"My Little Sin" (NamGi)

Capítulo IX

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La canción de hoy se me hace sumamente especial, al igual que este capítulo...

Simplemente, lean la letra.

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Su piel se volvía gélida al tiempo de que, el vidrio de la ventana del altillo se empañaba, su respiración y la manta tejida en lana eran sus únicas fuentes de calor.

Su pelo, ahora rubio se pegaba al vidrio.

Nunca se había sentido tan... Vacío.

-Amor... Come tu almuerzo y vete a hacer tu tarea. No quiero repetirlo por segunda vez, no quiero castigarte.- comentó ella, y seguido de esto, caminó escaleras abajo con una sonrisa iluminando su rostro.

Sin embargo, por más de que aquella segunda orden llegó, el muchacho de catorce años, abrió la puerta, tomando la bandeja con arroz, pan y un vaso con jugo de naranja, e ingresó a la habitación una vez más, antes de dejar tras la puerta la sexta bandeja de la semana.

El pan del primer día estaba lleno de moho, cosa que no hizo más que revolver su estómago.

Se dirigió al baño, y levantó la tapa del váter, antes tirar todo el arroz que había coleccionado en esos días, tirando la cadena. El pan, dio de lleno en la papelera del baño y, el jugo de naranja, simplemente, terminó en el lavabo.
Se miró a si mismo en el espejo del baño...

Aquel muchacho de ojos marrones y mirada vacía, no hicieron más que reventarle el corazón.
El recuerdo de lo que él fue alguna vez, ahora era solo eso, un distante y ajeno recuerdo.

Se quitó las cuatro camisetas que llevaba para simular su masa corporal, y, sin más, volvió su mirada a su reflejo.

Veía grasa, gordura y su piel llena de cortes. Veía algo que le daba asco.

Se daba asco.

Aquel día, las lágrimas no aparecieron. Oh no, simplemente, se deslizaron por sus mejillas al momento de undir sus dedos en su garganta.

Él jamás seria bonito.
Su madre jamás volvería a sonreirle y abrazarle como cuando él era niño.

No.

Ahora, estaba solo...

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-Calma, calma.- ordenó Namjoon, entregando los almuerzos a todos los niños del orfanato.

Era el día de campo, si, EL día de campo. Ese que todos los chicos en el orfanato esperaban.  Ese día en que tenían actividades al aire libre, mezcladas, con la primera ocasión en la que podrían observar el mar.