, este es el hermano de mi marido y su mujer –señala a dos–, y esta es mi hermana.

Saludo a todos y nos sentamos entre algunas risas y conversaciones. Me siento como en casa.

Su familia siempre me ha tratado muy bien, como una más, y eso me encanta. Pero no esperaba menos viendo como es Luis, son igual de buenas personas y amables.

La cena pasa rápida, como los siguientes días en Ourense. He llorado alguna vez pensando en que se va a ir y todo esto se romperá. No quiero que acabe.

Cuando me despierto le veo durmiendo, parece hacer alguna mueca, supongo que está soñando.

Hoy iremos a Barcelona y él se despedirá de mis padres para así volver a Madrid, y ahí tendrá la fiesta sorpresa.

Sólo quedan 2 días para que se marche.

Se despierta de golpe y asustado.

–Eh, ¿qué pasa? –digo girándome.

–He soñado contigo pero ha sido una pesadilla, más bien.

Tras esto, no mediamos más palabras y recogemos la ropa para arreglarnos antes de despedirnos de Luis y Encarna.

En el coche, caigo en un sueño profundo con las melodías de la radio.

–Cariño –Luis acaricia suavemente mi brazo–, estamos a punto de llegar.

–Vale –me desperezo antes de bajarme del coche.

Cuando salgo mis padres nos esperan sonrientes, yo voy algo seria. Va a llegar el día y él se va a marchar.

Mi padre se lanza a abrazarme mientras mi madre charla con Luis, no sé bien de qué.

–¿Venías dormida? –pregunta mi padre. Yo asiento y río.

El tiempo pasa como una estrella fugaz y cuando quiero darme cuenta estoy con Ana preparando la fiesta de Luis.

Lo hacemos en un pequeño local, en el que hemos invitado por supuesto a todos nuestros compañeros de Operación Triunfo y a los amigos más cercanos de Cepeda.

Colgamos globos en forma de flor mientras Miriam y Agoney ordenan los aperitivos en una larga mesa.

–Chicas –nos llama Ago–, esto ya está.

Ana y yo asentimos y la puerta se abre dejando ver a Roi acompañado de los amigos de Luis y de Raoul, Amaia y Alfred.
Todos nos saludamos y seguimos preparando las cosas.

–Le voy a llamar –anuncio. Son casi las 18:00 y había quedado con él a y media. Los pitidos inundan mis oídos y su voz entrecortada me saluda–. Cariño, ¿puedes venir a recogerme?

–Claro, dime.

Le doy la dirección del local y dice que en menos de 20 minutos estará aquí.

Las risas retumban y cada vez me noto más cansada. No quería que este día llegase.

–Me dijo que me fuera con él –les informo a Ana y Amaia. Ellas se sorprenden y yo recuerdo la conversación con mis padres.

–Hija, haz lo que tu corazón te diga. Siempre será lo correcto –mi madre me aconseja sobre la decisión de irme con Luis a Liverpool.

–Debes pensar que allí, no podrás hacer lo mismo que aquí. Pero estarás con él.

Yo sonrío a mis padres mientras ellos me acarician el brazo. Les cuento que me siento entre la espada y la pared, es una decisión difícil. Quiero estar con él, siempre quiero, pero a veces no podemos.

Quizá esta sea una de esas veces.

–Haré lo que el corazón me dicte –sentencio, y la conversación acaba.

Mi teléfono suena y grito para que todos bajen el volumen. Está justo enfrente de la sorpresa, falta decirle que entre.
Le convenzo y él se extraña, pero al abrir la puerta se emociona.

–¡Sorpresa! –gritamos todos al unísono.

Las lágrimas llenan el pequeño recinto, por mi parte, por la suya y por la de muchos más. Corre para abrazar a todos mientras sonríe.

Ahora está feliz y hay que disfrutar del momento.

Cuando me ve, el brillo en sus ojos aumenta y se lanza a por mis labios.

–Eres increíble –dice en mi oído.

–Te quiero –sentencio.

Nos abrazamos y besamos unos segundos más hasta que la música se escucha a todo volumen y todos bailamos a su ritmo.

Realmente todos disfrutamos sin pensar en que esto es una despedida, y no estaremos todos juntos hasta dentro de mucho tiempo.

Pero, aprovechad siempre el tiempo, porque nunca vuelve y la felicidad tampoco. Estos pequeños instantes son los que cada día nos hacen un poco más felices, pero se quedan en recuerdos.

Espero que Luis no sea sólo eso, un recuerdo.

* * *

¡PENÚLTIMO CAPÍTULO! Este es un poco más corto, pero el lunes subiré el ÚLTIMO. Muchas gracias por leerme y no os olvidéis de leer mi nueva novela "Principios", el martes estará el primer capítulo.

¡Gracias!

Nadie dijo que fuera fácil, besiños.

Almas gemelas | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora