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Me miro al espejo y suelto un pequeño suspiro, paso la tijera por mi cabello y siento los mechones de cabello caer al suelo. Repito el procedimiento lentamente hasta que mi cabello finalmente se encuentra al borde de mis hombros.

Miro mi reflejo, mi rostro se ve distinto y no sé si es en el buen sentido. Las puntas están un poco disparejas pero en tanto se seque mi cabello quizás no se vea tan mal.

Jesús, ni siquiera empezó mi viaje y ya metí la pata.

Junto el lío de cabellos a mis pies y los tiro a la basura, intentando no pensar mucho en lo que acabo de hacer. No sé por qué lo hice, sólo sentí la necesidad y cuando la necesidad llama no hay nada que pueda callarla.

—¿Estás lista, hija?

—En un segundo, ma.

Despeino el poco cabello que me queda y tomo una chaqueta, un bolso de mano y mi maleta. Finalmente... está sucediendo.

—¿Qué acabas de hacer? –puedo observar la sombra de una sonrisa en los labios de mi padre, mientras observa mi cabello actualmente corto.

Sabe que me arrepentiré y por eso quiere reír.

Ya me estoy arrepintiendo, de hecho.

—No lo sé –me encojo de hombros, realmente no lo sé-. Sólo me gustaba.

Me gustaba como quedaba en las modelos.

—Intenta volver sin perforaciones, cariño –añade mamá, ayudándome con la maleta.

—No prometo nada –bromeo y le doy un gran abrazo.

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Hola, gente bella. ¡Finalmente subí el primer capítulo! Intentaré actualizar cada jueves, intentaré dado que estoy sumamente ocupada con el estudio pero, por fortuna, tengo varios capítulos ya escritos.

Bienvenidos a este nuevo viaje y muchas gracias por acompañarme.


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