Mi piel se paralizó al escuchar esa voz detrás de mí. Aquella sádica y rasposa voz que pensé no escuchar nunca más, me llamó con poca elocuencia y agrado a mis espaldas.
Sentí un escalofrió a la par en que mis ojos se abrían al máximo y mi espalda bailaba por la sensación de ser vigilada a muerte. No podía entender realmente como es que el evento se llevaba a cabo. ¿Cómo se había enterado de mi partida tan rápido? ¿Cuándo había decidido el salir, el mismo, en mi búsqueda? ¿Y Por qué tropezaba con él justo cuando recién me reencontraba con la persona que más amaba en mi vida?
Respiré como con taquicardia, como si una inexistente asma me atacara. ¿Qué sería de mí ahora que Liam Dagon me había hallado? Tragué saliva paralizada, siendo entonces que mi madre, como si aquella voz le hubiera llamado a ella, se giraba lentamente hacia atrás.
Traté de abrazarla para que no lo voltease a ver directamente, pues según mis expectativas, mi madre moriría al ver tan peligroso rostro observarla. Cerré los ojos cuando esta término por darse la vuelta, esperando a que Liam no mencionara el porqué estaba ahí sin un previo permiso.
Me imaginaba que si eso ocurría, mi madre me entregaría, probablemente molesta conmigo por mis acciones y con un rostro de decepción remarcado en sus ojos a la hora de partir hacia mi castigo.
Eso más que nada me pondría a temblar. No quería marcharme viendo aquella mirada plasmada en su rostro.
Parpadeé lentamente, inconsciente de cuantos segundos habían pasado tras la entrada del pelirrojo en mi hogar. Traté de apaciguarme y cuando apliqué mis pensamientos, advertí del minuto que había pasado en silencio ¿Qué estaban haciendo? Mi cuerpo se giró lentamente, como robot intentando flexionarse.
—¿Qué hace usted aquí? —Antes de terminar de girarme, mi madre había hablado por fin.
—Acudo a recoger la basura que voló con el viento.
Terminé dándome la vuelta, por encontrarme con aquella escena. Sin saber cómo, mi madre estaba a unos cuantos pasos de Liam Dagon, haciéndole frente... sin importarle poco que era él, el vampiro que me había comprado dos meses atrás.
—¿A qué se refiere con volar con el viento?
Otro escalofrió me hizo bailar. Mi madre se iba a enterar por mala boca, el por qué había salido de prisión sin previo aviso. Mi rostro se arrugó desesperado. Si llegaba a gritar o interrumpirlo ¿Qué sería de mí? Con todo el dolor en mi cuerpo, bajé la cabeza, dócil y avergonzada de mi misma.
—Tal parece, que madre e hija, tienden a hacer semejantes estupideces.
¿Qué acababa de decir? Levanté la mirada, extenuada por tan extraña acusación. Los ojos de Liam se pusieron casi al instante en mi mirada y, tras un segundo de pelea, bajé la mirada como buena humana que era. Mi madre, por otro lado, parecía realmente enojada.
—Deje de parlotear disparates —Sentenció apresurada—. Ya está aquí, así que haga lo que tenga que hacer.
—Ah claro, eso lo haré en privado. ¿Le rompo las piernas como a usted, Charlotte?
Tuve un espasmo tras aquellas roncas y graves palabas. ¿Me rompería las piernas... como a ella? Parpadeé incontables veces, siendo confundida por mis suposiciones y falta de información. ¿A qué se refería?
—¿Madre? —Hablé casi inconsciente—. ¿A qué se refiere?
Ambas personas voltearon a verme. Mi madre, por un lado, sorprendida de mi atrevimiento y Liam, con un dije de interés y masoquismo marcado en su sonrisa amplia y espeluznante.

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Era vampirica
VampireSe decía que en año 2012 todo se acabaría y así sucedió. Nadie hubiera creído una historia tan loca, pero ahora, es más que un hecho que los vampiros existen. Aquellos que te sodomizan, te compran y hacen de tu cuerpo lo que quieren...