Capítulo XXIII

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Hola mis amores!
Espero que estén bien!
Les dejo un cap algo largo (?)
Disfrutenlo XD

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La larga sotana negra se arrastró por los escalones principales de la iglesia. Una sonrisa se estiró en sus labios, se lo notaba más feliz que nunca.

Ninguna anciana fue tratada con tanta cordialidad antes. El moreno irradiaba felicidad, sus ojos cafés brillaban con tanta dulzura, que los monaguillos se contagiaron de la evidente felicidad del más alto.

La misa de aquel domingo transcurrió con soltura y felicidad. El oró por cada uno de los allí presentes y también por aquellos que no estaban.

Desde el portal de la iglesia, Nam notaba la mirada del Obispo Im. El hombre, con los brazos cruzados, le miraba por encima de las gafas. Su postura, ciertamente deteriorada, no  evitaba el simple hecho de la incomodidad que el hombre irradiaba.

Aunque su rostro mostraba a una sonrisa, ésta no llegaba a sus ojos. 

Joon notó una puntada en su pecho, una que persistió hasta que la misa acabó. Una mala espina estaba clavada en su conciencia. Sin embargo, ignoró ese sentir y emprendió camino hacia la casa de los hermanos Kim. 

-¿Padre Kim, puede venir un momento a mi despacho?- la voz del Obispo, resonó a sus espaldas, justo en el momento en el que abandonaba la iglesia.

Nam se giró, sorprendido por el tono de voz serio que utilizaba el anciano. Mas le siguió, el hombre caminaba a paso lento, como si sopesara con detenimiento cada palabra que estaba a punto de soltar. Y es que, ahora, con toda la seguridad del mundo, y aún a sus 25 años, podía expresar su admiración por el Obispo frente a él.

Cuando la puerta se abrió, el moreno notó el alma a sus pies.

-¡Cariño!-  la voz de aquella mujer no hizo más que alertarle, al tiempo que cierta nostalgia le abrazaba tan fuerte, como lo hacía ahora ella.  Sinceramente, estaba más bonita que nunca, pequeñas arrugas adornaban sus ojos marrones, idénticos a los suyos. El cabello negro y lacio se extendía hasta un poco más allá de sus hombros.

-Mamá...- su voz sonó ciertamente ahogada, aferrándose a los brazos de aquella mujer, quien lo trajo al mundo...

Se mantuvieron de esa forma, en un dulce abrazo en el que  se brindaban todo el cariño del mundo, por unos cuantos minutos. Cuando les fue suficiente, se separaron, mirándose pronto a los ojos. Fue solo en ese entonces, cuando Joon se percató de la presencia de alguien más.

Bajó la mirada enseguida, su Padre, le miraba con dureza. Sentía que veía cada centímetro de su alma, cada uno de sus pecados... cada uno de sus secretos.

-Hijo.- El hombre extendió su mano frente a él. No era extraña aquella muestra de afecto fría... 

Namjoon podía recordar bien cada momento de su niñez frente a aquel hombre. Lleno de seriedad, dureza, frialdad y altanería. El moreno, ahora era un adulto, podía presentarse de manera orgullosa frente a su propio Padre, pero, le era imposible.

"My Little Sin" (NamGi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora