Bajo la piel de sus manos, el acolchado mullido era una de las cosas más suaves que había notado contra su piel.
Aun entre sueños, frunció levemente el ceño y notó su respiración calmarse una vez más al no notar movimiento de aquel cuerpito sobre la cama.
Héroe...
Aquel chiquillo lo había llamado así, aun entre susurros. Nam, no podía estar más sorprendido.
El chiquillo le había hablado a él, a nadie más que a él.Y lo mejor de todo, le había llamado Héroe. ¿El era un héroe a los ojos del pequeño?
Sus pecho se llenó de orgullo, notando que, despertaba poco a poco. Los sucesos de las pasadas horas se repetían en su mente una y otra vez.
Cuando sus pesados párpados al fin cedieron y la consciencia volvió a ser nítida, fijó su mirada en el rostro sonriente de aquel niño.
Las encías asomaban sobre los lindos dientes del pequeño.
Las mejillas sonrosadas de Yoongi le hicieron preguntarse, el porqué...¿Cómo aquellos niños mayores que Yoongi, lo golpeaban con tanta rabia y asco?
¿Quién podría enojarse tan siquiera con ese angelito de piel blanca y sonrisas aniñadas?
-Hola. ¿Hace mucho que estás despierto?- preguntó Nam, con la voz ronca y queda.
El pequeño negó y formó un puchero en sus labios.
Silencio...
-¿Ya no me hablarás?- preguntó el mayor, notando como el chiquillo fruncía el ceño, antes de sentarse en su cama. Se lo veía ciertamente confundido. -¿Recuerdas lo que paso?-
Yoongi miro sus manos y se levantó la camiseta rota. Se miró a si mismo y entendió el porqué de tanto dolor y calambre. Su piel blanca, ahora era violácea.
Hizo una mueca con sus labios y, se sonrojó cuando, de la nada, notó el perfume del mayor junto con su calor.Le había hablado.
A él.
A prácticamente un desconocido.El pequeño tembló, y, el puchero que yacía en sus labios desde hace rato ahora se pronunció más. Las lágrimas se aglomeraron en sus ojos y Namjoon, al verlo así, no pudo más que ponerse alerta.
Yoongi se colgó del cuello de Namjoon antes de llorar de manera silenciosa, ocultando su carita en el hueco entre el cuello y el hombro del moreno.
Nam, por acto reflejo, se dejó hacer, notando como sus ropas se mojaban poco a poco. Yoongi era cálido, delgado y tan frágil, que temía a romperlo. Envolvió sus brazos y palmeó sus espalda, acariciándola, tratando de que aquel chiquillo se tranquilizara.
-Ya ya... Ya todo pasó. Nadie volver a hacerte daño.- comentó el mayor, a lo que, el chiquillo se estremeció ante la voz del más alto. Tal fue su gusto, que paró de llorar y se mantuvo allí, respirando el dulce aroma natural de NamJoon.
La noche había llegado, y tan pronto como Yoongi se separó de Nam, dejó un beso en su mejilla y volvió a la cama, tapándose hasta la cabeza. Se volvió una bolita allí, ocultando sus mejillas sonrosadas y su pancita llena de mariposas.
NamJoon se quedó estático en su lugar antes de suspirar y sonreir. Definitivamente, ese chiquillo era adorable.
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Tras desayunar la mañana siguiente, un pequeño de cabellos negros y piel nivea se había levantado con más energías de lo usual. Comió más rápido que los demás niños del orfanato, y, tras pararse en un banco y lavar su plato sucio, su vaso de jugo junto con sus cubiertos en el fregadero. Se amarró sus cordones, tomó una libreta, sus lápices de colores, y salió corriendo. Buscaría algo para dibujar, buscaría un modelo para poder mostrar su gran talento.
Pero, su entusiasmo se vio levemente interrumpido al caer de cara en el suelo, mordiéndose la lengua en el proceso. Se había tropezado con una piedra.
Las maldiciones escaparon de sus belfos mientras que las lágrimas se aglomeraban en sus ojos.
-Mi-mieda- pronunció como pudo, sentía el gusto metálico en sus paladares.
-Esas cosas, no debería decirlas un niño como tu.- Yoongi notó la gruesa voz (bastante conocida), justo frente a él. -Y menos si es la primera vez que te escucho hablar de forma directa, pequeño.-
Primero las mejillas, luego su nariz, sus orejas y, por ultimo, el resto del rostro de Yoongi se tornó rojo, detalle que el más alto adoró con cada fibra de su ser, quería abrazarlo, estrujarlo entre sus brazos.
El pequeño hizo una reverencia antes de continuar su camino hacia el jardín.
Cuando llegó a sentarse bajo la sombra del árbol más grande del patio, unas cuantas preguntas surgieron en su cabecita azabache.
¿Por qué su pecho se sentía tan raro?
¿Por qué su panza se sentía tan rara también?
¿Por qué no podía dejar de pensar en su Hyung?
Mientras todas aquellas preguntas se producían en su cabeza, miró la hoja de la libreta frente a él, como si de un lienzo blanco se tratara.
Sus manos se movieron solas, al momento de dibujar el piano del orfanato. Para él, no había nada más preciado en su vida. Amaba a ese viejo piano de color marrón. Ese que se mostraba orgulloso y alto, mucho más alto que él. Sus pies bailaban cada vez que se sentaba frente a él, y el corazón se le alborotaba tanto como cuando veía a su Hyung, cada vez que deslizaba sus dedos sobre las teclas...
Al cabo de unos minutos en los que Yoongi se dedicaba a pintar y dibujarlo todo, NamJoon sonrió con ternura al verlo allí, moviendo sus pies entretenido.
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Espero que les haya gustado♥
Mila♥
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"My Little Sin" (NamGi)
AcakSin familia... Sin saber su verdadero origen... Sin que nadie lo conozca realmente... Ante los ojos de Dios y su propia moral. ¿Porque el destino es tan cruel? Un niño lo llevará a cometer el más crudo y carnal de sus pecados. Los ojos de la inocen...