Llego acompañada de Luis a casa de Aurora, una de sus tías. A ella no la conozco.
Nos abren la puerta dos pequeñas muy rubias y con una sonrisa nada fingida en la cara. Se lanzan a Luis gritando primo y a mí me miran expectantes.
–¿Esta es tu novia primo? –pregunta una de las dos, él asiente–. Pues es muy guapa.
Y se lanza a mis brazos igual que ha hecho con él.
Además de los padres de las pequeñas, hay 3 personas más.
–Mira Aitana, este es el hermano de mi marido y su mujer –señala a dos–, y esta es mi hermana.
Saludo a todos y nos sentamos entre algunas risas y conversaciones. Me siento como en casa.
Su familia siempre me ha tratado muy bien, como una más, y eso me encanta. Pero no esperaba menos viendo como es Luis, son igual de buenas personas y amables.
La cena pasa rápida, como los siguientes días en Ourense. He llorado alguna vez pensando en que se va a ir y todo esto se romperá. No quiero que acabe.
Cuando me despierto le veo durmiendo, parece hacer alguna mueca, supongo que está soñando.
Hoy iremos a Barcelona y él se despedirá de mis padres para así volver a Madrid, y ahí tendrá la fiesta sorpresa.
Sólo quedan 2 días para que se marche.
Se despierta de golpe y asustado.
–Eh, ¿qué pasa? –digo girándome.
–He soñado contigo pero ha sido una pesadilla, más bien.
Tras esto, no mediamos más palabras y recogemos la ropa para arreglarnos antes de despedirnos de Luis y Encarna.
En el coche, caigo en un sueño profundo con las melodías de la radio.
–Cariño –Luis acaricia suavemente mi brazo–, estamos a punto de llegar.
–Vale –me desperezo antes de bajarme del coche.
Cuando salgo mis padres nos esperan sonrientes, yo voy algo seria. Va a llegar el día y él se va a marchar.
Mi padre se lanza a abrazarme mientras mi madre charla con Luis, no sé bien de qué.
–¿Venías dormida? –pregunta mi padre. Yo asiento y río.
El tiempo pasa como una estrella fugaz y cuando quiero darme cuenta estoy con Ana preparando la fiesta de Luis.
Lo hacemos en un pequeño local, en el que hemos invitado por supuesto a todos nuestros compañeros de Operación Triunfo y a los amigos más cercanos de Cepeda.
Colgamos globos en forma de flor mientras Miriam y Agoney ordenan los aperitivos en una larga mesa.
–Chicas –nos llama Ago–, esto ya está.
Ana y yo asentimos y la puerta se abre dejando ver a Roi acompañado de los amigos de Luis y de Raoul, Amaia y Alfred.
Todos nos saludamos y seguimos preparando las cosas.–Le voy a llamar –anuncio. Son casi las 18:00 y había quedado con él a y media. Los pitidos inundan mis oídos y su voz entrecortada me saluda–. Cariño, ¿puedes venir a recogerme?
–Claro, dime.
Le doy la dirección del local y dice que en menos de 20 minutos estará aquí.
Las risas retumban y cada vez me noto más cansada. No quería que este día llegase.
–Me dijo que me fuera con él –les informo a Ana y Amaia. Ellas se sorprenden y yo recuerdo la conversación con mis padres.
–Hija, haz lo que tu corazón te diga. Siempre será lo correcto –mi madre me aconseja sobre la decisión de irme con Luis a Liverpool.
–Debes pensar que allí, no podrás hacer lo mismo que aquí. Pero estarás con él.
Yo sonrío a mis padres mientras ellos me acarician el brazo. Les cuento que me siento entre la espada y la pared, es una decisión difícil. Quiero estar con él, siempre quiero, pero a veces no podemos.
Quizá esta sea una de esas veces.
–Haré lo que el corazón me dicte –sentencio, y la conversación acaba.
Mi teléfono suena y grito para que todos bajen el volumen. Está justo enfrente de la sorpresa, falta decirle que entre.
Le convenzo y él se extraña, pero al abrir la puerta se emociona.–¡Sorpresa! –gritamos todos al unísono.
Las lágrimas llenan el pequeño recinto, por mi parte, por la suya y por la de muchos más. Corre para abrazar a todos mientras sonríe.
Ahora está feliz y hay que disfrutar del momento.
Cuando me ve, el brillo en sus ojos aumenta y se lanza a por mis labios.
–Eres increíble –dice en mi oído.
–Te quiero –sentencio.
Nos abrazamos y besamos unos segundos más hasta que la música se escucha a todo volumen y todos bailamos a su ritmo.
Realmente todos disfrutamos sin pensar en que esto es una despedida, y no estaremos todos juntos hasta dentro de mucho tiempo.
Pero, aprovechad siempre el tiempo, porque nunca vuelve y la felicidad tampoco. Estos pequeños instantes son los que cada día nos hacen un poco más felices, pero se quedan en recuerdos.
Espero que Luis no sea sólo eso, un recuerdo.
* * *
¡PENÚLTIMO CAPÍTULO! Este es un poco más corto, pero el lunes subiré el ÚLTIMO. Muchas gracias por leerme y no os olvidéis de leer mi nueva novela "Principios", el martes estará el primer capítulo.
¡Gracias!
Nadie dijo que fuera fácil, besiños.
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Almas gemelas | Aiteda
FanfictionAitana Ocaña y Luis Cepeda. Dice una antigua leyenda asiática que las almas gemelas son las dos mitades de un alma que se quebró y que se buscan a través del tiempo para volver a unirse para siempre. Otra historia oriental cuenta que las almas geme...