Detente, idiota.

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Y pasó.

Comenzamos a besarnos como si no hubiera un mañana, Caleb se aleja de mí para tomar una bocanada de aire y me vuelve a besar desesperadamente, como si hubiese estado esperando por este momento desde siempre.

Tenía una maestría, definitivamente había sacado una maestría, sus besos eran completamente anormales, ¡¿Dónde diablos había aprendido a besar tan bien?!, ni Martín, que tenía un pasado mujeriego, besaba tan bien como Caleb.

Nos estábamos dejando llevar, sin tomar en cuenta el peso de la situación ni las consecuencias que se provocarían, y pasamos al siguiente nivel, las cosas se estaban saliendo de control y avanzamos al tercero pero no sin antes protegernos, no podía parar, no podíamos parar, no queríamos parar.

Habíamos pasado todos los límites de mejores amigos, y a ninguno de los dos le importaba siquiera un poco, parecíamos hipnotizados el uno por el otro.

Estábamos completamente insertos en la situación cuando de pronto el teléfono de Caleb, que se encontraba en el velador, comienza a sonar, los dos volteamos a ver desconectándonos de inmediato de nuestro trance, para saber quién era, el nombre de Marta se encontraba en la pantalla.

Una culpa gigantesca se apodera de mí, mientras que Caleb tampoco podía ocultar la expresión de culpa que se le había pegado a la cara.

Nos quedamos en silencio sin saber qué hacer, mirándonos y cayendo en cuenta de todo lo que había pasado.

Caleb es el primero en moverse y va en busca de sus ropas, comienzo a hacer lo mismo.

Nos vestimos en silencio, hasta que Caleb habla.

-Yo... disculpa Cata, esto no debió pasar jamás -dice, mirando hacia el suelo. -Creo que... debo irme.

El teléfono de Caleb vuelve a sonar y era Marta de nuevo, Caleb toma el celular y responde mientras sale de mi habitación, despidiéndose desganadamente con la mano.

Me quedo sola de nuevo, pensando en qué diablos acababa de pasar y en lo que me había metido.

Después de un rato se escucha la puerta de entrada abriéndose imaginándome que son mis papás y despierto.

Eran las 12 de la noche, mis papás estaban entrando a la casa mientras anunciaban su llegada y acababa de despertar del sueño más raro de mi vida.

Bueno, no tan raro, pero un muy mal sueño.

Sabía que había soñado eso por lo que había pasado hace unas horas con Caleb, donde al final los dos caímos en cuenta de lo que estábamos pensando y nos alejamos de inmediato e incómodamente.

Luego Caleb recibe una llamada, mira su celular, después me mira a mí, se disculpa y me dice que se tiene que ir, mientras contesta se despide con la mano y se va de mi habitación.

Me quedo sola y por las risas junto con el cansancio me quedo dormida en mi habitación.

Ya era demasiado todo, tenía que encontrar la manera de sacármelo de la cabeza y pronto, así que se me ocurre una idea y en menos de un segundo ya la estaba llevando a cabo, sin pensarla muy bien antes.

Tomo mi celular, me meto a WhatsApp y comienzo a escribirle un mensaje a Martín.

Yo, enredada por mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora